Esta es la fascinante historia de la lucha encarnizada entre exploradores españoles y portugueses por el control del valioso comercio de las especias
Las especias fueron el motor de ...
¿Por qué no hay dos árboles iguales?
Los árboles están deseando decirnos muchas cosas. Si los escuchamos, nos hablarán de la tierra, del agua, de las personas, de los animales, del ...
Las mujeres de la Edad Media recuperan por fin su voz
La Edad Media se considera una época sanguinaria poblada por vikingos, caballeros, monjes y reyes: una sociedad patriarcal que ...
Sin embargo, una de ellas, la pequeña pinaza Santiago, seguía a flote, pero en una situación desesperada. Casi no tenía víveres. Sus provisiones se habían almacenado en el buque insignia de Loaísa. La Santiago, tripulada por cincuenta hombres, solo contaba con ocho barriles de agua y menos de doscientos kilos de bizcocho de mar reducido a polvo. Los tripulantes no tenían esperanzas de cruzar el Pacífico con vida: la comida se racionaba a dos onzas y media de bizcocho al día (lo que son menos de cien gramos).
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