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NOTA: 8.5

Sundial es horror puro: Catriona Ward explora las relaciones tóxicas con brillantez

Nat Q. García 0 Comentarios
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Imágen destacada - Sundial es horror puro: Catriona Ward explora las relaciones tóxicas con brillantez

Entre tormentas y sol, el parque del Retiro volvió a acoger la Feria del Libro de Madrid, donde libreros, editores, autores o periodistas pasaron varios días compartiendo el amor por la lectura. Alianza Editorial estuvo presente en la caseta 237 con una selección de fondo editorial y novedades bien jugosas, entre las que destacó Sundial, la nueva novela de la reina del domestic noir Catriona Ward, que presentó dicha obra en la Biblioteca Eugenio Trías junto a Virginia Feito, aprovechando para hablar sobre literatura de terror. Pero la gira de esta maravillosa escritora que conocimos en España con La Casa al Final de Nedless Street no acaba aquí: viajamos a Barcelona para visitar la aterradora librería Gigamesh, que acogió a Catriona Ward en su sala de presentaciones, al parecer sin problemas metereológicos, con un brillo que achicharró y permitió a la autora pasear por la playa barcelonesa y tomarse unas copitas...

Para escribir se necesita espacio, y eso lo deja bien claro la autora comentando en El Confidencial que actualmente vive entre Londres y un lugar perdido y salvaje, repleto de páramos, en Dartmoor. Fue aquí, en Inglaterra, donde la novela gótica de terror acogió la escritura de mujeres como Mary Shelley o Shirley Jackson, así como a la reina de la novela policíaca Agatha Christie. Se podría decir que fue el lugar donde la literatura vio crecer y le dio el derecho a la mujer a ser escritora, y Catriona Ward lo remarcó al relacionar la literatura de dicho género con lo femenino, puesto que es como vivir en un ensayo e ir explorando los traumas y las situaciones que podrían pasarte simplemente por ser una mujer.

Bien recordó esta sensación femenina en Gigamesh, afirmando que una escritora también puede, y es capaz, de escribir sobre los lados más oscuros de la humanidad. Véase cómo en La Casa al final de Nedless Street se aprovechó del odio hacia los secuestros y el maltrato infantiles para englobar la narrativa en una justicia impartida por una misma, donde conocemos al presunto desgraciado de la historia: Ted, un monstruo para la sociedad que tiene ataques de ira, y así llevarnos hacia una estructura que se basa en lo emocional, haciendo al lector partícipe de cada escalofrío y presuntos ataques contra la ley para desembocar en un clímax inesperado. En La Pequeña Eve (galardonada con los premios Shirley Jackson y el August Derleth a mejor novela de horror en los British Fantasy de 2019) viajamos al castillo de Altnaharra, lugar en el que ocurren rituales y prácticas macabros con los traumas infantiles y el amor podrido como telón de fondo. Nuevamente acompañamos a un elenco de personajes cargado de claroscuros, de conductas agresivas y una narración de supervivencia en el que más de una vez se te revolverá el estómago y querrás vomitar; o quizá no, y te apetezca un trocito de carne después de leer las hazañas de Eve.

Llegamos a la apoteósica Sundial. ¡Uf! Vuelven los puñetazos, la incertidumbre y un narrador nada fiable.

Argumento de Sundial, secretos familiares y comportamientos maníacos

¿Quién no se ha parado a pensar que lo único que quiere, entre tantos problemas, es una vida normal? Rob ansiaba esa vida tranquila, y la consiguió. Se casó, tuvo dos hijas y se mudó a una casa ejemplar a las fueras de la ciudad. Hasta que poco a poco su matrimonio se va desmoronando entre violencia verbal y física y sus hijas toman costumbres un tanto extrañas. Su hija Callie adora coleccionar huesos de pequeños animales y le encanta hablar con sus amigos imaginarios. Annie, la hermana de esta, no se siente segura, y Rob teme que algún día pueda pasar una desgracia entre una trifulca del hermanas corriente.

