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NOTA: 9.5

Tentar al jefe, opinión de la novela perfecta para una tarde de invierno

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Tentar al jefe, opinión de la novela perfecta para una tarde de invierno

¿Cuándo fue la última vez que te reíste a carcajadas con un libro? Tentar al jefe, el nuevo gran acierto de Phoebe Romántica, es un enemies to lovers que rompen completamente con las reglas que constriñen el género para darnos una novela fascinante con la que no pararás de reírte y salpicada con un final muy picante para los amantes del género de erótica.

¿De qué trata Tentar al jefe?

Lauren creía tenerlo todo: un marido perfecto, dos niños adorables y una casita maravillosa a la que se ha dedicado en cuerpo y alma. Esto es hasta que su marido le confiesa que lleva siete meses viéndose con la profesora de su hijo pequeño.

Decidida a rehacer su vida tras el divorcio, le pide a su amiga Penélope que le encuentre un puesto de trabajo. Lo que no podría llegar a imaginarse es que sería trabajando de asistente para ese sexy maleducado que chocó contra su coche el primer día y que tuvo la desfachatez de llamarla borracha.

Si esperaba tener una asistente dulce que aceptase sus gritos, lo lleva bueno. Y es que está segura de que el señor Mckenzie nunca ha tenido una asistente capaz de organizar sus reuniones por orden alfabético en cinco minutos y después intentar matarlo echándole laxante en la Coca Cola.

Un comienzo doloroso, una remontada digna de una heroína romántica.

Tentar al jefe comienza de forma apresurada, caótica y rápida, introduciéndonos inmediatamente en la trama. Lauren, una divorcia ex-ama de casa recuerda cómo descubrió que su marido y padre de sus dos hijos, le era infiel. Lo primero en lo que piensa ella al descubrir que él le es infiel es que es por su culpa: por los kilos que ha cogido o por no tener tiempo para darle sexo. De esta manera, Natasha Madison se posiciona desde una perspectiva de crítica y denunca cómo la sociedad y especialmente ese cretino por el que juró fidelidad le ha hecho creer que su valor se basa en su apariencia física y su capacidad para satisfacer a los hombres sexualmente.

TODO
TODO

La novela claramente arranca desde el punto más bajo en la vida de Lauren al desvelar el comportamiento despreciable de su ahroa ex-marido . Él no tiene la valentía de enfrentarse a las consecuencias de su infidelidad y, en cambio, se esconde detrás de una fachada de engaño y mentiras. Para evitar que Lauren le monte una escena, elige confesar su infidelidad en el colegio en una reunión de padres. Esta cobardía es solo la punta del iceberg alrededor del cual se construye el humillante principio de la novela, ya que pronto nos daremos cuenta de que todo el mundo, incluyendo sus amigas más cercanas, eran conscientes de que su esposo le era infiel y decidieron callárselo, haciéndola sentir menos valiosa y respetada.

"

Siempre oyes hablar de ese tipo de besos, de los que ponen patas arriba tu mundo. Esperas que ocurra, deseando que cada beso sea ese, que sea el beso.

A partir de ese momento, la autora decide presentarnos a una protagonista fuerte, combativa y poderosa que no se deja amilanar ni vencer por los acontecimientos. Lauren rápidamente se pone en forma y vuelve a trabajar para mantenerse a sí misma y a sus dos hijos. Este espíritu de lucha que tanto caracteriza a la protagonsita y que ya hemos visto en otras obras como Negocios o placer (K.I. Lynn. Phoebe Romántica, 2022) o Rendirse al diablo (Elizabeth O. Roark. Phoebe Romántica, 2022), en la obra de Tentar al jefe se burla de la constricción del género, salta por encima de todas las reglas de los enemiestolovers y genera un clima y una serie de situaciones capaces de arrancarte una carcajada tras otra.

Un argumento que parece salido de una sitcom.

Estamos acostumbradas a que las novelas del género enemies to lovers se queden siempre en un inteligente intercambio de opiniones y diálogos sumados a ciertas amenazas, una pizca de incompetencia laboral por una de las dos partes y mucha tensión sexual. Esto no será así en Tentar al jefe. Lauren y Austin empiezan, como es habitual en este tipo de historias, con mal pie. Sin embargo será a partir del momento en el que empiezan a trabajar juntos cuando la trama se dispara.

