Un mundo dividido en dos reinos: Gineyka y Viria. En Gineyka los hombres no son más que reproductores, mientras que en Viria son las mujeres las que tienen como objetivo único en la vida casarse desde jóvenes. Así es el mundo de El orgullo del dragón, la nueva obra que publican Iria G. Parente y Selene M. Pascual.
Seguramente estas autoras ya os suenen, ya que hace poco publicamos la reseña de Antihéroes. Estas chicas no paran y en los últimos años han escrito una novela tras otra a una velocidad de vértigo y sin perder calidad.
El argumento de El Orgullo del Dragón
Gineyka es la tierra de las mujeres: un territorio en el que son ellas las que mandan y ellos los que son despreciados. Por el contrario, Viria es la tierra de los hombres, donde son ellos los que mandan y las mujeres sólo sirven para tener hijos y tejer.
En Viria, los hermanos Lavalle tienen una buena vida: León ejerce la medicina y Via estudia mecánica. Sin embargo sus vidas dejarán de ser sencillas y apacibles pronto.
En Gineyka, Saroi Burgoa se prepara para ser adoptado mientras su hermana Irati asciende en su carrera como inventora. En cambio, Eider Haizea sabe que carece de futuro por su ceguera ya que ninguna mujer lo querrá como fecundador jamás.
La novela nos presenta el día a día de personajes en muchos puntos diferentes de estos dos reinos pero tienen algo en común: sus vidas están a punto de cambiar.
Viria, la tierra de los hombres
Viria es un patriarcado y por lo tanto allí son ellos los que tienen poder.
Los niños y las niñas no aprenden las mismas cosas: mientras ellos estudian mecánica y ciencia, ellas aprenden a tejer y a cocinar. Las mujeres sólo sirven para tener hijos y en el resto de tareas son ignoradas, además de no tener opinión.
El texto sagrado de Viria es El libro de Aión y sólo los blancos son considerados hijos de Aión. Las personas de raza negra son llamados despectivamente thyraios y no merecen misericordia ni consideración. Relacionarse con un thyraio está penado por la ley y los censores no dudarán en torturar y castigar a aquél que se atreva a hacerlo.
Por supuesto, sólo se permiten las relaciones heterosexuales.
Gineyka, la tierra de las mujeres
Gineyka es la tierra de las mujeres: un total matriarcado.
Las mujeres tienen puestos de poder, son respetadas y es su opinión la que importa. Allí cuando un hombre cumple los dieciséis empieza un proceso de adopción en el que la mujer que lo adopte lo mantendrá a cambio de que él le hijos.
El texto sagrado de Gineyka es La Gaiea y se considera que sólo las mujeres son apropiadas para escribir poesía. Ellas ocupan puestos de poder como mecánicas, ingenieras, etc.
En Gineyka están permitidas las relaciones homosexuales. Los habitantes de Gineyka son de raza negra, pero se permite a exiliadas de Viria. Lejos de lo que se podría pensar, esto no causa tensiones políticas ya que las gineykanas ven a las virianas como mujeres por encima de todo lo demás.
Los protagonistas de El orgullo del Dragón
En la novela tenemos protagonistas en ambas naciones.
Viviendo en Viria tenemos a los hermanos Lavalle, Neith Sinagra y Arabella Medici.
León Lavalle es médico, vive en Viria con su hermano Vianney y dedica su vida a cuidar a los demás. Se encargará de los cuidados médicos de la hija del vicepresidente de Viria después de que esta sufra un desagradable accidente, la pobre se ha quemado las piernas y no saben si podrá volver a andar. A muchos Virianos no les haría gracia cuidar de una mujer (un ser inferior en esa sociedad) pero León no es como todos los virianos.
Vianney Lavalle es sólo un muchacho de Viria que disfruta de ir a los bajos fondos. Le gusta pasear por esas calles para buscar piezas para sus creaciones mecánicas. En uno de esos paseos verá que a alguien le están dando una paliza y no podrá evitar meterse.
