¿Por qué no hay dos árboles iguales?
Los árboles están deseando decirnos muchas cosas. Si los escuchamos, nos hablarán de la tierra, del agua, de las personas, de los animales, del ...
Las mujeres de la Edad Media recuperan por fin su voz
La Edad Media se considera una época sanguinaria poblada por vikingos, caballeros, monjes y reyes: una sociedad patriarcal que ...
Ishmael, su hermano Junior y sus amigos sufrieron un ataque rebelde en 1993 en su población natal, Mattru Jong, Sierra Leona. Estos pequeños niños que rondan los 12 años de edad se ...
El atractivo de las especias es muy antiguo. Se han excavado raíces de clavo de cuatro mil años de antigüedad en ciudades a orillas del Éufrates, y relieves esculpidos de flotas de especias en el valle de los Reyes. Los emperadores chinos de la dinastía Han exigían a sus cortesanos que endulzaran su aliento con clavo, y los romanos consideraban que las especias eran portales olfativos hacia lo divino: perfumaban las ofrendas de los sacrificios y elevaban las almas de los muertos desde las piras funerarias. Las especias se han valorado como antisépticos, analgésicos y afrodisíacos, para alegrar la comida y la bebida, como indicios del paraíso. Han contribuido al desarrollo de las rutas comerciales de larga distancia por tierra y mar, al crecimiento de las ciudades y a la difusión de las religiones gracias a los mercaderes que las transportaban. Ligeras y duraderas, fueron la primera mercancía verdaderamente global; el margen de beneficio a medida que pasaban por muchas manos ha sido tan asombroso —hasta un mil por ciento cuando llegaban a Europa— que podían valer más que su peso en oro; han sido una moneda por derecho propio.
¿Por qué no hay dos árboles iguales?
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