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NOTA: 6.2

Memorias de Idhun 2, Tríada, opinión de la esta segunda parte

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Memorias de Idhun 2, Tríada, opinión de la esta segunda parte

Memorias de Idhún 2, La Tríada, es la continuación de la novela La Resistencia. Una vez que Kirtash, Jack y Victoria se sienten preparados, deciden viajar a Idhún para cumplir la profecía. Pero, tal y como esperaban, las cosas no serán tan fáciles como llegar y declararse el estandarte de la paz.

Sobre las multirazas, el racismo y el equilibrio

Uno de los temas más presentes dentro de la novela es el equilibrio como fuerza impulsora de la naturaleza y el concepto del yin y el yang dentro de cada uno de los personajes y del propio mundo de Idhún de por sí. Kirtash en ese sentido sería el yang, el shek que tiene una parte honorable y positiva debido al amor que siente por Victoria; mientras que Jack es el yin o el caballero ética y moralmente bueno que cometerá en ocasiones malas acciones debido a su impulsividad.

TODO

Entre ambos se encuentra el amor materializado en estado puro, la fuerza de la magia y del universo que es Victoria y que muestra cómo hasta el odio más acérrimo por parte de dos seres considerados semidioses puede llegar a confluir en tregua siempre y cuando sea por un objetivo mayor.  

Sin embargo, los dos personajes estarán continuamente debatiéndose entre el odio y el amor, entre su parte mitológica y humana y entre sus sentimientos y lo que se espera de ellos en el mundo. Kirtash ve cómo Haiass, su espada legendaria, muere ante sus ojos debido a la predominancia de sentimientos humanos en su interior; mientras que Jack por el contrario tendrá que luchar contra su inseguridad para poder convertirse en un dragón. Esta dualidad será el tema central de toda la novela, haciendo que prácticamente la primera mitad de la obra sea un continuo ir y venir de los tres para ser capaz de equilibrar, no solo un triángulo amoroso bastante peliagudo sino también su propia naturaleza en continua oposición.

Este enfrentamiento se dará continuamente dentro de la propia obra y se aplica tanto a escenarios como a personajes. Sheziss, por un lado madre protectora y por otra shrek que odia a muerte a su propio hijo; Kirtash es el ser más poderoso después de su padre pero también el más débil a la hora de equilibrar sus almas de los tres; Victoria es la dulce unicornio que sin embargo pasa la mitad de la obra herida o con una rabia de mil demonios…

La Resistencia y los renegados: por mí que se pudran (spoilers dentro)

Laura Gallego García no toma a sus lectores por  niños impresionables o por tontos, y dentro de la magia y del argumento fantástico que plantea, nos demuestra que no todo es jauja y buenas voluntades dentro del mundo de Idhún. En vez de caer en la típica guerra manida de los buenos (la Resistencia) contra los malos, su obra se llena todavía más de matices en esta segunda parte y nos presentan un mundo con una escala de grises morales más que decente.  

TODO

Los miembros de la Resistencia prueban en muchas ocasiones llegar a ser seres racistas que no confían en los otros, cargados de prejuicios y materialistas entre los que prima la desconfianza, el odio y las antiguas rencillas. Desde los feéricos que no ofrecen protección a los perseguidos por Ashran si estos no les ceden una fortaleza a cambio hasta hasta el Archimago decidido a emplear a Lunnaris para sus propios propósitos sin pensar en ella.

Y, al mismo tiempo, conoceremos el mundo al que fueron desterrados los sheks: un lugar bajo tierra en el que no se sabe de qué demonios subsisten y donde no pueden ni siquiera estirar las alas o volar con tranquilidad. De pronto, los sheks, seres repugnantes y enemigos terribles, empiezan a generar una sensación de empatía con el corazón del pobre lector que está intentando olvidar el genocidio del cementerio de dragones al que asistimos al principio de la novela.

Enormes escenarios e interesantes personajes

Memorias de Idhún 2 está construido sobre un setting con muchos escenarios enormes en los que Laura Gallego perfila ligeramente las diferencias de personalidad de cada una de las razas y lugares. Aunque esto es muy superficial en comparación con otras obras de fantasía (visitaremos los archiconocidos escenarios del desierto, las tierras nórdicas de los gigantes y los bosques), sí que crea a personajes realmente fascinantes.