Neith Sinagra es un thyraio su piel es oscura a pesar de que nació en la tierra de los hombres y nunca ha conocido Gineyka. Vive en Viria como un marginado y allí la pobreza y la desdicha forman parte de su día a día. Neith es ese alguien a quien le estaban dando una paliza, después de que Via lo ayude se harán amigos.
“En realidad, Via nunca podría haber dejado allí a aquél chico. Quizá porque comprendió qué ocurría. Quizá porque le dio rabia la situación. Quizás, incluso, porque de repente Endai, Santa de la Piedad, había decidido iluminar sus acciones.
O quizá tan sólo consideró a aquel joven otra pieza rota, de la que nadie esperaba nada, y que lo único que necesitaba era una oportunidad. Alguien que lo recogiese.”
Arabella Medici vive la desgracia de haber nacido en Viria. En esta nación su obligación es casarse con un hombre y ella no está de acuerdo con eso. Al conocer a León verá en él al amigo perfecto que la ayude a convencer a su padre de que tiene pretendiente.
Además de los citados anteriormente, viviendo en Gineyka tenemos a Saroi Burgoa, Irati Burgoa y Eider Haizea.
Saroi Burgoa acaba de cumplie dieciséis: su misión a partir de ahora será darle hijos a una mujer para que ella lo adopte y lo mantenga. Sólo que a Saroi eso de ser padre no le apetece mucho ya que él quiere seguir escribiendo poesía (algo que, como ya os comentamos, está prohibido para los hombres en este reino) .
Irati Burgoa es la hermana de Saori. Es una brillante inventora y su genialidad hará que le ofrezcan un ascenso que ella aceptará sin dudar. En ese nuevo puesto conocerá a Gadea Haizea.
Eider Haizea es el hermano de Gadea y es ciego de nacimiento. Para él no es ninguna desgracia, pero su madre lo ha interpretado siempre como una especie de castigo de Gaia. Su ceguera hace que ninguna mujer quiera adoptarlo y eso le deja sin futuro en Gineyka.
“Aquella fue la primera vez que Irati Burgoa pensó que quizá su mundo no era justo. Nunca se lo había planteado: el orden de las cosas siempre había sido el mismo y no entendía por qué debía cambiar en nada, pero en aquel momento le habría gustado poder decirle a Saroi que sus palabras verían la luz de una manera u otra y que su futuro dependía tan sólo de escribir si era lo que quería.”
Las relaciones en El orgullo del Dragón
Iria y Selene ya nos tienen acostumbrados a la diversidad de géneros, orientaciones sexuales y razas, así que imagino que nadie se sorprende si os digo que esta novela está llenita de contenido LGTB.
No quiero hacer spoiler, así que sólo os diré que nos encontraremos con lesbianas adorables, gente no binaria, mujeres que visten con ropas masculinas y que escriben con un pseudónimo masculino, lesbianas no tan adorables e incluso algún bisexual.
Sin embargo, os advierto que nada será fácil en esas relaciones, porque a estas autoras les encanta hacernos sufrir. Tal y como os comentamos, en Gineyka las relaciones homosexuales están permitidas, pero en Viria son motivo de un castigo muy severo.
Mi opinión de El orgullo del Dragón
Tengo que reconocer que se trata de una novela compleja pero no densa. La complejidad viene del hecho de que se nos presentan dos naciones diferentes con sus dos religiones opuestas y muchas costumbres. Un universo completamente distinto a lo que estamos acostumbrados.
La idea para esta novela surgió de una conversación sobre feminismo, hablando de que algunos hombres creen que queremos una sociedad en la que todo el poder lo tengan las mujeres y sean ellas las que dominen a los hombres. Gineyka es esa sociedad.
Viria en realidad no es tan diferente de la España de hace algunos años (mi propia abuela habla de que a las niñas no se las enseñaba cultura y que sólo era importante que aprendiesen a hacer las labores de una mujer como cocinar, tejer, limpiar, etc).
La edición es maravillosa, está llena de detalles e ilustraciones.
Me ha encantado esta novela: te remueve por dentro al ver las injusticias en ambas sociedades, demostrándote que ningún extremo es bueno. Además no te aburres ni un momento y siempre te estás preguntando qué ocurrirá a continuación. Después de ese final, estoy deseando leer la segunda parte.
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