«Yo no he escrito este libro. Lo he robado.»
Una rica coleccionista encarga a un hombre que encuaderne tres manuscritos con una condición: que no los lea. Pero cuando se entera de que ...
Ruud Delagrange llega a París un día de invierno en el que las calles están llenas de nieve gris.
Recién incorporade a Industrias d'Arsonval, la empresa más grande del país, se encuentra ...
Cuando la cazadora Feyre mata a un lobo en el bosque, una criatura bestial irrumpe en su casa para exigir una compensación. Así, es trasladada a una tierra mágica y engañosa de la ...
«Cualquier cosa menos inmortales», habían rezado los cazadores a nuestros dioses, olvidados hacía ya tanto tiempo... y yo había rezado con ellos en secreto. Hacía ocho años que vivíamos en esa aldea, a dos días de viaje de la frontera con los inmortales de Prythian, y en ese tiempo no había habido ningún ataque, aunque los vendedores ambulantes llevaban con ellos historias que describían pueblos fronterizos convertidos en astillas, huesos y cenizas. En los últimos tiempos, esos relatos, antes tan excepcionales que los ancianos de la aldea los descartaban como rumores absurdos, se habían convertido en susurros cotidianos durante los días de mercado.
Mi nombre es Sidaya, hija de Yrea, nacida en Isla Verde. Guerrera de las huestes de Riela, superviviente del horror de Uhda, huérfana de la cascada y protectora del velo.
Solo ...