Esta es la fascinante historia de la lucha encarnizada entre exploradores españoles y portugueses por el control del valioso comercio de las especias
Las especias fueron el motor de ...
¿Por qué no hay dos árboles iguales?
Los árboles están deseando decirnos muchas cosas. Si los escuchamos, nos hablarán de la tierra, del agua, de las personas, de los animales, del ...
Las mujeres de la Edad Media recuperan por fin su voz
La Edad Media se considera una época sanguinaria poblada por vikingos, caballeros, monjes y reyes: una sociedad patriarcal que ...
La intención era clara: solo la posesión efectiva podía resolver una disputa cartográfica. La flota que Carlos había reunido era considerablemente mayor que aquella con la que había zarpado Magallanes. La capitana (el buque insignia) era la Santa María de la Victoria, un navío considerable de trescientas toneladas. La segunda en el mando, la Sancti Spiritus, de doscientas cincuenta toneladas, iba seguida de otras naves de tamaño decreciente: la Anunciada, la San Gabriel, la Santa María de Parral, la San Lesmes, hasta la diminuta pinaza de cincuenta toneladas, la Santiago, un velero ligero para tareas de vigilancia y exploración. El tamaño de esta flota indicaba las intenciones españolas.
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