Detrás de una puerta de madera, escondida entre la vegetación y encerrada en una cómoda de madera cerrada con llave, reposa la historia de las mujeres Weyward. Una historia que corre a través de las venas de aquellas que han sido una con la naturaleza, capaces de invocar a los insectos y a los cuervos y que padecieron, durante siglos, el miedo de sus vecinos que las llamaban brujas.
Su historia resuena en el corazón de todas aquellas que algún día sintieron el pálpito del bosque en su interior. Sus vidas, fascinantes y llenas de peligros y hombres que las acechan buscando poseerlas, están ahora en tus manos. Recuerda no compartirlas, jamás, con ningún hombre.
Argumento de Las mujeres Weyward
Las mujeres Weyward es la historia de trés jovenes de la misma familia en tres momentos muy particulares de su vida. Es 1619 y Altha, una muchacha conocida por ser la hija de la difunta sanadora del pueblo, es arrastrada sin miramientos a un calabozo, acusada de brujería y de haber provocado la estampida de vacas que acabó con la vida de un granjero local.
1942: Violet, una pequeña niña que adora correr por los campos de la casa de su padre, intenta no pensar en el hecho de que su padre no le ha permitido salir jamás de sus terrenos. Su pasión por los caballitos de mar y los insectos atribula y preocupa tanto a su institutriz que le dan un ultimátum: si no deja de comportarse como una muchacha alocada, la apartarán para siempre de aquello que ella más ama.
2019: Kate lleva años siendo una sombra de lo que realmente era. Hace todo lo que Simon espera de ella: se tiñe el pelo del color que él le pide, usa la ropa que él le compra y no sale jamás de casa para que otros hombres no la miren. Pero cuando él le exige de malas formas que le dé un hijo, sabe que no podrá tolerar que ese hombre le ponga la mano encima al fruto de sus entrañas.
Sus historias son en realidad la misma: relatos de hombres que quisieron controlarlas, del miedo que su talento genera en la gente y de su necesidad por ser fieles a sí mismas y reconectar con la naturaleza.
Una historia con olor a bosque, zanahorias retorcidas y tés untuosos
Las mujeres Weyward es una de esas novelas preciosas y magníficamente bien narradas capaces de generarte un estado de sinestesia continuado a lo largo de la lectura de todos sus capítulos. Sus historias resuenan en nuestra cabeza como un viejo cuento que ya hemos leído más veces: la de la sanadora culpada de la negligencia de un médico, la de la joven bruja delante del tribunal de la Inquisición y la del hombre que encierra y maltrata a su mujer entre cuatro paredes de hormigón; y sin embargo, la maestría con la que Emilia Hart cuenta sus vidas las vuelve de nuevo interesantes y apasionantes.
Debía ser rebanada de la sociedad como una úlcera, afirmó, arrancada de la tierra como una madera carcomida. Había arrebatado algo a una comunidad de hombres buenos y honestos. Le había arrebatado la mujer a un esposo cariñoso. A su protector.
Y es que Las mujeres Weyward, este librito verde y pequeño, está contado desde una perspectiva femenina y tan próxima a la naturaleza, que su amor por las plantas es inspirador. El libro, escrito en capítulos cortos, muy dinámicos y frescos, se apoya en una narrativa sinestésica que hace que escuches el sonido de los pájaros y los aterradores cuervos y que huelas los tés de tanaceto que escondían las mujeres en su despensa. Cada uno de los capítulos de la obra es un relato en sí mismo, con un cliffhanger final que te deja deseando, necesitando y suspirando por saber qué más ocurre.
Referencias y símbolos ocultos relacionados con la brujería
El libro, acompañado de la sin duda excelente traducción de Xavier Beltrán que anota al pie de la página pequeños detalles sobre la etimología de la palabra Weyward, está cargada de sabiduría ancestral y de una simbología que puede pasarle desapercibida al que lea la obra por simple entretenimiento. No es una coincidencia por tanto que sean tres historias: el tres es un número asociado en la religión pagana (la que sin duda profesan de forma no verbal las mujeres de la obra) a la divinidad que representa a las tres figuras: la doncella (Altha), la madre (Kate) y la anciana (Violet).
Al mismo tiempo, los elementos que giran alrededor de la historia también están secretamente asociados con la brujería. Muchas tradiciones paganas colocan a los caballitos del diablo como mensajeros de los espíritus y se asocian a hechizos de transformación y adaptabilidad. Estos insectos aparecerán a menudo en la historia de Violet como compañía en los momentos de mayor conflicto y dolor. Asímismo, no hay que indagar demasiado para relacionar los cuervos que acompañan a la madre de Altha y a Kate con simbología pagana. Estas aves inteligentes relacionadas a veces con la muerte son sagradas y poderosas en muchas religiones y mitologías donde la brujería posee un papel privilegiado (como los cuervos de Odín en la mitología nórdica).
