La guerra sin nombre es la segunda parte y el desenlace de la saga Eraide. Adriem ha averiguado finalmente quién era Eliel y la ha perdido. Ahora busca un nuevo objetivo para lo que le queda de vida.
Argumento de La guerra sin nombre
Adriem vaga por el mundo buscando un propósito a lo que le queda de vida, acompañado por el recuerdo infantil de Eraide. Mientras tanto Kai ha recuperado a Eraide, pero ésta ha perdido sus poderes y todos sus recuerdos. El dragón reclama su lugar como heredero e intenta retomar su relación con la princesa oscura, pero Eraide ya no es la que era.
Entretanto una nueva guerra está a punto de empezar.
La religión en La guerra sin nombre
En la primera entrega de la serie Eraide la religión que siguen sus personajes no quedaba demasiado clara ya que en ningún momento se explicaba claramente y sólo intuíamos en qué se basaba por las conversaciones de los personajes.
Los personajes consultan su futuro a los oráculos, que son máquinas construidas por los antiguos habitantes de su mundo. Las predicciones no suelen ser muy claras, pero suelen ser tomadas en serio.
Además, se nos dice en numerosas ocasiones que todos están controlados por Alma, de la cual solo sabemos que es algún tipo de artefacto sin especificar qué lo compone o cuáles son sus poderes. Ninguno de los personajes nos dice en ningún momento qué es exactamente Alma, cómo se formó este culto hacia ella y los oráculos, ni en qué se basa.
“El reloj de la torre de un pequeño templo cercano tañó las campanas para indicar que eran las diez. El delven lo escuchó con preocupación… El tiempo se estaba acabando.”
Las razas de La guerra sin nombre
En esta saga hay muchas razas y es fácil confundirse o no recordar las características propias de alguna de ellas, ( si es así os recomendamos nuestra guía de razas de Eraide).
En La princesa oscura aparecían varias: los doalfar (de los que forma parte la misma Eraide), los humanos o comunes, los delven, los mawler, los sephirae y los dragones.
Además de éstas, en La guerra sin nombre aparece una nueva raza: los zodiakel.
El misterio de los zodiakel
En La guerra sin nombre, se da a conocer una nueva raza: los zodiakel. Se trata de una raza aún más antigua que los dragones. Fueron los primeros habitantes de este mundo y tienen una gran afinidad con la magia ya que pueden usarla sin necesidad de runas.
Sin embargo, los zodiakel no se diferencian del resto de habitantes comunes por ningún rasgo. Pueden ser fácilmente confundidos con un humano.
“El tacto de sus dedos finos y delicados era gélido, como si acariciara fría porcelana, o más bien la extremidad de alguien sin el menor rastro de calor que produce la vida. El propio Kai se sentía amenazado, pese a ser un dragón, por la presencia de aquella enmascarada.”
Las ilustraciones y el formato ebook
Ambas entregas las he leído en Kindle y aunque la primera parte el ebook no ajustaba el tamaño de las ilustraciones a las dimensiones del dispositivo, impidiendo que las disfrutásemos al máximo por problemas en la edición digital, en La guerra sin nombre las ilustraciones se adaptan perfectamente. Tengo que decir que es un valor añadido porque son una preciosidad. Se trata de ilustraciones en blanco y negro de una gran calidad, Tienen un estilo muy delicado, inspirado en el manga tradicional. Tenemos algunas ilustraciones de plano medio, pero la gran mayoría son más abiertas. La ropa está muy detallada, los personajes no son nada estáticos. En aquellas en que se incluye el escenario, podemos disfrutar con gran detalle de los paisajes.
Además, disponemos de un índice por capítulos, lo que facilita volver al capítulo en el que estábamos si, por algún motivo, salimos del libro.
La evolución de Adriem (spoilers)
En el inicio de La princesa oscura algunos personajes parecen estar llenos de clichés y tópicos, aunque finalmente evolucionan. Sin embargo, Adriem sufre un gran golpe cuando Eliel muere en la primera entrega. En La guerra sin nombre podemos observar en Adriem un gran cambio ya que, aunque ha comprendido que Eliel no era más que una muñeca con un propósito, eso no impide que la ame.
