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Reseña: 'Noches en París' de Louise Bay - un paseo sensual a través de la ciudad del amor

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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¿Alguna vez te imaginaste que Phoebe Romántica, la editorial de romance - vainilla que tantas obras divertidas y picantes nos ha traído, publicaría una obra con clarísimas escenas de bondage puro y duro donde ella fuera la mala? Noches en París es una pequeña revolución dentro del catálogo de la autora: un enemies to lovers cargado con drama, giros de guion argumental y escenas con contenido explícito que incluirán cuerdas, sesiones multiorgásmicas y a un semental algo mandón en el dormitorio.

Argumento de Noches en París

Haven no ha vuelto a ser la misma desde la muerte de sus padres. Convencida de que todo el mundo intentará hacerle daño, ha convertido su trabajo como peridista en Rallegra en una auténtica obsesión que mantiene bajo un meticuloso control. No se permite en el trabajo ni simpatías, ni momentos de descanso ni mucho menos que vean el verdadero yo que esconde debajo de un moño tirante y ropa de abuela.

Sin embargo, su vida cambiará dramáticamente cuando su jefe le entrega la redacción de una importante entrevista a una actriz famosa. Para ayudarla irá Harry: un hombre rico que sustituye temporalmente al fotógrafo de Rallegra y que, desde el primer minuto, choca con Haven.

Pronto quedará claro que entre los dos hay una atracción que ni todas las borderías de Haven es capaz de echar atrás. Sin embargo ¿podrá sobrevivir su enamoramiento a los comentarios capciosos de su jefe, una ex con mala leche suelta y las inseguridades que rodean a Haven? Solo París lo dirá.

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La primera parte de una nueva trilogía de Louise Bay

Si Whitney G. es la reina de lo picante, Lousie Bay sin duda se puede coronar como la archiduquesa de las sagas de romance. Y es que esta genial autora se especializa en crear historias transversales con personajes que se entrecruzan y que viven un romance de ensueño con hombres ricos, poderosos y trajerados. Ahora, Noches en París se suma al extenso catálogo publicado por la autora en España bajo el sello de Phoebe Romántica como la hexalogía The Mister (compuesto por *Mister Mayfair, Mister Knightsbridge, Mister Smithfield, Mister Park Lane, Mister Bloomsbury y Mister Notting Hill); o la saga The Royals (El rey de Wall Street, El príncipe de Park Avenue, El duque de Manhattan, El caballero inglés y El aristócrata de Londres).

Noches en París es, sin embargo, de sus primeras obras (escrita y publicada originalmente en 2016, en los inicios de la autora), y vaya si se nota. Esta novela que forma en realidad parte de una trilogía (Parisian Nights, Promised Nights e Indigo Nights) nos muestra a una autora más inexperta, sí, pero totalmente deshinbida que rompe con algunos estereotipos del género que, honestamente, ya estaba cansada de leer en ella.

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Estaba agotada. Cansada de esforzarme tanto, de trabajar demasiadas horas, de hacer todo lo más perfecto posible. No había valido la pena. 

Una protagonista más que rencorosa, un hombre paciente

Las bases de los argumentos de Louise Bay están ahí: nos encontramos con una chica humilde que de desvive por su trabajo y que acaba enrededada en una relación puramente física que se convierte en dependiente con un hombre rico y aparentemente inaccesibe. Solo que, en este caso, la borde es ella. Es sorprendente ver, desde una perspectiva profesional, cómo Haven se comporta al principio del libro como la típida estirada y chalada de la oficina que merece que sus compañeros le odien. Tiende a prejuzgar a la gente sin conocerla, es agresiva sin necesidad y además cuenta con una inestabilidad emocional que es raro ver en los personajes femeninos de Louise.

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Ante ella se presenta… él: Harry, Jake, un hombre paciente. Con una asertividad que ya le gustaría al Dalai Lama en ciertas ocasiones, Jake se muestra como todo un caballero, le recuerda una y otra vez los límites a esa maníaca que tiene por compañera de trabajo y es extremadamente coherente con lo que espera de su vida y lo que permite que otros hagan con ella. Es decir, que Jake es un tío cabal, empático hasta decir basta, siempre considerado con los sentimientos del resto (incluyendo a ex-parejas locas) y mucho más equilibrado de lo que querría estar cualquier terapeuta de turno.

Y entonces, oh-la-lá, surge la pasión

Poco a poco Haven empieza a ver que Jake no sale despavorido ante todo su artilugio de borderías y comentarios cortantes, y por tanto empieza a bajar la guardia y a sentirse cómoda con él. Ese será el momento en el que veremos cómo los personajes empiezan a desarrollar su personalidad.