Y es que Natasha Madison no se corta a la hora de hacer que sus personajes se metan en líos y lleven sus venganzas hasta un punto que cualquier persona de recursos humanos consideraría su peor pesadilla: desde envenenar a tu jefe con laxante antes de una reunión importante de trabajo hasta presentarse en su casa en pleno aniversario de los padres con una tropa de strippers masculinos.

Lauren y Austin comienzan un juego absurdamente divertido en el que ninguno de los dos quiere dar su brazo a torcer. No habrá demasiada tensión sexual propiamente dicha, pero sí una enorme cantidad de situaciones que harán que, como yo, no podáis soltar el libro y estéis devorando página tras página a las dos de la madrugada.

Las situaciones cómicas del libro no se limitan al entorno laboral, sino que la autora, experta en entrecruzar historias amorosas, nos presenta también a Kayleigh, la hermana de Lauren: una profesora de yoga vegana y negada para la cocina que imprimirá siempre un toque de diversión y una nota disconforme a los dramas de Lauren, haciendo que nos creamos totalmente el carácter de la protagonista cuando la vemos vengarse de su propia hermana usando técnicas parecidas a las que emplea en el trabajo.

TODO
TODO

Entonces ¿no es una novela erótica?

No nos vayamos por las ramas. Tentar al jefe es definitivamente una novela erótica, solo que tendremos que esperar a prácticamente el final para llegar a las escenas picantes. Como en el humor y los límites de lo sociablemente aceptar, Natasha Madison no se queda a medias y, en el momento en el que la explosión de erotismo llega, se toma su tiempo para hacerlo por todo lo grande.

No os esperéis un momento de gran conexión romántico cuando al fin dejan de de odiarse y empiezan una relación, porque no es eso lo que tendréis aquí. El sexo que muestra la autora es sucio, rudo, público y cargado de sabores (if you know what I mean), con algunas escenas que sin duda se catalogan entre lo más picante que ha llegado a publicar nunca la editorial.

No se trata de su cuerpo, aunque está hecho para adorarlo, sino de su mente, de su corazón. Lo quiero todo.

Y es que Austin es un bruto. Un bruto agresivo y bastante soez, endiosado por sí mismo y por los que le rodean al que la autora aterriza y pone en la posición de un mortal tantas veces que lo ves creíble, humano y vaya, bastante divertido. A pesar de las faltadas que tiene con Lauren, a la que es imposible no amar, la autora nos deja claro desde el primer instante que Austin es persona grata al hacer que en su primer capítulo contado desde su perspectiva, este afirme que jamás se metería con una mujer casada (realizando un contrapunto con Jake, el fracasado del ex de Lauren).

Esta brutalidad y cabezonería, frustrante a veces, se traslada muy bien al dormitorio (y cuando digo dormitorio me refiero a un callejón en una calle de atrás de una discoteca. Os digo que es de lo más fuertecito que ha publicado la editorial en años) y hace que la tensión, cuando finalmente se libera, sea totalmente apabullante. Sí, es un hombre de las cavernas - ejecutivo pero ¿y lo sexy que puede resultar eso a veces?

Mi opinión de Tentar al jefe

Hacía muchísimo tiempo que no me reía tanto con una novela como esta. Es sumamente refrescante ver que el género enemies to lovers o, aquel que Phoebe Romántica ha empezado a designar como MyBossIsASexyBastard en redes. Y es que por fin nos encontraremos con una autora a la que no le van las medias tintas, que se tira de cabeza demostrando que sus protagonistas son imparables y que ella, como autora, no le teme a burlarse del estereotipo de protagonista de novela erótica completamente endiosado.

Lo único que podría achacarle es que al final de la obra queda demasiado evidente que la autor nos introduce, un poco con calzador, a los personajes de otras de sus sagas, los cuales tienen guiños y bromean entre ellos de forma que, si no te has leído sus historias, te saca un poco de la lectura.

A excepción de ese pequeño traspié, la novela es prácticamente perfecta. Sin lugar a dudas, desde aquí yo me declaro completamente fan de Natasha Madison con este libro y esperaré deseosa a ver qué nos puede aportar su ingenio en su próxima novela.

¿Brindamos por ello con Coca Cola?

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