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NOTA: 10

Ojalá te hubiera elegido de Whitney G: reseña de un toxic romance adictivo entre profesor y alumna

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Ojalá te hubiera elegido de Whitney G: reseña de un toxic romance adictivo entre profesor y alumna

La literatura es un espacio de evasión. Es importante que empiece esta reseña de esta forma. Lo repito: la literatura es un espacio de evasión y no tiene por qué representar la realidad y eso no quiere decir que no podamos disfrutarla. Digo esto porque Whitney G. y Phoebe Romántica acaban de publicar un exclusivo digital que se engloba dentro del controvertido subgénero del toxic romance que recoge en su interior una de las obras más divertidas y entretenidas que he podido leerme desde hace meses. Quizás es porque llevo mucho tiempo desconectada del género romántico. Quizás es porque necesitaba algo ligero con lo que vaciarme la cabeza. 

Ojalá te hubiera elegido es una redflag con letras; la típica obra que no has de recomendarle a una amiga que no tenga la cabeza bien amueblada y que relata la relación entre una muchacha de instuto de dieciséis años y su inmaduro y arrogante profesor de treinta y cinco. ¿Te parece hardcore? Pues todavía no te he dicho que la obra empieza con un flash foward en la que ella salta de un puente.

¿Lista para introducirte en una historia académica desigual y potente? Pues vamos allá.

Argumento de Ojalá te hubiera elegido: un toxic romance sobre un profesor y una alumna

Genevieve Edwards siempre ha estado sola. El prestigioso internado al que acude la dota de todo tipo de desafíos académicos que la mantienen ocupada el tiempo que no está saltándose las normas o escapándose para acudir a recitales de poesía universitarios. Por eso no es de extrañar que una noche, en una de sus escapadas conoce a Liam en un bar de poesía en vivo. A pesar de que el poeta de esa noche es terrible, la química entre ambos es innegable. Liam es directo, seductor y tremendamente explícito en sus intenciones, y Genevieve se encuentra por primera vez en su vida completamente cautivada por alguien. Sin embargo, la burbuja de atracción y complicidad estalla cuando el camarero descubre que su carnet es falso y que ella es menor de edad. Para empeorar las cosas, Liam no es otro que el nuevo profesor de Literatura y su tutor personal en el internado.

TODO
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A partir de ese momento, la tensión entre ambos se vuelve insoportable. Liam intenta mantener la distancia atacando constantemente el talento de Genevieve en clase, mientras ella se rebela contra sus injusticias académicas sin poder evitar sentirse atraída por él. A pesar de que ambos son conscientes de lo mucho que está en juego (su carrera, la reputación de ella, el futuro de ambos), la atracción entre ellos es como un imán imposible de resistir. Conforme pasan las semanas, los encuentros fortuitos, las tutorías tensas y los roces accidentales se van convirtiendo en una vorágine de sentimientos prohibidos que amenaza con destruirlos a ambos.

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Nunca entenderé por qué se le tiene tanto odio al género romántico.
Todas las novelas de fantasía, thriller y suspense tienen que incluir un elemento amoroso para que nos interesemos por los personajes, y el amor es el terreno en el que se asientan las historias más memorables.
Por desgracia, las mejores historias de amor se escriben en medio de la angustia y la desesperación. Si no, ¿cómo podría un autor tocar con eficacia la fibra sensible del lector sin que antes que se haya sentido desgarrado mil veces? He estado lo bastante desesperada como para enamorarme de cualquiera, para probar lo que se siente; lo bastante desesperada como para mentir.

Un profesor arrogante e inmaduro, una joven que no encaja en ninguna parte

Ojalá te hubiera elegido cuenta con una poderosísima forma de hacer que empatices con la protagonista y creo que ahí radica una gran parte de su éxito. Y es que Genevieve no tiene amigos, está sola en el mundo y, a pesar de lo brillante que es, es incapaz de conectar con prácticamente cualquier compañero o conocido de su campus. Hija de una pareja que pertenecen a la nueva aristocracia estadounidense cuya máxima prioridad es dar una imagen de buenos padres que no encaja con la realidad.

En este contexto, sumado muy probablemente al primer capítulo que hace un flash foward a lo que sucederá en el futuro, cuando Genevieve intenta acabar con todo saltando desde un puente, te da una perspectiva clara de lo increíblemente sola que se siente. Abrumada por su necesidad de consumir cultura y literatura que la motiven y apasionada por escribir, Genevieve es una protagonista femenina fuerte que busca su propio camino, se escapa del campus para ir a ver recitales de poesía y encuentros con autores y que está acostumbrada a poder refugiarse en su éxito académico como reducto de consuelo personal.

