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Reseña de Indomable: Deja de complacer comienza a vivir, el libro que te cambiará la vida

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Reseña de Indomable: Deja de complacer comienza a vivir,  el libro que te cambiará la vida

¿Quién eras antes de que la sociedad te dijera lo que debías ser? ¿Quién eras antes de que empezaras a obsesionarte con que tu cuerpo no era perfecto, que tu voz se alzaba demasiado alto o que el resto del mundo te rechazaría si articulabas tus verdaderos pensamientos? 

¿Qué ha pasado? 

¿Dónde estás? 

Bajo la premisa de «deja de complacer, empieza a vivir» Glennon Doye plantea en esta fascinante obra autobiográfica y testimonial todas las preguntas que tú no te has hecho a ti misma en los últimos años de tu existencia. Su implacable búsqueda de la Verdad se extiende a lo largo de 331 páginas divididas en 3 partes y estructuradas en brevísimos capítulos que incluyen una poderosísima reflexión para todas las mujeres que se encuentren al otro lado del libro.  Así, su portada rosa y morada llena de purpurina y texturas que se entremezclan es una celebración a todo lo que somos cada una de nosotras y que negamos ante el mundo. Es un homenaje a la diversidad y a la libertad. Es una declaración de intenciones que parece gritar: 

Bienvenida al libro que te cambiará la forma de ver la vida a mejor. 

Y demonios, no se equivoca. 

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No nacimos desconfiando de nosotras mismas ni temiéndonos. Eso fue parte de nuestra domesticación. Nos enseñaron a creer que la persona que somos en estado natural es mala y peligrosa. Nos convencieron de que nos temiéramos. De ahí que no honremos nuestros cuerpos, curiosidad, hambre, juicio,experiencia o ambición. En vez de eso encarcelamos a nuestro verdadero yo. Las mujeres que mejor ejecutan ese truco de desaparición reciben la máxima alabanza: es tan abnegada… 
¿Os lo imagináis? El paradigma de la feminidad es renunciar al propio yo por completo. 

De qué trata Indomable. Deja de complacer, empieza a vivir 

La historia de Indomable empieza con una historieta sobre cómo la autora, lleva a su hija a un zoo y ven a un guepardo majestuoso y poderoso enjaulado persiguiendo un peluche de un conejo rosa para el entretenimiento popular, Glennon Doyle tiende un peligroso puente cargado de similitudes hacia la vida de las mujeres modernas. Es en este instante en el que la autora sentará las bases de las primeras reflexiones introspectivas sobre las que luego girará el resto de la obra y que buscan levantar llagas en la propia lectora. 

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Algo no cuadra en mi vida. Me siento inquieta y frustrada. Tengo el pálpito de que todo debería ser más hermoso de lo que es. Imagino sabanas sin verjas que se pierden a lo lejos. Quiero correr, cazar y matar. Quiero dormir bajo un firmamento negro y silencioso tachonado de estrellas. Es todo tan real que puedo paladearlo. 

Indomable arranca así con una anécdota cargada de intenciones que consigue el propósito que se busca: desestabilizarte con el primer golpe y engancharte a la lectura. Después, a través de capítulos cortísimos en los que Glennon Doyle se desnuda y nos explica su propio viaje de superación basado en poderosas anécdotas reales, la autora empieza a mostrarnos su forma de ver el mundo sin necesidad de cargarse del tono moralista, simplista ni esotérico con el que cuentan muchas obras de autoayuda. Este es un libro sobre autosuperación y una forma completamente nueva de ver la vida: una forma de aprender a quererse, a sentirnos en todos nuestros defectos y virtudes y de proteger nuestra isla personal de los ataques del resto de la gente. 

Este libro es una magnífica guía para recuperar el autoestima y la confianza perdidas. 

TODO
Glennon Doyle y su mujer Abby Wambach

La primera de las tres partes que componen el libro titulada “Enjaulada” nos presenta a una Glennon de diez años que crece yendo a terapeutas inútiles, bulímica y perdida que acaba convertida en una alcohólica.Desesperada por encontrar respuestas al daño que se autoinflingió de joven, Glennon realiza un poderoso ejercicio de reflexión que funciona en ambas direcciones ya que sus palabras y preguntas retóricas impactan de forma violenta y poderosa contra la psique de la lectora. 

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Miré de frente a mi fe, a mis amistades, mi trabajo, mi sexualidad, mi vida entera y me planteé: ¿qué parte de todo esto fue idea mía? ¿De verdad quiero alguna de estas cosas o me han condicionado para que las quiera? ¿Cuáles de mis creencias he creado yo y cuáles me han sido programados? ¿Cuánto de lo que soy es inherente y cuánto simplemente heredado? ¿En qué medida mi aspecto, mi manera de hablar y mi conducta no son sino el aspecto, la manera de hablar y la conducta que otros me han inculcado? 