A lo largo de todo el libro vemos cómo viaja acompañado del recuerdo de la Eraide infantil, cómo ha aprendido a utilizar su magia e incluso comprende mejor qué es Alma, aunque sigue sin entenderlo del todo.
“Tal vez fuera una casualidad, pero en aquel momento, manifestar el conjuro que tenía entre las manos podría dar idéntico resultado si las palabras de su enemigo no eran un farol. ¿Cómo era posible que aquel humano, sin atisbo de ser un invocador, hubiera manipulado unas runas ajenas por propia voluntad?”
Kai, el villano de Eraide
Kai es un dragón y el esposo de Eraide. A lo largo de la saga somos testigos de sus ansias de poder y su egoísmo por recuperar a la princesa oscura. Dice estar enamorado de Eraide, pero simplemente la utiliza para ascender y obtener más influencia.
Sin embargo, a pesar de ser el villano y ser un dragón, la verdad es que no genera ningún tipo de respeto. Se trata de un personaje ya acabado, patético y ambicioso.
Las líneas argumentales y los personajes de Eraide
Hay muchas líneas argumentales en esta saga y muchos personajes. En La princesa oscura no sólo conocemos a Adriem y Eliel, sino también a todos los personajes con los que se van cruzando en su travesía.
Javier Bolado quiere que seamos capaces de sumergirnos en cada una de sus mentes y , esto provoca que vayan surgiendo cada vez más líneas argumentales que hay que cerrar en esta segunda entrega. Sin embargo, al conocer el necesario pasado de los personajes que nos encontramos en La princesa oscura irán apareciendo irremediablemente aún más personajes.
Algunas líneas argumentales no quedan bien cerradas y hay demasiados personajes. Por ejemplo; sabemos que Dithjui tuvo una vida anterior en la que se hacía llamar por otro nombre, pero no se nos aclara porque ya no quiere saber nada de su antiguo nombre ni de ese pasado.
El ritmo de La guerra sin nombre
La novela tiene un buen ritmo cuando se centra en Adriem y Eraide, pero cuando cambiamos a otras líneas argumentales la narración se vuelve lenta y algo confusa. Esto ocurre porque no se nos cuentan todos los detalles sobre los personajes secundarios, sino que sólo intuímos su historia por sus diálogos con otros personajes.
Quizá si se hubieran dado más detalles sobre ese pasado, puede que incluyendo flashbacks, la lectura hubiera sido más ágil.
Mi opinión de La guerra sin nombre
He de decir que esta segunda entrega me ha convencido mucho más que la primera y se puede observar una clara evolución en la forma de narrar de Javier Bolado.
Los personajes han madurado en consecuencia de todo lo que han sufrido. Tanto Eraide como Adriem no son los mismos que conocimos en La princesa oscura y esa evolución me gusta y es convincente.
Sin embargo, desde un principio hay algo que no me encaja y es que no veo Eraide enfocada a un público juvenil. La historia es de fantasía, es interesante y amena. No obstante, la forma de narrarlo y el vocabulario empleado se me antoja dirigida a un lector experimentado y adulto. Quizás una narración en primera persona, con capítulos narrados por cada personaje alternándose nos habría permitido conocer el pasado y las emociones de cada uno de los personajes con más profundidad y habría otorgado más dramatismo a ciertos momentos, como cuando Adriem adolece por el Eco.
La cantidad de personajes es algo exagerada y es fácil perderse entre ellos. Esto, sumado a la gran cantidad de escenarios que hay (a veces con largas descripciones que nos permiten identificarnos bien y otras con un par de líneas que los perfilan), hace que sea fácil perderse en la trama y que tengas que afrontar la lectura de forma pausada. . A menudo saltamos de un lugar a otro tan sólo con cambiar de párrafo, haciendo que echemos en falta divisores visuales de algún tipo que nos indique el nuevo personaje o escenario.
En conclusión, creo que era una buena historia y sin lugar a dudas las ilustraciones le aportan un gran plus permitiéndonos conocer la apariencia de los personajes desde la habilidosa mano del autor,pero hay algunas mejoras como la introducción de divisores que facilitarían la lectura. Es una historia ideal para un público adolescente que se acerca a la adultez pero no uno juvenil.
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