Border top left cut image
Border middle left cut image
Border bottom left cut image
Border middle right cut image
Border bottom left cut image
Logotipo de momoko.es

Buscar en Momoko

Siega, reseña del libro de Nocturna. ¿Qué pasaría si la gente dejase de morir?

Mr. Wednesday 0 Comentarios
Avatar del redactor Mr. Wednesday

Soy Jesús de Diego, aficionado a la lectura, al cine y a los videojueg...


COMPARTE:
Imágen destacada - Siega, reseña del libro de Nocturna. ¿Qué pasaría si la gente dejase de morir?

¿Qué sería de nosotros en un mundo en el que no pudiésemos morir?,¿Qué sería de la humanidad sin lo que nos hace humanos? La muerte, esa cruel señora que se encarga de igualarnos a todos: pobres, ricos, hombres, mujeres, a cualquiera, ha desaparecido en una sociedad 

Eso es lo que nos propone el autor de Siega, Neal Shusterman. El influjo de una sociedad asocial, que ha conseguido solucionar el problema de la mortalidad y ha empezado a descubrir que quizás no todo sea como se esperaba.

Argumento de Siega.

Siega nos sitúa en un mundo donde la muerte ha pasado a un segundo plano. Ya no existen enfermedades, virus, guerras o hambrunas; todo aquello ha quedado atrás. Por culpa de ello, el crecimiento demográfico interrumpido ha provocado la necesidad de que determinados individuos tengan que morir.

Y aquí es dónde nos sitúa Siega con los Segadores: una “asociación” que se encarga de acabar con parte de la población para que el resto pueda vivir cómodamente. Los segadores son los encargados de sembrar la muerte y de elegir a aquellos que entregarán su vida para el bien común.

El libro nos sitúa en la piel de Citra Terranova, una muchacha que siempre ha vivido cómodamente, y en la de Rowan Damisch, un chico que ha sobrevivido relegado al segundo lugar dentro de su familia. Ambos han sido seleccionados como aprendices de segadores y deberán superar las pruebas que su mentor les ponga, sean las que sean, aunque ello les cueste su propia humanidad.

Sobre el escritor: Neal Shusterman

Nacido en Nueva York en 1962, Neal Shusterman es un famoso autor de ciencia ficción. Entre sus obras más destacadas podemos mencionar la trilogía de Desconexión, la trilogía Everlost y El Abismo. Este último le daría el premio Nacional de Literatura Juvenil, premio que le hizo decidirse por escribir su nueva trilogía, El arco de la Guadaña, que empieza con el libro Siega que tenemos entre las manos. Siega ha sido editado en una preciosa edición por Nocturna en 2017 y ha obtenido grandes críticas por parte de otros autores, además de obtener la nota más alta en varias revistas del ámbito de lectura en Estados Unidos. Próximamente la veremos como adaptación en cines.

Análisis del libro Siega.

Siega en principio se nos presenta como un libro juvenil, pero conforme navegamos entre sus páginas nos encontramos con algo más. El libro nos presenta un término un poco complejo, el concepto de Nimbo, una “entidad” superior encargada de ajustar el mundo adecuadamente, repartiendo dinero, riquezas, comidas… El mundo al fin parece haberse ordenado de una manera sensata.

Dentro de esta utopía nos encontramos con otro pilar fundamental de la sociedad: los humanos hemos conseguido controlar a la muerte, derrotarla y echarla a un lado. La gente que por error muere accidentalmente resucita a través de una tecnología que se ha descubierto, y cuando alguien llega a una edad demasiada alta, simplemente reinicia el contador y vuelve a la edad deseada. La única excepción a esto es que no se puede volver a la infancia.

En medio de esta utopía nace un problema mayor ya que es un mundo donde nadie muere, donde la población sigue creciendo exponencialmente y no parece haber ningún tipo de freno. Aquí es donde entran los Segadores, la Guadaña, un grupo de personas que se encarga de eliminar de forma controlada a individuos elegidos aleatoriamente. Están por encima del Nimbo y son la única entidad a la que este no controla.

Parece que el término utopía pierde fuerza y comenzamos a entrar en lo que podríamos denominar como una distopía. Sí, así es, Neal nos presenta un mundo perfecto donde los humanos lo tienen todo bajo su control. Sin embargo, al perder el miedo a morir, también han perdido el sentido de vivir. No llegan a sentirse vivos como tal de manera que su día a día pierde todo tipo de importancia.

Y así es como se convierte en una novela adulta: una reflexión sobre la necesidad de vivir, de valorar lo que tenemos a nuestro alrededor, de pensar que todos, independientemente del dinero que tengamos, el poder que manejemos, el coche que llevemos, el sexo que seamos… somos personas. ¿Si nos despojan de nuestra humanidad qué nos queda?

Como bien muestra el libro, los personajes no consiguen ser felices, pero no por la imposibilidad de alcanzar la felicidad, sino porque al poder existir en la tierra de un modo casi infinito, no hay necesidad de trabajar, de esforzarse, de tener ocio, de amar, de llorar, de reír, etc. Todo eso refleja una sociedad estancada. El control de la muerte los ha convertido en muñecos de paja, controlados por una entidad que vela por ellos e intentando que sean felices.

