El secreto de Yakase: Un viaje por el Japón de la época Edo

Durante cientos de años, los japoneses se han reunido alrededor de pequeñas hogueras en el candor de sus hogares para contar entre murmullos historias de terror. Sus palabras inundaban el oído de los incautos relatos breves, pero increíblemente emocionantes, poblados de onis, yureis y ronin que caminaban alrededor de los caminos con la katana enrojecida y presta para luchar. El secreto de Yakase, sin duda alguna, bebe de esta tradición, entregándonos una historia redonda y apasionante en apenas 100 páginas. Con cada página, nos sumergimos más en este mundo donde nada es lo que parece y donde el honor juega un rol vital en la vida de los protagonistas.

Argumento de El secreto de Yakase

La vida de Chieko tal y como la conocía, ha acabado. Cuando parecía que las cosas iban a mejorar tras la muerte de su marido violento, todo se tuerce en el momento en el que sus suegros deciden repudiarla, acusándola de ser estéril, y forzarla a volver al hogar de sus padres. Para una mujer de su estatus, hija de un samurái, este destino es un golpe devastador: no solo deberá sobrevivir a un viaje solitario por caminos infestados de ronin, samuráis sin señor ni honor, sino que además se rumorea que un temible oni acecha a todo mercader o samurái que se atreve a transitar por sus dominios.

En medio de esta incertidumbre, Chieko encuentra un aliado inesperado en Takashi, un guardaespaldas que le enseñará que una existencia dedicada únicamente a preservar el honor de otros o servir a un señor, es un camino que la aleja de la auténtica felicidad.

Edición y estilo de escritura de El secreto de Yakase

En el corazón de El secreto de Yakase se esconde algo tan delicado como misterioso. Esta novella, de apenas 100 páginas y publicada por Chidori Books, es mucho más de lo que parece en un primer momento. Sus capítulos, breves, pero intensos, nos sumergen en un Japón de época, donde los demonios acechan en los caminos y los secretos se ocultan tras las puertas de papel de arroz.

M. H. Isern nos ofrece una historia que, a pesar de su brevedad, despliega frente a nuestros ojos un argumento complejo y redondo que parece extraído de las hyakugomonogatari. Su narrativa, plagada de terminología japonesa que se mantiene sin traducir para sumergirnos completamente en la atmósfera y ambiente nipones, está cargado de pequeñas referencias a costumbres y cultura clásicas. Así, veremos cómo rituales como el ohaguro forman parte del día a día de Chieko y cómo las castas, uno de los grandes olvidados en novela histórica japonesa, saltan a la luz con la aparición de los ronnins y los eta.

Para que los menos apasionados a la cultura nipona no se pierdan, al igual que en otras novelas similares como La hija del loto (Paloma Orozco. Edhasa. 2022), Chidori Books ha añadido numerosas notas al pie que aclaran los conceptos y términos japoneses, facilitando así la comprensión de la trama y permitiendo al lector sumergirse por completo en la historia.

Contexto histórico de El secreto de Yakase

Aunque El secreto de Yakase no especifica su marco temporal, los elementos culturales y sociales que se despliegan a lo largo de la narrativa sugieren que la historia se desarrolla durante el período Edo en Japón (1603-1868). Este fue un tiempo de relativa paz y estabilidad, pero también de rigidez social y de un sistema de valores que a menudo resultaba opresivo, especialmente para las mujeres.

En la sociedad japonesa de la época Edo, las mujeres como Chieko estaban subordinadas a los hombres y siempre pertenencían a un hombre. Al casarse, una mujer pasaba de estar bajo la autoridad de su padre a la de su marido. Si era repudiada por su marido, como le ocurre a Chieko en la novela, la mujer debía regresar al hogar paterno, una situación que se consideraba vergonzosa y que a menudo llevaba a la mujer a considerar el suicidio como única salida a su deshonra.

La presión para tener hijos, especialmente varones, era intensa. Las mujeres que no podían concebir eran a menudo repudiadas. Esta presión por la descendencia estaba ligada a la necesidad de asegurar la continuidad de la línea familiar y de mantener la propiedad y el estatus social.

Asimismo, no podemos ignorar la figura del atractivo y talentoso Takashi y lo que supone su ocupación en la novela. Los ronin eran vistos en aquella época con desconfianza y a menudo temidos por la sociedad japonesa. Sin un señor a quien servir, se consideraba que estos samuráis habían perdido su propósito y su honor, y se les asociaba con la violencia. No es de extrañar, por tanto, que Chieko camine preocupada por los caminos, ni que la posadera, que tan sospechosa parece ser, está deseosa de librarse de ellos para siempre.

Al mismo tiempo, la delicadeza con la que M. H. Isern maneja la psicología de sus personajes es digna de mención. Así, la autora realiza un paralelismo entre la vida dedicada al honor y a la servidumbre con una celda o una prisión en varias ocasiones. No solo eso, sino que también contrapone la facilidad con la que el monje y Takeshi, ambos vagabundos sin dinero, hogar, ni señor, son capaces de reír sin reservas, con el miedo paralizante que empuja a Chieko una y otra vez hacia delante.

Este contraste es un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla la historia, donde las normas sociales y las expectativas de género pueden limitar la expresión de las emociones. A través de estos detalles sutiles, Isern logra transmitir la complejidad de los personajes y la sociedad en la que viven.

Documentación, fantasmas, detalles y otros elementos preciosos de El secreto de Yakase

La meticulosa atención al detalle que M. H. Isern presta a las costumbres y tradiciones japonesas en El secreto de Yakase es un testimonio de su profunda documentación y su amplio conocimiento de Japón y su sociedad. La autora no solo nos sumerge en una trama apasionante, sino que también nos ofrece un retrato vívido y auténtico de la vida cotidiana en el Japón de la época.

Uno de los aspectos más destacados de esta documentación es el retrato del ohaguro, la costumbre de teñir los dientes de negro que se consideraba un signo de belleza y estatus en el Japón antiguo, en el que insiste desde el comienzo de la obra.

Y es que en El secreto de Yakase, M. H. Isern nos sumerge en un mar de contenido cultural japonés donde cada detalle es meticulosamente seleccionado para enriquecer la narrativa. La elección de hamachi y la sopa de verduras en una cena de posada es solo un ejemplo de cómo la autora nos transporta a la época Edo. Cada página está llena de referencias a las costumbres y la cultura de la época, desde las normas sociales hasta los roles de género, pasando por la vida de los marginados eta a las mujeres y los ronin. Esta atención al detalle hace que la novela sea una verdadera delicia para los amantes de la cultura japonesa.

Mi opinión sobre El secreto de Yakase

El secreto de Yakase es, en esencia, una novela de aventuras que se despliega con una intensidad sorprendente en tan solo 100 páginas. M. H. Isern demuestra con maestría que no es necesario un volumen de 300 o 400 páginas para desarrollar una trama completa y cautivadora.

Y es que la obra lo tiene todo: aventuras, terror, algo de romance y sin duda, mi parte favorita, la presencia de elementos sobrenaturales como los yurei de los que no quiero hablaros en exceso para no destriparos la novella, pero que sin duda suponen el umeboshi de esta historia.

En definitiva, El secreto de Yakase es una obra que, a pesar de su brevedad, logra equilibrar con éxito la aventura, el misterio, el amor y la cultura, ofreciendo una experiencia de lectura completa y satisfactoria. Para mí ha sido toda una sorpresa conocer un formato tan intenso y cinematográfico capaz de trasladarme a Edo de una forma tan convincente en tan poco tiempo.