Por su ritmo rápido, que hace que los capítulos no se te hagan exageradamente largos. Por la forma tan preciosa en la que construye a los personajes, haciendo que todo cobre sentido al final y por lo bien que Whitney G. describe cualquier escena sexual, Carter y Arizona es sin duda la novela que deberías estar leyendo.
No va a descubrirte la composición de la penicilina, pero oye, te garantizo que si lo lees como yo en una cafetería concurrida y llegas a un momento subidito de tono, todos notarán la forma en la que dejas el libro sobre la mesa y sorbes el café, con las orejas del mismo color que el estado de Arizona en verano.