¿Qué significa el término obscuro? Para algunos, la falta de luz representa el equilibrio; para otros el miedo y la indefensión; existirán autores que verán en la negrura la paz que trae la pérdida de una vida atormentada, mientras que otros busquen en cada letra el pacto con un dios primigenio, el secreto de un abuelo muerto o el hedor de un alma perdida.
Obscura 2 nace como un proyecto editorial en el que un grupo de aclamados autores de la literatura de género (sabéis que odio ese concepto, pero lo esgrimiré en honor a esta reseña), exploran lo que supone para ellos la idea de la obscuridad. De esta forma, creadores detrás de obras como Transcrepuscular (Emilio Bueso), Lago negro de tus ojos (Guillem López), El color del silencio (Elia Barceló) o Duramadre (Víctor Sellés) realizan un ejercicio de creatividad sin límites con una única idea como pilar común.
Esto acaba provocando que tengamos ante nosotros una obra realmente heterogénea, donde el terror más psicológico se mezcla con historias de fantasmas, fantasía plástica convencional, cuentos intimistas que hablan de la torcida naturaleza del ser humano y otros relatos que varían tanto en su extensión como el género sobre el que se sustentan. Esto podría haber provocado que tengamos ante nosotros una obra incongruente, sin embargo Obscura editorial ha logrado cierta armonía que sin duda se hace de agradecer.
Quizás el manto de las sombras que envuelven estos cuentos de abuelos muertos pestilentes y almas en pena en una carretera cualquiera; o la forma desprovista de morbo con la que este selecto grupo de autores trata las pestes del ser humano sean los pilares sobre los que se sustenta la antología. O puede que sea una cuestión de pura empatía literaria.
Cada historia tiene su propia esencia y cada autor le imprime un significado único a lo que significa para él la palabra obscuridad. Y hoy, en esta #momokoreseña os hablo de cada uno de ellos.
Muerte, sombras y argumentos en las historias de Obscura 2, diez relatos
Diez historias componen esta segunda antología de relatos de Obscura Editorial. Estos son:
La novia de Yolanda Camacho: cuatro amigas se encuentran después de años sin contactar la una con la otra para irse de retiro a un grupo de cabañas. Allí, Bego, la chica de la que solían burlarse las otras cuando eran más jóvenes, las espera con una actividad para hacer juntas.
Yolanda Camacho desborda talento en este relato de tensión psicológica en el que demuestra su capacidad para perfilar personalidades en pocas líneas al imprimir no solo a cada una de las cuatro mujeres retratadas de una forma de expresión y de comportamiento completamente diferente; sino también en su magnífica representación de la presión de grupo y la adaptación de las involucradas para encajar de alguna forma en algo superior a ellas. Sin duda una de las mejores lecturas de la antología.
El tren de las siete en punto de Emilio Bueso: Erica es una niña que no encaja demasiado con el resto. Muy probablemente sea porque su padre es un neurótico obsesionado con ahorrar en la factura de la luz, o quizás se deba a que se han mudado a la vieja mansión de su recién fallecido abuelo. Sea como sea, Erica pasa las noches despierta leyendo en la buhardilla mientras el fantasma de su abuelo se pasea gritando en alemán.
Emilio Bueso demuestra una vez más su talento para describir escenarios y ambientes y luego ridiculizarlos o rebajarlos aportándoles un calificativo despectivo. Así, la ciudad en la que Erica crece es Ciudad de Mierda. De cualquier forma, su preciosa forma de generar en la mente del lector un espacio recuerda a su antología de relatos con Valdemar Ahora intenta dormir. A pesar de su gran talento creando un escenario fantasmagórico y tenebroso y de conseguir que de alguna forma como lectores seamos capaces de resonar con el alma de la niña, el final de “El tren de las siete en punto” no acabó de generarme los sentimientos a los que Bueso me tiene acostumbrada.
Oneiro de Víctor Sellés: un hombre con insomnio conoce a un policía una noche bebiendo en un bar. Este le hablará de Oneiro: un pueblo al que acuden una vez al año personas que desean morir y aquellas que ansían matar. Por supuesto, nuestro atribulado protagonista decide acudir.
“Oneiro” es un relato que gana profundidad al final de su historia. Con un estilo quizás algo desordenado, Víctor Sellés esgrime la idea de la muerte como una fuerza liberadora y pacífica. Aún así, su forma de narrar la historia desde la mente del protagonista, del cual no se para en darnos explicaciones sobre por qué su vida es tan miserable, le otorga cierta presión psicológica que estalla en un inquietante pero demoledor final. Cabe destacar la idea de crear un lugar “amable” para los suicidas, como puede parecer en un primer momento Aokigahara para los ciudadanos de a pie de Japón.
Cobre de Lola Robles: una niña esclava arrastrada desde otro continente en barco es vendida como sirvienta a un templo de mujeres que adoran los metales. Allí verá cómo su corazón se va corrompiendo conforme ve que el color de su piel y las traiciones de las personas que le rodean hacen imposible que pueda evolucionar.
Cobre es un relato entre la fantasía y la ciencia ficción de corte mucho más sencillo, menos oscuro y sin lugar a dudas desprovisto de cualquier elemento de terror. Y es que a pesar de la trabajada, preciosa y poética forma de escritura que la autora esgrime en ocasiones en la obra, su desarrollo se me hizo predecible por momentos y desapasionado en su final.
Estás muerta de Alicia Pérez Gil: un complejo, apasionante y sin lugar a dudas terrorífico relato que cruza las historias de dos personas capaces de ver a la gente muerta. La autora muestra lo aterrador que es para dos niños crecer viendo fantasmas que te demandan todo tipo de recados sin que nadie te comprenda.