Por último, cabe destacar el nombre del libro, que hace referencia a las Weyward sisters: tres personajes de la obra Macbeth de Shakespeare responsables de profetizar el futuro del protagonista. Como bien explica Xavier Beltrán en la obra, el término "weyward" (también conocido como "wayward" en inglés moderno) significa "testarudo", "rebelde" o "caprichoso". El uso de este término en la obra de Shakespeare sugiere que las brujas son seres fuera de lo común, que actúan de manera impredecible y caprichosa, y que tienen el poder de influir en los eventos y las acciones humanas.
La maldición Weyward: detrás de una mujer con poder siempre hay un hombre que busca controlarla.
Sin embargo, no os vayáis a creer que todos estos símbolos y referencias aparecen de forma abrupta en la obra o que esta está plagada de referencias que dificultan la lectura, porque no es así. Las mujeres Weyward es un fascinante relato feminista con un denominar común para cada una de sus líneas argumentales: el hombre como opresor en la vida de mujeres con talento.
Aquella noche, en las mazmorras, decidí que le explicaría todo eso a mi madre cuando la viese en la vida que sigue a esta. Le hablaría de la fealdad. De la verdad.
Por un lado veremos el pasado de Violet: una joven oprimida y sometida al control paterno, el cual la fuerza a ser algo que no es y que la enferma gravemente solo por tenerla controlada y sometida y que no se parezca a su difunta madre. La violencia sistémica que el padre ejerce contra Violet y la forma con la que se niega a darle cualquier respuesta sobre su madre nos demuestra cuán deshumanizada tiene a su propia hija, a la que trata como a un simple objeto. La historia de Violet esconde en su interior una enorme cantidad de mensajes sobre el machismo: desde referencias al relato La habitación amarilla de Gaston Leroux (1907), hasta el tabú puritano heredado de la iglesia sobre el tema de la menstruación.
Kate, es una época más moderna, también nos muestra cómo un hombre puede pasar de ser encantador a ejercer un maltrato psicológico y físico continuado, minando el espíritu de la mujer con la que está y acechándola como si fuera un cazador en busca de un descuido de su presa. Su historia de huida al campo y cómo ha de enfrentarse después de haber vivido en la ciudad durante años a un entorno campestre es sumamente inspirador.
La verdad es como la fealdad: debes estar cerca para advertirla.
Por último, y mi historia particularmente favorita con sutiles referencias lésbicas a través de la historia de la amistad de dos jóvenes (algo que ya hizo Carmilla de Sheridan le Fanou en 1871), es la de Altha. Altha, al igual que su madre, decide tomar la decisión de ser madre soltera y vivir sin casarse y por tanto, sin someterse a ningún hombre. Recordemos que en el S.XVII en Inglaterra, siglo, las mujeres solteras eran consideradas una amenaza para la moral y la estabilidad social. Se creía que las mujeres sin esposo ni hijos eran propensas a la tentación y a la inmoralidad y qye podían ser brujas o hechiceras, lo que llevó a muchas mujeres a ser acusadas y ejecutadas por brujería.
El matrimonio suponía no solo jugársela a que te tocara un marido maltratador y borracho, como el de Grace, sino también perder totalmente tu libertad, autonomía y las pocas propiedades que pudieras haber heredado, así como cualquier derecho sobre tus hijos. Por eso precisamente las Weyward toman poder y alcanzan su autonomía cuando deciden vivir apartadas de cualquier hombre.
Es decir ¿merece la pena Las mujeres Weyward?
Definitivamente sí.
Después de pasarme semanas leyendo obras insustanciales que la crítica colocaba por las nubes y que a mí me habían sabido literalmente a ceniza, me encuentro con Las mujeres Weyward: un libro magistralmente bien escrito y traducido escrito desde una perspectiva femenina, pagana y natural que me ha enganchado desde la primera página y que me he merendado, muy a mi pesar, en solo dos días.
La historia de Las Mujeres Weyward es una narrativa envolvente que resuena en el corazón de aquellos que sienten el pálpito del bosque en su interior. A través de sus páginas, Emilia Hart cuenta las vidas de mujeres fascinantes y peligrosas que han sido perseguidas por los hombres y temidas por la sociedad. La novela está llena de simbolismos y referencias ocultas que pueden pasar desapercibidos, pero que aportan una riqueza adicional a la lectura. Con capítulos cortos y una narrativa sinestésica, esta obra transporta al lector a un mundo mágico donde la naturaleza y las mujeres son las protagonistas.
Pon una tetera a hervir y prepárate para sumergirte en la historia de aquellas hermanas extrañas que no se dejaron silenciar por los hombres que las rodeaban.
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