Jude debe mantener a su hermano a salvo, y para ello se ha unido al rey malvado, cardan, y se ha convertido en quien maneja realmente el poder de la Corona. Navegar en un mar de traiciones políticas constantes ya es lo bastante complicado, pero cardan es, encima, terrible mente difícil de controlar. Hace todo lo que puede para minar a Jude, aunque su fascinación por ella permanece intacta. Cuando es evidente que alguien cercano a Jude planea traicionarla, lo que no solo pondrá en peligro su vida sino la de aquellos a los que más quiere, Jude deberá descubrir al traidor, luchar contra sus complejos sentimientos hacia cardan y mantener el control de faerie pese a ser mortal.
El final de El rey malvado cuenta con escenas tan apoteósicas que parecen extraídas de un anime shonen (al fin y al cabo, ¿no parecen todos los autores de fantasía un poco fans de la animación japonesa con sus momentos épicos de gran intensidad?). Encontraremos a Jude y a Cardan en un momento de vulnerabilidad, veremos Elphame responder a la corona sanguínea y, sobre todo, nos darán la última puñalada traicionera antes de lanzarnos de un empujón a la tercera parte.
Es posible que El rey malvado tenga ese comienzo lento y farragoso donde te desesperas porque Jude parece sacarle punta a todo lo que dice Cardan y no parece entender los sentimientos que este tiene por ella. Por momentos tienes ganas de sentarla delante de ti, abofetearle y explicarle que, si las hadas no pueden mentir, las continuas declaraciones de pasión que Cardan profesa por ella no pueden ser más que ciertas. Pero, a pesar de ello, El rey malvado es épica, tiene momento de gran intensidad al final de la obra y un giro genial que hace que te sientas impelida a lanzarte de cabeza a la tercera. Al fin y al cabo, ahora que Cardan es el Rey de Elphame y la guerra está a punto de explotar ¿podremos verlo en acción o seguirá comportándose como un muchacho indolente, contradictorio y mimado todo el tiempo?