Esta es la fascinante historia de la lucha encarnizada entre exploradores españoles y portugueses por el control del valioso comercio de las especias
Las especias fueron el motor de ...
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El atractivo de las especias es muy antiguo. Se han excavado raíces de clavo de cuatro mil años de antigüedad en ciudades a orillas del Éufrates, y relieves esculpidos de flotas de especias en el valle de los Reyes. Los emperadores chinos de la dinastía Han exigían a sus cortesanos que endulzaran su aliento con clavo, y los romanos consideraban que las especias eran portales olfativos hacia lo divino: perfumaban las ofrendas de los sacrificios y elevaban las almas de los muertos desde las piras funerarias. Las especias se han valorado como antisépticos, analgésicos y afrodisíacos, para alegrar la comida y la bebida, como indicios del paraíso. Han contribuido al desarrollo de las rutas comerciales de larga distancia por tierra y mar, al crecimiento de las ciudades y a la difusión de las religiones gracias a los mercaderes que las transportaban. Ligeras y duraderas, fueron la primera mercancía verdaderamente global; el margen de beneficio a medida que pasaban por muchas manos ha sido tan asombroso —hasta un mil por ciento cuando llegaban a Europa— que podían valer más que su peso en oro; han sido una moneda por derecho propio.
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