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Alma de bruja, el libro que te llevará a despertar tu lado más pagano

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Alma de bruja, el libro que te llevará a despertar tu lado más pagano

Quién podría haberse llegado a imaginar que todas las dudas, incertidumbres y sensaciones a medio madurar del interior de mi cuerpo eran en realidad un compendio de creencias wiccas y paganas a las que nadie les había puesto nombre aún. Como por obra del destino, recibí en un paquete de sobre amarillo manoseado un ejemplar de Alma de bruja, la obra de Vivenne Crowley, sin tener ni la menor idea de cuánto me llegaría a cambiar este libro.

Como coleccionista de libros sobre brujería, magia blanca y hechizos, esperaba que Alma de bruja fuera un compendio de hechizos extraños que combinan las oraciones e invocación a los santos y dioses griegos con un compendio de hierbas extrañas y cristales pulidos que jamás habría sabido localizar en una tienda de Palma de Mallorca. Cuál fue mi sorpresa cuando en su interior encontré paz, reconocimiento y sobre todo coherencia y quietud. Por primera vez, una voz experta y vivida, me explicaba por qué me sentía impelida a huir de sitios aparentemente mágicos y pacíficos (como los campos del Palacio de Osorio, en Canarias) o por qué tenía sensaciones que no podía expliar.

Por primera vez, alguien que no juzga realizó la mágica acción de escucharme a través de un método de comunicación unidireccional. Y de esta forma, me sentí comprendida y extrañamente impelida a reforzar una verdad que llevaba años luchando por acallar. 

Este libro es mágico. Es la historia de cómo Vivianne Crowley se sintió fascinada desde pequeña por la religión pagana y cómo su viaje la llevó a convertirse en una experta en la materia. En su interior, la autora condensa una visión de la Wicca como un camino personal de transformación, una forma de reconectar con el yo más profundo.

Prevenido estás si eres especialmente escéptico, porque este libro cambiará para siempre tu vida.

El rechazo de la religión pagana y el comienzo de tu viaje

—¿Cómo volveremos a casa? Estoy segura de que no volveremos de forma normal. Va a pasar algo. Algo terrible.

Cuando tenía nueve años, mi familia y unos amigos nos fuimos a un merendero a muchos kilómetros de la civilización más cercana a pasar el día. Yo solo tenía nueve años y no podía parar de preguntarle a mis padres cómo volveríamos a casa.

—En coche, por supuesto. ¿Qué clase de pregunta es esa?

Pero yo estaba segura de que no era así. Estaba convencida de que algo pasaría. Un sentimiento que me brotaba del interior del pecho me decía que el universo intentaba gritarme que tuviera cuidado. No lo escuché. Nadie escucha a sus pálpitos, y menos cuando tienes nueve años. Como resultado de eso, me caí jugando con mi hermano pequeño por una catarata, me agarré a una roca antes de que mis pies rozasen el molino de hojas de acero cortante y me abrí la cabeza desde el nacimiento del pelo hasta la nariz. Mientras me iba desangrando en los brazos de mi padre, que histérico buscaba un hospital más cercano, el pensamiento recurrente de aquel vaticinio me iba adormeciendo.

TODO
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Creo sinceramente, y así también lo hace Vivienne Crowley en esta obra, que todos hemos tenido uno o varios momentos así. Un instante en el que crees haber visto un fantasma mirándote a través de una ventana, o que una voz te susurra tras el oído, pero haces un esfuerzo sobre humano para convencerte de que es tu cabeza jugándote una mala pasada.

Este libro es para todos aquellos que se han encontrado en una o varias ocasiones en su vida con un fenómeno paranormal o sobrenatural. Gente de mente abierta, quizás algo escéptica y con miedo a ser juzgados que acepta relatos como el embarazo sin mácula de una mujer por ser socialmente aceptados pero que no confesarían ni bajo el hacha del verdugo que la cercanía de ciertos árboles o cristales le produce cierta paz y tranquilidad. Y es que la magia tiene una pésima fama, especialmente en países con una fuerte influencia religiosa basada en el catolicismo, donde la Santa Inquisición o una dictadura franquista han dejado el poso de una imagen ligada entre lo detestable y lo espiritual pagano. Y sin embargo, esta ha estado presente en todo momento a nuestro alrededor y sigue formando parte, consciente o inconscientemente de nuestras vidas. A menudo esta presencia mágica se convierte en una contradicción presente: no creemos en los espíritus pero jamás alquilaríamos una casa al lado de un cementerio; creemos que los objetos no son capaces de retener energía mágica pero volvemos encantados de nuestro viaje a Japón con una colección de amuletos que colgar en el hogar.

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Los seres humanos pasamos gran parte de la infancia y la adolescencia aprendiendo a ser individuales y estar apartados. Necesitamos desarrollar un fuerte sentido del yo para poder relacionarnos con el mundo de lo cotidiano. Cuando nos relacionamos con la magia salvaje, aprendemos a dejar de lado el yo. Dejamos de lado por un tiempo la separación entre el yo y el otro.