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Lo único que puedo sentir es dolor, por dentro y por fuera, y por fin sé por qué la gente dice que puedes morir por un corazón roto. 

Es quizás por eso por lo que Liam, su profesor, resuta tan odioso en los primeros capítulos. Cuando Liam descubre que Genevieve es en realidad su alumna, incapaz de poder procesar su atracción por ella como un adulto, arremete contra su genialidad en público para conseguir, de alguna manera, alejarla de él. En este momento se genera una dinámica en la que una no puede más que admirar la resiliencia de Genevieve quien, a pesar de su edad, se defiende frente a los envites dialécticos de su profesor, se planta y lucha por sus derechos frente a sus abusos académicos (como cuando intenta echarla de la tutoría por haber llegado con un minuto de retraso) y cómo nunca deja de luchar por él, convencida de su atracción a pesar de sus desplantes.

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De repente su boca asalta la mía y me estrecha contra él. Saboreo en su lengua los días y las noches que nos hemos perdido, siento su anhelo en la rudeza con la que me trata.

Una mujer con una voluntad de acero que sabe lo que quiere

Y es que si algo hace brillar a Ojalá te hubiera elegido por encima de otras obras del género es la increíble fortaleza de su protagonista. Genevieve es un auténtico torbellino de determinación y seguridad en sí misma: sabe perfectamente lo que quiere y va a por ello sin que nada ni nadie pueda apartarla de su objetivo. Es fascinante ver cómo se mantiene inquebrantable ante el ostracismo social del internado, cómo se crece ante los desprecios de sus compañeros y, sobre todo, cómo lidia con los continuos vaivenes emocionales de Liam. Porque él es exactamente eso: un huracán de contradicciones que un día la llama sin parar y al siguiente desaparece como si nunca hubiera existido. Pero Genevieve, con una madurez que muchas protagonistas adultas del género ya querrían para sí, mantiene la calma y la determinación. Ella sabe que están hechos el uno para el otro, que esa conexión que sienten es real, y no permite que las palabras hirientes o el distanciamiento forzado de Liam la hagan dudar.

TODO
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Su capacidad para mantenerse firme en sus convicciones, para luchar por lo que cree correcto, incluso cuando todo y todos se oponen, la convierte en una protagonista completamente magnética y capaz de tirar por sí sola de la trama sin necesidad de la presencia del protagonista masculino.

Fuego en la biblioteca: pero chicas, ¿qué es esto?

Si pensabais que las escenas de manos atadas de Noches en París de Louise Bay eran intensas, preparaos para lo que Whitney G. nos tiene reservado, porque madre-mía-de-mi-vida.

Phoebe Romántica ya nos había ganado cuando en Noches con mi jefe de Liv Morris pone como protagonista a una blogger de literatura, pero ¿sexo en una biblioteca? Eso es subir el nivel.

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—No te deseo, Genevieve —anuncia, mirándome a los ojos—. De verdad.
—Muy bien —respondo, con el corazón hecho pedazos—. Gracias por decírmelo. Nunca...
—Te necesito. —Frena mi respuesta con un beso—. Te necesito, joder...

La tensión sexual entre Genevieve y Liam es tan palpable (especialmente después de una noche en su cabaña, lluvia cayendo fuera, ella empapada ;) y llevando él solo unos pantalones de chándal) que cuando por fin estalla... BOOM. La autora nos regala una de las escenas más memorables que he leído en mucho tiempo: ese encuentro en la biblioteca es la salsa picante de cualquier ramen que se precie: chef's kiss. Os hablo de libros cayendo de las estanterías, de su mano tapándole la boca para ahogar sus gemidos, de ese contraste delicioso entre el silencio sepulcral que debe mantener y el fuego que los consume por dentro. Whitney G. demuestra que sabe exactamente qué teclas tocar para mantenernos pegadas a las páginas, jadeando tanto como sus protagonistas. La forma en que describe cada caricia furtiva, cada beso robado, cada momento de pasión desatada es tan vívida que yo, mientras lo leía en el avión, tenía ganas de ponerme en pie y empezar a dar saltitos (mala idea, Ren, mala idea).

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No puedo confiar en que no grites —susurra contra mi cuello; hace que me gire de cara a la estantería, se desliza en mi interior desde atrás y me tapa la boca. En esa postura lo siento más profundamente.

