Brandon Sanderson añade a su universo del Cosmere (compartido por las sagas Nacidos de la Bruma y El Archivo de las Tormentas) una nueva novela independiente que hará las delicias de los aficionados a la cultura popular asiática.
Yumi viene de una tierra de jardines, meditación y espíritus, mientras que Pintor vive en un mundo de oscuridad, tecnología y pesadillas. Cuando de pronto sus vidas se ven extrañamente entrelazadas, ¿podrán dejar de lado sus diferencias y colaborar para descubrir los misterios de su situación y salvar sus respectivas comunidades de un desastre seguro?
Así, desde el comienzo de la lectura de la obra nos encontraremos con un narrador (Holt) que simbolizando de alguna manera un reflejo humilde y modesto del propio autor, va disparando verdades y frases maravillosas que nos transmiten, de su manera rebuscada y al mismo tiempo cercana, la belleza de los dos mundos en los que se asienta la historia.
Y es extraño, porque Yumi y el Pintor de Pesadillas sigue bebiendo del arquetipo de obras de fantasía que tanto ha trabajado el autor: la de un par de adolescentes, uno de los cuales cuenta con un gran talento pero poco dinero (como Vin en Nacidos de la Bruma)que se enamoran de una forma platónica y dulce. Y sin embargo, a pesar de ello, la conexión entre Yumi y Nikaro es tan fuerte y está tan bien construida que es difícil que no se te estremezca el corazón al acercarte al final.