De esta forma Glennon te explica de dónde viene tanta sumisión, tanto sometimiento a la mujer y cómo esto nos afecta desde que somos pequeñas. Partiendo de la misma base de la historia del pecado original en el que Eva condena a toda la humanidad por comer del árbol del conocimiento, Glennon nos habla de un discurso soterrado en el que las niñas van creciendo y condicionando su pensamiento a lo que crea o piense la mayoría. Un discurso que se repite en las revistas de moda, en la forma de educar de los adultos, en la necesidad de que las jóvenes sean siempre agradables y sonrientes, en un constructo heteropatriarcal que está presente hasta en los más pequeños detalles.  

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Cogí uno de los frascos esbeltos y metálicos de las chicas, de color rosa. En lugar de impartirme órdenes de campaña, ese bote, con letra cursiva y sinuosa, me susurraba adjetivos inconexos: seductora, radiante, suave, pura, luminosa, tentadora, agradable al tacto, ligera, cremosa. Allí no había ni un verbo. Nada que hacer, solo una lista de cosas que ser. 

TODO
TODO

Esto que ella denomina el “lenguaje del adoctrinamiento” es un idioma que todas conocemos muy bien y que nos han repetido hasta la saciedad: un paradigma construido alrededor de las mujeres cuyo objetivo es que seamos «buenas» y «amables», envuelto en verbos que pronunciamos continuamente en nuestro día a día y que solo contribuyen a sumar estrés y ansiedad a nuestra vida: «debería», «necesito» o «está bien» y «está mal».

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Podemos dejar de preguntar qué quiere el mundo de nosotras y, en vez de eso, preguntarnos qué queremos de nuestro mundo. Podemos dejar de mirar lo que tenemos delante el tiempo suficiente para descubrir lo que llevamos dentro. 

Así Glennon Doyle nos muestra cómo las mujeres han convertido el hecho de supeditar sus sentimientos y emociones al grupo todo un arte en la lectura del lenguaje corporal. Uno de sus capítulos, “Reuniones”, ejemplifica perfectamente la teoría de Glennon de que las niñas aprenden a analizar los pensamientos de otras mujeres antes de dar su opinión en alto, evitando arriesgarse a sobresalir y ser tachadas de “mandonas”, “independientes” o “raras”. En este capítulo, las autora nos cuenta una anécdota en el que sus hijas y su hijo están viendo una película con amigos en el salón. Glennon se acerca y les pregunta si tienen hambre, a lo que todos los chicos responden al instante sin pensar que “sí”. Sin embargo, las chicas reaccionan de esta forma: 

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De la primera a la última miran la cara de una amiga para saber si ellas mismas tienen hambre. Se está generando algún tipo de telepatía entre ellas. Hacen un sondeo. Investigan. Buscan consenso, consentimiento u oposición. De algún modo el silencio colectivo designa a una portavoz con trenzas y nariz pecosa. 

—No tenemos hambre, gracias.  

Así, Glennon demuestra cómo desde muy jóvenes aprendemos a ser parte de un colectivo y a olvidarnos de nuestros propios pensamientos y emociones, perdiéndonos en la opinión general, interiorizando reglas hechas por y para convertirnos en un colectivo abnegado y sometido.  

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Olvidamos la manera de saber cuando aprendemos a complacer. 

Por eso vivimos hambrientas. 

Poco a poco, a lo largo de los capítulos Glennon cuenta cómo conoció a Abby, una mujer de la que se enamoró perdidamente y que le obligó a replantearse toda su vida. Evidentemente, un cambio como este la aterró y le hizo buscar opinión y consejo en sus amigas, terapeutas, internet, familiares… al fin y al cabo, ser honesta consigo misma y con sus sentimientos implicaría destrozar una vida entera construida al lado de un marido y de tres niños que de alguna forma parecían vivir felices. Pero ella, no era feliz y estaba acostumbrada a tener que sacrificar sus propios pensamientos y sentimientos, a fingir los orgasmos, a perdonar una vida de rutina pasiva y aburrida, porque el mundo nos ha enseñado que solo sacrificándonos a nosotras mismas nos ganaremos un espacio en la sociedad y mereceremos ser amadas. 

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Puede que todas fuéramos fuego envuelto en piel, aunque aparentásemos frialdad. 

TODO

No, no tienes que ser feliz cada instante de tu vida

La segunda parte del libro denominada “Las llaves” te ofrece tres herramientas o consejos para poder encontrar tu verdadero yo, conectar con qué es lo que deseas y reencontrarte contigo misma. Desde consejos super básicos sobre cómo afrontar la meditación de una forma habitual, hasta recomendaciones que oscilan alrededor de la forma de enfrentarse a tus propias dudas y preocupaciones. 

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No sabía que la idea era sentirlo todo. Pensaba que debía sentirme feliz. Pensaba que la felicidad era para sentirla y el dolor para suprimirlo, anestesiarlo, evitarlo, esconderlo e ignorarlo. Pensaba que cuando la vida se complicaba era porque había hecho algo mal en algún tramo del camino. 

Todo esto lo trata en forma de reflexiones personales, articulando siempre cada consejo con un ejemplo previo extraído de su propia vida que funciona a modo de introducción antes de revelar la moraleja final. Así, la autora se aleja de estos libros de autoayuda que te pintan la vida de color de rosa, previniéndote frente a lo que pasará en el momento en el que empieces a tomar decisiones y a confiar en ti misma, a alzar barreras y a decir que no al abuso de las personas a tu alrededor. Ser fiel a ti no será fácil, y será doloroso, pero hay que pasar por todo el proceso y sentirlo todo si queremos renacer de nuestras propias cenizas convertidas en algo mejor. 