Cada día Rob ve en Callie todo aquello por lo que luchó para enterrar y mantener en el pasado, pero no podrá huir de su infancia en Sundial, casa donde vivió muchos años junto a su propia hermana Jack en medio del desierto de Mojave. Acabará haciendo un viaje íntimo y familiar con su hija Callie, pero todo lo positivo que podría tener esta aventura se irá fraguando en puro caos, en secretos familiares muy inquietantes y el comportamientos maníacos que destrozarán a Callie por dentro.

Una trama retorcida y una narración doble

Reconozco que me costó entrar en la historia. Que no conseguía empatizar con ningún personaje y que toda la ambientación me olía a una novela negra doméstica más. Género del cual, ya que estamos, no es que sea muy fan; no soporto los dramas familiares, y si encima tienen un transfondo noir, peor me lo pones. Pero es Catriona Ward, y a esta autora hay que leerla porque con ella ningún libro es uno más. Todo tiene un por qué en sus letras, y qué por qués tan impresionantes. Tras pasar las primeras 50 páginas y ubicarme en lo que me quería contar Ward, ya no pude salir del viejo y terrorífico rancho y solo me quedó escuchar a Rob y a Callie (de vez en cuando también escuché a algún fantasma que se me colaba en la cabeza).

Con ecos del apasionante thriller psicológico La Casa al Final de Needless Street o de Detrás de Sus Ojos de Sarah Pinborough, Catriona Ward nos mete de lleno en una familia disfuncional donde el sexismo y el maltrato están presentes a lo largo de todas las páginas, donde se habla de género, de la relación sentimental y paternal en un entorno que se considera hogar. Un entorno, aparentemente, seguro. Sirviéndose de lo mejor del thriller y del horror psicológico, la autora escribe sobre personas corrientes y vidas normales, hasta que llega el detonante que hace que toda la trama se tuerza. Una construcción lenta de los personajes es la clave de Sundial; elementos del terror como la encarnación de la sensación de amenaza y miedo y la exposición de las vulnerabilidades que rodean quienes habitan en el desierto.

Este viaje oscuro al antiguo hogar, que tiene como finalidad evitar que el pasado se vuelva a repetir, hará que la pequeña Callie se preocupe mucho por su madre, pero que también llegue a temerla. Rob cada vez se comporta de manera más extraña con cada historia de su pasado que cuenta. Es como si el fantasma de su hermana Jack la estuviera atormentando, a la vez que todos aquellos perros con los que experimentaron sus padres vuelven a visitarla; ella sigue alimentando a estos animales tirándoles restos de carne por las vallas, mientras que Callie no consigue apreciar nada al otro lado ni a entender qué hace su madre. Hasta que por fin le relata la parte del duro adiestramiento que llevaron a cabo sus abuelos.

El proyecto de adiestramiento canino MK Ultra se desarrolló con la idea de obtener técnicas de control mental sobre las personas. Se utilizaron muchísimos tipos de drogas, así como neuroestimuladores eléctricos que enviaban señales a los cerebros de los perros para hacerles reaccionar. ¡Hasta llegaron a crear un control remoto! Este elemento atacaba directamente a las áreas vinculadas a la recompensa y la locomoción, para así estimular de manera positiva y conseguir un control y obediencia total de futuros movimientos físicos.