Uno de los mejores que conoceremos en esta saga es Kimara: una joven medio yan que comparte los atributos de mestizaje con los elegidos y que se comporta como una mujer competente, fuerte, valiente y sobre todo, enormemente madura a la hora de conocer a su ídolo y entender que este no quiera tener relaciones sexuales con ella.

Otra maravillosa criatura es Sheziss, la pensadora: un personaje clave para que nos recuerde la inteligencia superior de la raza shek y que enseñará a Jack lo necesario para que deje de comportarse como un adolescente con poquito autocontrol durante el resto de la obra. Sheziss plantea grandes preguntas filosóficas al alcance del lector que quiera pararse a reflexionar sobre ellas. Cuestiones cómo el origen de nuestra existencia, el determinismo del destino o la voluntad de seres superiores a todos nosotros.

TODO

Otros, como Gerde, son más planos que el agua del Mar Menor. Gerde es la típica hada malvada, demasiado guapa como para no aceptar que alguien no caiga rendido a sus pies y que nada aporta en Memorias de Idhún 1 (más que generar drama en el trío amoroso) y que lo único que hace en Memorias de Idhún 2 es patalear frenéticamente y exigir algo que no es suyo.   

Ahora sí, mi opinión de Memorias de Idhún 2

Tengo una sensación muy agridulce con Memorias de Idhún 2. A diferencia de otros libros de fantasía juvenil que han caído en mis manos, guardo recuerdos especialmente positivos y queridos de Tríada, pero también recuerdo lo enormemente tediosa que me pareció la última parte.

Tríada empieza con aventuras, quizás con una acción más rápida que otras y es cierto que prácticamente la primera mitad del libro consta de Jack y Victoria correteando por todo Idhún como un pollo sin cabeza sin que Ashran aparentemente haga nada al respecto, pero era muy entretenido. Era entretenido porque me permitió conocer el mundo, ver a Kimara y asistir a las increíbles estrategias militares con las que Alsan fue ganando terreno a los sheks poco a poco e iba consiguiendo el apoyo de sus aliados a pesar de su condición.

Entonces Jack se muere y todo se vuelve denso y espeso como la gelatina de arándanos. La parte en la que Jack conoce a Sheziss es simplemente maravillosa y esta es una de las mejores personajes que nos trae la obra. Su presencia permite explorar temas como la maternidad y lo que implica, la rabia contra sus propios hijos, la venganza o la inteligencia de una raza superior enclaustrada en una cueva diminuta. Pero la Victoria zombie es realmente insoportable. Y yo, personalmente, fui incapaz de empatizar con esa niña con ojos “que mostraban el abismo” que se movía como una autómata pidiéndole a la gente que le acompañasen a asesinar a Kirtash.

Su obsesión por matar a Kirtash para que ella misma pueda morir y cómo va a ver a Ashran y este la deja pasar resulta poco creíble como poco y fue, para mí, muy insoportable precisamente por las muchísimas páginas que la autora le dedica a este extraño duelo especial. Para colmo, cuando POR FIN se reencuentra con Jack, se vuelven a extender con una cantidad insufrible de páginas sobre lo importante que es el uno para la otra y la otra para el uno y lo necesarios que son entre ellos. Está bien que se comente, pero no hasta el punto de extenderse 250 páginas sobre el tema.

¡El final es muy bueno! (si exceptuamos la maldita manía de resucitar al hada vacua y plana). Pero para mí, la agonía de las 250 páginas repitiéndose sobre el amor, el duelo de Victoria y la gran pena y tristeza que sintió y cómo finalmente se sacrifica por salvar a sus amores, fue demasiado para mí. La novela, a la que pretendía situarla como una obra sobresaliente, cayó en picado en mi lista y, en vez de leerme la tercera parte, decidí coger cualquier cosa lejos de unicornios, dragones y drama de amor adolescente. Aunque la novela tuviese tan, tan buen trasfondo.



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