Argumento de Carter y Arizona
Carter y Arizona han sido amigos inseparables desde cuarto curso, pero entre ellos nunca ha habido nada más que amistad. Carter es un ligón insoportable que no consigue mantener una relación durante más de seis meses sin encontrarle algo “raro” o “imposible de salvar” a ninguna de sus novias; mientras que Arizona es una perfeccionista amante de la cocina que valora en una hoja de excel en su móvil la potencial compatibilidad con todas sus citas.
Ambos han vivido siempre apoyándose el uno en el otro. Han sido siempre amigos inseparables… hasta que de pronto un día Carter descubre que Arizona es una mujer simplemente espectacular… y ella ve en Carter algo más que el cretino con el que ir a comer waffles cada día.
Análisis de Carter y Arizona
Carter y Arizona es una novela de romance con toques eróticos escrita por Whitney G. y con un ritmo simplemente espectacular. El arquetipo de las novelas de romance erótica se mantiene en este caso, mostrándonos a un hombre extremadamente atractivo con un terrible trauma que nadie conoce y a una mujer incapaz de comprometerse e inconsciente de su belleza.
Sin embargo, la construcción del argumento de Carter y Arizona no sigue los estándares del género: al ser amigos desde la infancia, no tendremos ese momento en el que los protagonistas se conocen y una chispa de deseo explota frente a sus ojos; ni tampoco contaremos con el drama típico cuando aparece la ex-novia celosa o cuando se descubre algo acerca del terrible pasado del protagonista masculino.
Algunas personas entran en tu vida por una razón, otras por una temporada y otras para siempre.
No. Carter y Arizona es realmente fresco en todos los sentidos. Cada capítulo salta del pasado al presente, mostrándonos realmente cómo se fue construyendo la profunda amistad entre Carter y Arizona y creando situaciones completamente creíbles y realistas entre un niño y una niña que empiezan a ser amigos: sus peleas en el recreo, la actitud prepotente de cada uno y sobre todo, esa comprensión que nace de la más profunda amistad y que te demuestra que uno siempre puede estar allí para el otro.
Además, contamos con ambos narradores para conocer la perspectiva de Carter y de Arizona por separado. Whitney G. no emplea este recurso para volver a describirnos una y otra vez la misma situación que ya hemos leído como pasa con muchos otros libros del género: cada capítulo es completamente fresca y los personajes reaccionan exactamente como se esperaría que lo hicieran según su personalidad, la cual ha sido perfectamente definida por la autora. Arizona es una auténtica perfeccionista: una maníaca capaz de entregarle toda su pasión a un ámbito de su vida como puede ser la cocina e ignorar por completo sus otras obligaciones profesionales. Por su parte, Carter es un joven que a pesar de los golpes que ha recibido en la vida, se mantiene en pie, fuerte e intelectual, estudiando para sacarse el título en Derecho y para obtener un futuro mejor.
Whitney G. no se corta a la hora de mostrarnos seis largas páginas sobre la explicación que Arizona le da a sus sentimientos y enfrentarnos en el siguiente capítulo con la reacción de Carter resumida en una sola palabra.
Los personajes secundarios, a pesar de que no cuentan con una terrible profundidad, también están bien construidos: Nicole es la típica amiga egoísta que tienes y a la que realmente no le importas demasiado, mientras que Josh es el clásico compañero bobo de juergas con más dinero del que puede gastarse realmente.
Ambos son simples conductores para las situaciones de amor, llanto o estrés que nos irá dando Carter y Arizona y que nos enganchará a lo largo de la trama. Y es que Carter y Arizona contiene muchos momentos de humor, otros de llanto y sobre todo, escenas picantes de sexo explícito capaz de sacarle los colores a cualquiera.
Nuestra opinión de Carter y Arizona
Quizás es que Carter y Arizona llegó en un muy buen momento a mi vida, o quizás es solo que realmente se trata de una muy buena novela de romance erótico, pero está claro que Whitney G. me sorprendió. Me sorprendió y me cautivó por igual, sacándome los colores en ciertos momentos mientras lo leía o incluso haciendo que prefiriese tirarme sobre la cama a leer a hacer cualquier otra cosa en mi día a día.
Carter y Arizona está muy bien escrito. Como ya comenté en el análisis, Whitney G. no usa la posibilidad de mostrar la perspectiva de los dos para narrarnos de nuevo las mismas situaciones, sino que cada capítulo aporta algo nuevo y fresco. Otro punto de novedad está en la construcción de los personajes: Carter es un tío con dinero que se presenta como un malote, tatuándose el brazo sin ningún tipo de pudor; y Arizona es una chica impopular, que pone un esfuerzo activo en tener amigas, a la que realmente nadie comprende.
Quizás es que simplemente me vi reflejada en algunas de mis relaciones personales en las que tienes que obligarte a ti misma a mantener una amistad que no funciona, pero este detalle de Arizona me hizo verla de una forma más humana, más creíble, más realista y menos perfecta.
Carter y Arizona me hizo plantearme que no es tan mala idea hacerse tatuajes estando completamente borracho, sin plantearte si el tatuador tiene el talento necesario para no arrepentirte el resto de tu vida. Carter y Arizona me hizo echar de menos mis años de universidad, las mariposas en el estómago que sientes cuando tu amigo se convierte en algo más, el miedo a fallar, la necesidad de marcharme, mi amor por la repostería y mi ineptitud cocinando. Pero sobre todo, me hizo sentir muchas, muchas cosas.
Por su ritmo rápido, que hace que los capítulos no se te hagan exageradamente largos. Por la forma tan preciosa en la que construye a los personajes, haciendo que todo cobre sentido al final y por lo bien que Whitney G. describe cualquier escena sexual, Carter y Arizona es sin duda la novela que deberías estar leyendo.
No va a descubrirte la composición de la penicilina, pero oye, te garantizo que si lo lees como yo en una cafetería concurrida y llegas a un momento subidito de tono, todos notarán la forma en la que dejas el libro sobre la mesa y sorbes el café, con las orejas del mismo color que el estado de Arizona en verano.
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