Catriona Ward tenía un borrador final de Sundial, pero necesitaba algo más, algún elemento narrativo de excusa para conducir esta narración hacia un clímax apoteósico. Fue entonces cuando indagando en antiguos informes y archivos antes codificados se topó con este experimento. Obviamente la angustia y el rechazo fue instantáneo. ¿Cómo puede un ser humano llegar a cometer estos actos atroces? Entre escrúpulos, la autora decidió que esta era la excusa perfecta que daría el carpetazo de salida a la historia de Rob y su familia. Ahora solo faltaba unir esos hilos. Y como dignos integrantes de la CIA, los padres de Jack y Rob, Falcon y Mia, fueron unos estudiosos del tema. A sus hijas no les dejaban formar parte de ello, pero las niñas insistían, sobre todo Jack, que tenía ciertas conductas extrañas. Rob no soportaba ver sufrir a los seres perrunos sobre una camilla ni contemplar los cables conectados a ellos. Se le explica a ambas que es necesario realizar esos controles para llegar a la prueba final: una cirugía para implantar electrodos en la parte frontal del cráneo, alimentados por los cables inyectados de manera subcutánea.

Rob no estaba conforme con esto. Incluso llegó a temer que pudiesen utilizar esos métodos con Jack o con ella misma. No entendía por qué sus padres se dedicaron toda su vida a ello. Y ahora Callie tampoco lo comprendía. Y la otra Callie tampoco, que la animaba a deshacerse de su madre y huir lejos de esas tierras llenas de arena.

Los lazos entre madre e hija se irán tensando conforme Catriona Ward desvela el pasado de Sundial. Los secretos del pasado se irán desenterrando poco a poco, y joder… No sabría deciros cuál es más impactante, tanto en el aspecto de horror como en el aspecto de drama familiar. Son páginas repulsivas, pero aún así Ward consigue provocarte el morbo por lo desconocido y que, por mucho que te haga ascos lo que estás leyendo, continúes.

Situaciones sangrientas, desengaños, dobles amores, crueldad, miedo. Corazones que se rompen poco a poco, o que ya han nacido rotos. Pero siempre está ahí el amor y la lealtad familiar. ¿Cuán fuerte puede ser este sentimiento de salvar a quienes amas para hacerte cruzar los límites morales y hundirte en lo más hondo de la turbiedad? Lo descubriremos poco a poco intercalando capítulos entre Rob y Callie en el presente y flashbacks con una Rob del pasado. Una fórmula que, todo sea dicho, acelera el ritmo de la narración a mil por hora. Y aunque por momentos pensemos que estamos ante una novela generalista, Catriona Ward se las apaña para romper los tópicos al crear un elenco de personajes disfuncional: Irving atormenta su matrimonio e intenta poner a sus hijas en contra de Rob; le provoca escalofríos solo escuchar su voz o notar su presencia, pero ¿por qué? ¿Qué esconde Irving?

El entorno asfixiante creado con el desierto de Mojave como inspiración es un juego macabro. Antaño no solo estaba la granja de experimentos de Falcon y Mia, sino que habitaba una familia de maníacos que secuestraban a menores para rituales extraños. El desierto es un animal feroz que descuartiza a sus habitantes, y podría ser la metáfora del secreto de Rob.

Sundial consigue batallar con las anteriores obras de Catriona Ward para consagrarse como la mayor apuesta de la autora. Hay pocos giros argumentales, es una narración lineal que se preocupa por mantenerte en vilo más que por sorprenderte continuamente. Pero cuando saque sus ases, te dejará con la cara del revés. Catriona Ward presenta una historia que es difícil de descifrar y a la que cuesta hacerse, pero los enfrentamientos familiares harán su magia, y hasta que no desveles los secretos de la tenebrosa granja no podrás escapar de Sundial.

¿Con ganas de más gótico hasta la próxima novela de Catriona Ward? Charlotte Perkins Gilman aterriza en Alpha Decay con el relato El Papel Pintado Amarillo, mientras que en Sexto Piso encontramos gran parte de la obra de Angela Carter, como el integral de cuentos Quemar las Naves, pero la folclórica La Cámara Sangrienta es una colección de cuentos góticos de narrativa increíblemente terrorífica.

Mientras llega la siguiente obra de Catriona Ward, disfrutad de Sundial, y en especial de La Casa al Final de Needless Street, así como de la imagen de portada para la web realizada por mi compañera La Insomne. 

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