Whitney G. ha probado en mil ocasiones que es la mejor escribiendo escenas spicy, demostrando que es muy capaz de elevar la tensión y crear momentos naturales, explícitos y creíbles en tramas cortitas que te meriendas de dos bocados. Es absolutamente maravillosa.

Un protagonista muy inmaduro y un tema tabú manejado con maestría

Si hay algo fascinante en Ojalá te hubiera elegido es la forma en la que Whitney G. le da la vuelta a los roles establecidos. Porque seamos honestos: Liam es un auténtico desastre emocional. A pesar de ser el adulto de la relación, se comporta con la madurez de un adolescente, cortando la comunicación cada vez que se siente incómodo y actuando de forma absolutamente odiosa cuando no es capaz de gestionar su atracción por Genevieve. Su falta de responsabilidad afectiva es next level: desaparece, reaparece, la ignora y luego la busca sin ningún tipo de explicación. Y, sin embargo... ¿Por qué entonces funciona en la novela?

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Me llevó apenas dos semanas darme cuenta de que combinar las palabras «alumno», «profesor» y «relación» solo acaba bien en las novelas románticas, y me paso la semana siguiente agotada por todas las noches en vela. 

Quizás es porque cuando por fin acepta sus sentimientos, cuando deja de luchar contra lo inevitable, Liam se transforma en el tipo de protagonista masculino que todas soñamos: es atento, romántico, la protege de sus propias decisiones destructivas y la empuja a convertirse en la mejor versión de ella misma. Whitney G. consigue que pasemos de querer estrangularlo a enamorarnos de la forma en la que lidia con, por ejemplo, esa cena de Navidad en la que abre los ojos a la madre de Genevieve sobre lo maravillosa que es su hija. 

TODO
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Y es que la novela podría haber sido un desastre. Podría haber sido una red flag a otro nivel que dejara el concepto de toxic romance detrás. Pero Whitney G. maneja el tema tabú de la relación profesor-alumna con mucha habilidad. Esto no es una historia de poder desigual donde él se aprovecha de su posición - de hecho, es Genevieve quien toma la iniciativa en prácticamente todo momento. Estamos ante uno de esos amores incomprendidos donde nadie entiende la profundidad de sus sentimientos, donde ambos luchan contra una atracción que va más allá de lo racional. La autora construye su relación paso a paso, mostrando que el verdadero desequilibrio de poder está, irónicamente, del lado de Genevieve: ella es quien tiene las riendas emocionales mientras él se debate entre el deber y el deseo como un barco a la deriva.

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Me corro con su nombre en los labios, con su boca enterrada en el hueco de mi cuello. Él llega también al clímax en ese instante, aferrándose a mí como si no quisiera soltarme nunca.

No es una historia para todo el mundo, eso está claro, pero la autora consigue que esta relación prohibida resulte creíble y hasta entrañable, principalmente porque nos muestra que el amor verdadero a veces surge en los lugares más inesperados y contra toda lógica.

Mi opinión sobre Ojalá te hubiera elegido

Tengo que confesar que siempre he sido una amante del tropo profesor-alumna, y Whitney G. acaba de darme exactamente lo que necesitaba con Ojalá te hubiera elegido. Esta novela es pura adicción en formato digital: la empecé una tarde y literalmente no pude soltarla hasta terminarla (gracias, interminables horas en el aeropuerto).

No puedo dejar de pensar en esa escena de la biblioteca que, madre mía de mi vida, creo que no voy a poder olvidar JAMÁS. Whitney G. demuestra una vez más que es la reina indiscutible de los momentos spicy, capaz de crear una tensión sexual tan palpable que prácticamente puedes cortarla con un cuchillo.

La forma en que construye la historia, esos cliffhangers al final de cada capítulo que te obligan a seguir leyendo (¿en serio? ¿así me dejas? NECESITO saber qué pasa), la química explosiva entre Liam y Genevieve... todo está maravillosamente ejecutado. Y aunque sí, técnicamente nos encontramos ante un toxic romance, la autora maneja el tema con tanta maestría que te hace creer completamente en esta historia de amor prohibido.

Porque Whitney G. lo ha vuelto a hacer: nos ha regalado otra joyita que me ha dejado con ganas de más. Así que sí, si como yo eres fan del género y especialmente de este tropo, no te lo pienses: corre a por ella. Solo asegúrate de tener el día libre cuando la empieces, porque te va a resultar imposible soltarla hasta el final.

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