La magia forma parte intrínseca de nosotros, de nuestros rituales, de nuestro comportamiento y de nuestras formas de relacionarnos con el entorno. Un ejemplo lo constituye la forma en la que nos relacionamos con los espíritus de un lugar sagrado y con las tumbas. Un comportamiento socialmente aceptado al visitar un cementerio es llevar flores o dejar un detalle sobre la lápida. Igual que hacían nuestros antepasados, queremos dejar algo de nosotros mismos en un lugar sagrado para conectarnos con su energía. El ritual se repite en mil aspectos de nuestras vidas: por eso las personas acuden a las iglesias a encender las velas o muchas personas del norte de Europa atan trozos de tela desgarrados de la ropa a los árboles y arbustos de los alrededores en busca de curación.

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A través de relatos personales, Alma de bruja nos lleva a acompañar a Vivienne Crowley en un viaje de autodescubrimiento, donde el lector se siente acompañado y reconfortado por los relatos de duda, miedo y progreso que realiza la hechicera. La obra, lejos de ser un compendio de hechizos, se presenta como un libro esencial dentro de la categoría de espiritualidad y religión apta para todos los niveles que, de forma muy simplificada, te anima a que persigas tus impulsos y creencias, reclames tu propia voz de bruja y te da algunas claves a través de las vivencias personales de la autora para entender cómo encontrar un aquelarre, entrar en trance o retomar el poder espiritual que otros han intentado silenciar o quitarte.

La imagen tradicional de la magia es la de lo oculto, una tradición mística y secreta, una práctica de la noche realizada en las sombras. El simbolismo de la magia es casi un romance con la oscuridad. El grimorio principal de la wicca incluso se llama El libro de las sombras, y la brujería en particular es un desafío a las nociones de propiedad, religión y «bondad».

Así, el libro te muestra cómo la magia no está reñida en absoluto con la psicología o la ciencia, apoyándose en ideas de Carl Jung para animarte a meditar cada día de forma que entres en contacto con tu yo interior y aportando fascinantes anécdotas como la forma en la que Erwin Schrödinger llegó a escribir y plantear sus fundamentos de la mecánica cuántica inspirándose en la espiritualidad hindú del Vedanta.

La brujería como forma de control de las mujeres

Silvia Federici, la autora de Brujas, caza de brujas y mujeres, estaba absolutamente convencida de que el proceso de la persecución de las brujas fue una manera de controlar a las mujeres y desvestirlas de su poder e independencia y sin ninguna duda, Vivienne Crowley está absolutamente de acuerdo.

La autora de Alma de bruja nos explica cómo en su juventud, al sentir que no encajaba en ninguna parte, empezó a investigar por su cuenta a través de libros de psicología en busca de respuestas a preguntas que ni siquiera sabía formular. Lo que se encontró fue tan poco esclarecedor como deprimente ya que la mayor parte de los grandes autores relegaban a las mujeres y su espiritualidad a un universo tóxico y detestable.

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Empiezo a leer libros de psicología, preo no me ayudan a entender lo que significa ser mujer. En primer lugar, encuentro a Sigmund Freud. «Todas las mujeres», predica, «sufren de envidia de pene». Pero ¿en qué está pensando? Nunca en mi vida he anhelado una cosa colgante pegada en la parte delantera. Las ideas sobre el género de Carl Jung son defectuosas 

Su búsqueda la lleva a contactar con aquelarres de Londres que abren sus puertas para ella y la guían a través de su crecimiento personal. Poco a poco, Vivianne Crowley nos habla sobre cómo la religión wicca le infirió ciertas costumbres y creencias que hicieron de su vida un lugar mejor: la búsqueda de la conservación de los objetos que trae el convencimiento de que muchos de ellos pueden llegar a tener energía o “alma” en su interior; la paz que siente al comprender que la muerte es solo un paso a otra forma de energía sobre la que te reencarnarás o la mentalidad abierta que necesitas para aproximarte a las decenas de ramas que esconde la religión wicca que provienen de antiquísimos ritos que nunca se han perdido.

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[…] La antropóloga y egiptóloga Dra. Margaret Murray […] argumentó que las brujas perseguidas durante siglos como adoradoras del diablo no eran satanistas después de todo, sino adeptas secretas de la deidad pagana con cuernos adorada como Pan con cabeaza de cabra en el antiguo mundo mediterráneo; en Gran Bretaña como Herne el Cazador con cabeza de ciervo, líder la Caza Salvaje, y como Cernunnos por los celtas de la Europa continental; ya que hen y cern provienen de una raíz común para «cuerno». 

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Y es que tal y como nos explica Alma de bruja, al contrario de lo que pueda parecer, la wicca es una religión que trata del autonocimiento. El paganismo y chamanismo han estado presentes en la historia de la humanidad desde tiempos inmemoriales, pero no fue hasta los 60 y 70 que se popularizaron las prácticas espirituales de comunión con la naturaleza. Ahí donde religiones convencionales no podían dar respuestas a esa desesperada búsqueda de algo que uno no sabe definir, la wicca sí que podía. Vivianne Crowley, autora de Alma de bruja, explica en su obra cómo la prohibición que envuelve la wicca cobra sentido en el momento en el que te das cuenta de que es la única religión que empodera a las mujeres, las pone a la misma altura que los hombres, y les ayuda con un propósito espiritual que nos ayuda a encontrarnos por fin con nuestra propia verdad.

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La espiritualidad mágica no es para todo el mundo, pero parte de su esencia sí lo es: el cultivo de la intuición, el reconocimiento de que dentro de nosotros hay un yo más profundo que está conectado con lo divino, la veneración del mundo natural y el amor por la vida y el don de la conciencia.

El camino de la bruja a través de la visión de Vivianne Crowley

Tal y como se ha avanzado anteriormente en esta reseña, Alma de bruja es en realidad un libro de reflexiones y vivencias personales de una de las mujeres más relevantes y con mayor experiencia en el mundo de la wicca.

A lo largo de las primeras cincuenta páginas de la obra, Vivianne Crowley hace una introducción autobiográfica a su propio camino por la brujería: un sendero que sin lugar a dudas resuena en la cabeza del lector que de una forma menos inocente de la que se cree ha escogido este libro y que ahora lo escucha cantar en sus manos.

Así, la autora nos habla de sus experiencias extrasensoriales de joven. De cómo jugueteaba con los hechizos que leía en los cómics y en las películas y cómo sus compañeros de clase la llamaban bruja despectivamente. Habla de cómo todo empezó siendo un juego, hasta que se mudó a Londres y la ciudad la asfixiaba y se sentía perdida sin una referencia en el mundo del paganismo o la wicca al que poder acudir. Sus historias y percepciones son poderosas precisamente porque se parecen a tus propias vivencias y recuerdos: la sensación mágica que te recorre al mirar el cielo estrellado, los cambios de humor cuando la luna está llena o ese sentimiento sagrado al encontrarte rodeada de árboles.

A través de capítulos muy cortos y fáciles de seguir y entender , Vivienne Crowley nos abre la puerta al camino de la hechicería: un sendero reservado para aquellas mujeres que saben que no encajan con el paradigma heteronormativo, inquietas y cultas, que se sienten perdidas y, de alguna forma, solas inter pares. Es ahí cuando la autora explica cómo empezó su recorrido con la meditación, buscando lugares sagrados y entornos naturales que luego el filósofo Glenn Albrecht denominaría eutierria.* Nos explica cómo participó de quedadas conjuntas en diferentes lugares del mundo y cómo su experiencia la llevó a ayudar a otros a sanarse y encontrar su camino.

A lo largo de la obra, llorarás al vivir en tu propia piel su espeluznante relato sobre cómo enfermó en un desierto de Australia y estuvo a punto de perder su vida y cómo su marido, desesperado, pidió a la comunidad que enviasen energías positivas y cargadas de amor hacia ella para ayudarla a sanarse.

Entonces ¿merece la pena Alma de bruja?

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He tenido que limitarme a contar superficialmente lo muchísimo que merece la pena la pena este libro y lo mucho que me ha cambiado la vida porque el artículo ya estaba siendo demasiado largo. Y he de confesar que creo que mis palabras no le hacen justicia a la obra de Vivianne Crowley.

Como ya dije antes, el libro me ha traído un consuelo y una tranquilidad que no he sentido nunca. Por primera vez, me he permitido ser honesta y fiel con lo creo y sonreír cuando las personas a mi alrededor se burlan de mis pálpitos, mis nuevos hábitos basados en la meditación y reflexión y el estudio de las energías y los auras.

El libro condensa tanta información, de una forma tan poética y maravillosa, que una no puede evitar recomendaros que lo leáis varias veces para extrar el menos una mínima parte del porcentaje de sabiduría que esconde. Ya que, al fin y al cabo, vivimos en un mundo en el que creer que todos somos energía y recibiremos lo mismo que proyectamos, o que el tarot es capaz realmente de permitirme atisbar un poco del futuro, se ve como refugios de personas inestables. Y por tanto es inevitable que en ocasiones nuestra confianza por la wicca se vea amenazada.

Y entonces, por muy escéptica que seas, descubres que las oncólogas hoy en día recomiendas a las enfermas de cáncer de mama que se lo cuenten a su familia para poder recibir la energía curativa que genera su amor y cariño, ya que este tiene un significativo impacto en la recuperación del paciente. Y comprendes, con una sonrisa de perdón, que Vivianne Crowley tenía razón desde el principio: la magia siempre ha vivido entre nosotros.

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