Para controlar todo eso, el grupo de los Segadores intenta aportar algo de cordura al mundo. Sin embargo, siguen siendo una orden por encima del Orden establecido y, a pesar de que hayan controlado a la muerte siguen pudiendo corromperse. De esta forma, Neal Shusterman nos presenta a una serie de segadores compasivos, que vivieron épocas terribles en las que la gente moría y, por lo tanto, valoran la vida como lo que era, no como lo que ahora es. Pero hay otros que disfrutan haciendo sufrir, ejerciendo su poder y matando indiscriminadamente, escudándose en que ese es su trabajo.

Las normas establecen que los Segadores son intocables: cualquier intento de atentar contra su vida, conlleva la siega de toda la familia del rebelde; además, todo el mundo está obligado a entregar al segador lo que él necesite. De esta manera entra en conflicto la dualidad de la misión sagrada de los Segadores, que al estar por encima de la sociedad, no tienen quién controle cuáles son sus necesidades y cuáles son “caprichos”. La corrupción en este grupo está latente, acechando en cada una de las páginas, peleando por abrirse camino y demostrar que este mundo utópico tal vez no sea tan perfecto como parece. Que a pesar de todas las barreras eliminadas, el egoísmo, el sadismo, la necesidad de ser superior por parte de los humanos está ahí.

Y es ahí donde aparece la duda final de esta parte de la novela ¿Es la muerte la que nos hace humanos o, por el contrario, son nuestras necesidades de sentirnos superiores, nuestros instintos más básicos, lo que nos convierte en lo que llamaron humanos?

A la espera de la respuesta que Shusterman nos dé en las siguientes dos novelas, nos muestra que la humanidad no es solo una de las anteriores características, sino que necesitamos de todas para vivir, necesitamos egoísmo para descubrir que tenemos más que otros y/o pasar a ser altruistas; necesitamos agresividad para aprender a ser pacíficos; impacientes para acabar siendo pacientes y, lo más importante, necesitamos la muerte para aprender a vivir, pues sin vivir no podemos ser nada más ni nada menos que simples humanos. Y podemos aspirar a ser algo más.

Uno de los puntos fuertes de la obra es la evolución de los personajes a través del propio lenguaje. De esta forma se nos va mostrando cómo se van desarrollando hacia alcanzar la madurez y cómo pasan de niños a adultos. Esta transición se refleja en sus acciones y en sus difíciles decisiones. Los personajes principales adquieren un gran desarrollo a lo largo de la obra, sin embargo, la mayoría de los secundarios, son planos y apenas cuentan con una profundidad importante.

En cuanto a la edición y a la relación calidad-precio, es totalmente adecuada. Nos encontramos con un libro de tapas de cartoné y una muy buena calidad en las páginas con un muy buen acabado donde Nocturna ha hecho un gran trabajo.

Nuestra opinión sobre Siega

Parece que va siendo un clásico en mis reseñas después de la reseña que hice de La broma asesina las reflexiones de cómo vivir, cómo ser feliz, cómo convivir con el semejante,etc. Y sobre todo, cómo convivir. Esto es a lo que nos traslada Siega, a un mundo que a pesar de presentarse completamente ordenado es, en el fondo, muy caótico. Al mismo tiempo introduce a una deidad todopoderosa y altruista que nos da lo que necesitamos y nos ayuda a lograr nuestros deseos, si es que verdaderamente lo son.

Nos muestra a unos poderosos entes, que se encargan de mostrarnos que aún somos humanos y, entre otras cosas, a mostrarnos la cara oculta de la sociedad, en la que sigue habiendo una élite, una clase por encima de otra inamovible a pesar de los avances.

Al derrotar a la muerte, nos convertimos en simples peones, eliminamos nuestros instintos que nos convierten en humanos, transformándonos, convirtiéndonos en simples muñecos que pasean por la ciudad, pues a pesar de que suene extraño, el miedo a morir, el temor a que todo pueda acabar, nos hace vivir felices el día a día, a disfrutar de quien tenemos al lado, a reír en los momentos de felicidad, a llorar en los de tristeza, en definitiva, a valorar lo que podemos perder.

Y lo verdaderamente triste es que la sociedad reflejada en el libro no es, ni más ni menos, que la sociedad a la que vamos avanzando poco a poco, lentamente. Controlamos cada vez más la tecnología y en lugar de buscar la igualdad, tanto en cuestión de sexo, como raza o incluso económica, nos sigue interesando poseer más: mejores dispositivos móviles, mejores ordenadores, mayor cantidad de figuras coleccionables, mejores coches, ropa de marca.

"

…Nos hacen desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos, somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos… nuestra guerra es la espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos. El club de la Lucha

A pesar de no controlar la muerte, la ignoramos, la evitamos, solo nos da miedo cuando ésta llama a nuestra puerta, al igual que la llamada de un segador. Pero ¿acaso, día tras día, en el otro lado del mundo no muere gente, personas que no necesitan lujos, solo necesidades básicas, mientras que el resto miramos para otro lado? Y… ¿Acaso no es eso peor que la sociedad que menciona Shusterman?

A pesar de formar parte del desarrollo juvenil de Nocturna ediciones, Siega es un libro complejo, fácil de leer y cargado de conceptos y simbología. Nos da que pensar, nos ofrece una visión del futuro que no está tan lejos de nuestro presente y aporta algo más que una simple novela de aventuras. En definitiva: si os apetece leer algo diferente, algo que os haga pensar, este es probablemente vuestro libro.

0 comentarios en este post

Deja un comentario

Kinishinaide! No publicaremos tu email ni te spamearemos sin tu permiso


Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed