La isla de El señor de las moscas oculta una simbología presente a lo largo de todo el libro que hoy, en este post de Momoko, vamos a descubriros.
Tal y como recordaréis la obra de Michael Golding nos introduce en una catástrofe terrible en la cual un grupo de niños tienen un terrible accidente aéreo y caen en una isla deshabitada donde tendrán que aprender a comportarse en sociedad y ayudarse los unos a los otros para poder sobrevivir.
Toda la trama se desarrolla, por tanto, en una isla tropical de la cual contamos con tal cantidad de descripciones que somos capaces de redibujarla de una punta a otra (y así lo han hecho múltiples autores y artistas como el que os dejamos aquí abajo).
Como ya dijimos anteriormente, la isla está maravillosamente bien descrita y es posible crearse un mapa mental de dónde se sitúa cada localización gracias a los comentarios de los chicos, el tiempo que tardan en llegar a un sitio y otro y las descripciones que aporta Golding. Pero como siempre, en una obra tan compleja, siempre se esconde algo más. Las partes de la isla son las siguientes (te avisamos que puede que haya varios spoilers en las descripciones, así que no lo leas a no ser que ya hayas terminado la novela.
Toda la obra está cargada de un potente simbolismo donde las aparentemente inocentes disputas de los chicos al comienzo de la novela son en realidad mucho más. Ocurre exactamente la isla, la cual en realidad es una metáfora de El jardín del Edén. El jardín del Edén es, según la Biblia, el lugar donde Adán y Eva (los primeros hombres) vivían antes de su expulsión del paraíso por morder del fruto prohibido.
Al igual que El jardín del Edén, la isla se presenta como un lugar paradisíaco y prístino, lleno de comida, donde los animales no suponen ningún tipo de amenaza y con un clima simplemente perfecto. Los chicos, que aparentemente lo tenían todo para esperar tranquilamente su rescate, debido a sus propios pecados y a su corrupción, acaban destrozando su propio Paraíso al igual que Adán y Eva, que fueron expulsados del mismo en cuando comieron de la manzana.
El libro esconde un potente mensaje ecologista por parte de Golding donde se nos habla de la destrucción de la naturaleza por parte de la humanidad (el incendio del final de la obra habría desencadenado en la expulsión de los chicos y la destrucción completa de la isla). La isla inhabitada representaría de esta forma el paraíso, mientras que la enorme brecha o cicatriz que la recorre de arriba abajo muestra la ruptura del hombre con la paz que le rodea y su mal intrínseco.
No podemos olvidar que en realidad El señor de las moscas está fuertemente influenciado por la obra The Coral Island and a Tale of the Pacific Ocean (1858) de R.M. Ballantyne. Según se cuenta, Golding y su mujer solían leerle a sus hijos David y Judy un montón de historias y cuentos sobre niños que tenían aventuras en islas. Uno de esos días William le dijo a su mujer «¿No sería buena idea si escribiera un libro sobre niños en una isla que se comporten de verdad como se comportarían los niños?». Por lo tanto, El señor de las moscas es en realidad una representación de la visión que tenía Golding acerca del comportamiento que él suponía que era más realista que el de los niños en The Coral Island.
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