Por ejemplo, hablemos de la maníaca de Haven: está claro que su obsesión por demostrar que vale en su trabajo y por hacerlo todo siempre completamente sola es una respuesta al trauma de perder a sus padres de joven y no tener a nadie (más que a su hermano Luke) para que la protegieran. Al final desarrolla un miedo congénito al abandono y de ahí que solo tenga una amiga (que para más inri está obsesionada con levantarle al hermano) y pase sus fines de semana trabajando tras comer con los dos. Las personas como ella tienden a no sentar vínculos con nadie porque de hacerlo, les permitiría ver lo vulnerables que son y el miedo que sienten al rechazo y al abandono y, por tanto, exponerse a que les hagan daño. Ahí lo tenéis: reseña de romance con psicoanálisis. ¿Quién dijo que Momoko no fuera diferente?

Sin embargo, él la ve como un desafío. Acostumbrado a estar con modelos italianas y mujeres como Millie que dedican todo su tiempo a arreglarse, el hecho de que Haven no sea consciente de que es atractiva es algo fascinante para él y cada vez que consigue levantar una capa, verá que tiene un lado tierno y cariñoso que simplemente teme, como un perrito abandonado, que la dejen de nuevo en la calle.

Cuerdas, champagne y un conflicto en bucle que no acaba

Todo este juego entre los dos que comienza como el perfecto enemies to lovers pero que rápidamente evoluciona a otra cosa, desencadena un juego en el que Louise Bay, probablemente debido a que era de sus primeras novelas, quiere meter todo el conflicto del mundo.

Ahora te quiero, ahora no. Déjame, no te marches.

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Haven está tan obsesionada con el hecho de que él no la quiere realmente que se pasará la primera mitad de la novela torturando al pobre hombre y alejándose de él. Él a cambio recibirá todas las reprimendas del mundo por no luchar y perseguirla a pesar de que está forzado a acompañarla a tres citas como parte de un artículo de revista en el que ella se pavonea con otros hombres mientras piensa, secretamente, en que nadie la ha hecho vibrar en la cama como él.

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El sexo siempre había sido solo una actividad física antes de Haven. Con ella, algo había cambiado y se había vuelto holístico, elemental. Era como si ella llegara a mi alma cuando me permitía entrar en ella. Y al abrazarla después, cuando se mostraba tan vulnerable en mis brazos, me preguntaba si tal vez sería así también para ella. 

Y vamos a ser honestas, la verdad es que la novela debe leerse con calma porque tiene todos los conflictos del planeta y porque es ligeramente más densa de lo que nos tiene acostumbrada la autora. (Estoy mintiendo, es mucho más densa de lo que nos tiene acostumbrada la autora). Sin embargo, y ojo lo que digo, también es cierto que tiene las mejores escenas picantes que he leído jamás en una novela de Louise Bay.

TODO
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¿Os gusta el bondage? A Haven y Jake sí. Por primera vez, sin vaselina (uy, jeje), de forma directa, la autora nos mete más de cuatro escenas a todo color de sexo en lugares públicos, atada a la cama con cinturones o una bragas de encaje (yo no sé cómo se hace eso porque en mi cabeza Haven usa una talla 34 y esas bragas no cubren suficiente superficie para hacer un nudo) o incluso con cuerdas en una descripción muy hot sacada del bondage japonés. Él es bruto, violento y apasionado y ella una sumisa que le sacaría los colores a Anastasia Steel de 50 sombras de Grey. Él le hace rogar y la deja marcada con moratones después de maratones nocturnos que hacen que esta chica vea las estrellas tantas veces que te preguntas si realmente eso es posible o este libro empieza a caer en el género de fantasía (hopefully not).

Conclusiones sobre Noches en París

Todo ello hace que, sí, que Noches en París se haga algo lenta de leer y que abrumen un poco todos los dramas que se van sumando, uno tras otro, dispuestos a sacar de quicio a Su Santidad de la Paciencia, pero definitivamente vale la pena. Si estás aburrida de escenas de sexo vainilla sin demasiada innovación donde el misionero hace más milagros que toda la orden franciscana junta en toda su historia, sin lugar a duda Noches en París es para ti.

Por cierto, me olvidé comentar que aunque se titula Noches en París, en lugar de leer sobre de la ciudad del amor, encantos, terrazas y gastronomía, tendréis la ocasión de vivir la experiencia francesa más auténtica y ver cómo dos extranjeros pagan un precio descarado por follar como locos en mitad de París.

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