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El sufrimiento se debe a que pretendemos alcanzar la resurrección sin dejarnos crucificar antes. 

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Por último, la tercera parte del libro, “Libre”, son un grupo de capítulos en el que Glennon nos habla del camino que debe recorrer una mujer para ser completamente libre y los obstáculos e impedimentos que irá encontrándose: desde el rechazo del resto de la población hasta las personas tóxicas que dependen continuamente de tu alegría y energía. 

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Una mujer que está llena de sí misma sabe y confía en ella lo suficiente como para decir y hacer lo que hay que hacer. Deja que lo demás arda. 

En ese sentido es fascinante cómo Glennon se postula fervorosamente por el reencuentro con una misma eliminando estímulos y obligaciones externas. Una de las partes más fascinantes de esta sección del libro es cuando la autora nos explica lo nocivas que son las personas que te exigen estar perpetuamente conectadas a un chat o contestar en menos de 24 horas para no perder su “amistad”. 

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Los chats no mandan en mí como tampoco la persona que envía el mensaje. He decidido, de una vez por todas, que solo porque alguien me envíe un mensaje no estoy obligada a contestar. Si pensara de otro modo, iría por ahí todo el día sintiéndome agobiada y en deuda, contestando en lugar de crear. 

Así, la obra recorre el camino de Glennon como madre a la hora de buscar la forma sobre cómo criar a sus hijos desde una óptica de entendimiento, tolerancia y sobre todo, feminismo. Desde el uso de los teléfonos móviles a una temprana edad, hasta la propia introspección feminista de la autora como madre que le obliga a darse cuenta de muchos de los errores que cometió siendo más joven, permitiendo a su hijo Chase olvidarse de las tareas de casa a cambio de cumplir con sus deberes y obligaciones escolares (priorizando de esa forma su círculo exterior y no el familiar), ofreciendo múltiples variedades de comidas para la libre elección de los pequeños y forzando los primeros años de su vida a que su hija Tish, fuera más agradable.

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La rebelión es una jaula tanto como lo es la obediencia. Ambas implican vivir contra los principios de otros en lugar de forjar los tuyos. La libertad no consiste en apoyar o rechazar un ideal, sino en crear tu propia existencia de cero. 

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Estos capítulos sirven también para que Glennon hable de la falta de compromiso americano con el racismo, del problema de la misoginia y el sexismo inherente a cada uno y de la responsabilidad de las mujeres blancas a aceptar que de alguna forma han sido condicionadas a lo largo de su vida para ser racistas o sexistas y que deben desaprender de forma activa lo que les han enseñado. De esta forma, la autora habla de la principal diferencia entre las mujeres que buscan “actuar” en lugar de “transformarse” y que buscan convertirse en protagonistas en el debate sobre identidad racistra.  

También aprovecha este espacio para hablar de lo muchísimo que constriñen las etiquetas. Nombres para definirse como “gay”, “lesbiana”, “bisexual”, etc a menudo van envueltos en ciertos prejuicios que impiden a alguien encontrarse realmente consigo misma. 

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Tomamos la sexualidad —ese flujo misterioso e indefinible, en transformación constante, entre los seres humanos— y la empaquetamos en forma de identitades sexuales, 
Se podría comparar a un vaso de agua. 
La fe es el agua. La religión es el vaso. 
La sexualidad es el agua. La identidad sexual es el vaso. 
Creamos esos vasos para tratar de contener fuerzas incontenibles. 
Y luego les dijimos a las personas: escoge un vaso, hetero o gay. 

Mi opinión sobre Indomable. Deja de complacer, empieza a vivir 

Este libro ha llegado en el momento perfecto a mi vida. Quizás es por eso por lo que me ha gustado tanto. Glennon Doyle se desnuda frente a su lectora sin tapujos ni mentiras, confesándose desde el fondo de su corazón como alguien profundamente dolida y dañada por la ansiedad y las drogas que encuentra su propio camino y su fuerza para vivir.  

A través de unas anécdotas que la hacen cercana, palpable y que acaban ganándose un espacio en tus recuerdos como si le hubieran ocurrido a tu propia familia, la autora te va mostrando las actitudes tóxicas que tienes contigo misma y lo ridículo que es aferrarse y obcecarse en unos principios y una forma de ver la vida y comprender el mundo basado en un mundo constreñido por el heteropatriarcado. 

Indomable te recuerda que solo tienes una vida para vivirla y no merece la pena derrocharla dándole el control sobre ti a personas que no lo tienen. Te recuerda que eres más fuerte y capaz de lo que te crees y que a veces debes parar para poder encontrarte a ti misma. 

Así que si me preguntaran ¿es un libro capaz de cambiar tu vida?, respondería sin pensarlo que desde la primera página, conforme tus ojos se deslizan por esos pensamientos que una vez fueron también tuyos, ya notas los primeros efectos 

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