Estás muerta es exactamente lo que te imaginas que te encontrarás en una antología como Obscura 2. Está magníficamente bien escrito, es retorcido y escabroso y sobre todo cuenta con un final capaz de dejarte el cuerpo al revés. Alicia demuestra encontrarse cómoda no solo escribiendo obras educativas, sino también sacudiendo los cimientos del género de terror con un tópico que sin embargo, borda, sorprende, y apasiona.
—No son tus amigos. Y tampoco te van a durar mucho. Elige. caramelos o nada. No hay más.
Pero sí hubo, sí. Hubo mucho más. Y lo peor no fueron las risas de Amparo, Cambón y los otros. La costumbre había convertido las burlas de sus compañeros en un sonido de fondo similar a la lluvia. Con lo que no contaba, lo que puso las cosas patas arriba, fue la chica muerta que se unió a la cola.
La cosecha, de Guillem López: en un escenario distópico, una familia se prepara para enfrentarse a un nuevo turno de trabajo. Están emocionados porque por fin la madre ha decidido que su hijo mayor, Valiant, tiene los ojos curados y podrá salir sin la vendas obligatorias y guiar al resto de su familia cegada como manda su gobierno.
Sin embargo, al otro lado del campo, Valiant cree ver a una mujer que vive fuera del opresivo régimen en el que ha crecido. Y esto provoca un accidente del que ni su familia ni él se recuperarán.
Todas las antologías de relatos cuentan con una historia que destaca sobre las demás y que a menudo sirve para nombrar a la antología completa. La historia de tu vida de Ted Chiang cogía el pedacito de cuento que luego se adaptaría a la televisión con La visita, mientras que Ken Liu optó por llamar a su segunda recopilación de historias como el relato de Tang Fei: Estrellas Rotas. Pues bien, para mí, si este volumen hubiera tenido título, ese sería La Cosecha.
Con una fuerte influencia en la obra de Orwell, La cosecha es espeluznante y muy potente al mismo tiempo. En poquísimas páginas Guillem López es capaz de plantear un universo distópico retorcido y complejo con sus propias reglas y difíciles limitaciones que hace entender con un par de líneas. Su estilo, tan pulido y refinado, no toma al lector por imbécil valiéndose de tropos para explicar las normas que rigen la familia y el “matriarcado” que ha creado, sino que desdobla ante nosotros la rutina de una familia que desconfía de sí misma, condenada a no ver nunca nada de puertas para fuera, con tal maestría que sobrecoge el aliento. Solamente por tener el privilegio de leer La cosecha ya merece la pena la compra de la antología.
Quizá alguien rezaba. Yo lo hice. Y dije: «Por favor, por favor, que no nos pase nada malo. Que se quemen otros. Que ardan en las llamas con sus niños y sus pecados, pero no nosotros». Aunque ya nada pudo evitar que el eco de los gritos se colase por cada rendija y agujero. Y la noche fue gélida y llena de miedo.
Ventana a la oscuridad de Juan Miguel Aguilera es una historia de aventuras steampunk que recoge la misteriosa figura de la matemática Ada Lovelace, hija de lord Byron. En este relato, Ada y su compañero Charles Babbage reciben la visita de un investigador francés que pretende usar el enorme ordenador de la joven para esclarecer los detalles de un caso de asesinato.
Ventana a la oscuridad es una sencilla historia de aventuras detectivesca que explota el tropo de qué debería hacer el ser humano al encontrarse con una raza superior. El relato cuenta con todo lo que debería tener una aventura del estilo para convencer al lector apasionado del género: personajes elegantes que recuerdan a tiempos pasados, máquinas accionadas con enormes válvulas que expulsan vapor y un interrogatorio escabroso con una figura enmascarada. En mi opinión es disfrutable, pero es un arquetipo que se escapa de mis preferencias literarias.
Lápida tras las paredes de Iván Mourin: tras perder a sus padres, una niña es enviada a vivir con su tía abuela a una enorme mansión al lado del mar. Allí, no solo las paredes parecen gemir suplicando auxilio por las noches, sino que pronto la pequeña Elena comprenderá que las desapariciones de los niños del pueblo pueden tener algo que ver con su estirada y aparentemente apacible tía abuela.
Lápida tras las paredes recoge el tropo de la huerfanita en una casa sombría y silenciosa para traernos una historia capaz de ponerte los pelos de punta por momentos. Así, la ubicación de la mansión junto al mar empieza a cobrar sentido cuando la verdadera naturaleza de la casa y de sus integrantes se desdobla frente a los ojos del lector a través de la joven Elena. Independientemente de ello, la lectura del final del relato me dio a entender que existían ciertas normas y reglas a las que tenían que atenerse los miembros de la casa que no quedaban del todo claras, y la resolución del mismo es extrañamente independiente a la presencia de la puerta azul imposible de abrir, la cual es presenta como el punto de apoyo del misterio del relato desde el comienzo de la obra.
A pesar de ello es una historia más que entretenida y disfrutable.
Expiación de Nuria C. Botey es la historia de Txema, un joven de malas pulgas que se marcha a trabajar a una zona rural de Gran Bretaña. Allí, extrañado descubrirá que el hombre que vio la primera noche que llegó a la zona es en realidad el fantasma de un muerto que todavía vaga para vengarse de los que lo calcinaron vivo.
Expiación ha sido el relato con el que menos he disfrutado. Y es que Txema, el protagonista, me resultó artificial en sus arranques de ira; la presentación de los escenarios y los nuevos personajes se presentaban de una forma artificial y quizás forzada y aportaba demasiados elementos para despistar al lector y luego sorprenderle con las revelaciones cargadas de terror. Seguramente sea algo completamente subjetivo pero después de la lectura de los otros apasionantes relatos, me dio la sensación de que Expiación pretendía decir demasiadas cosas en un formato que está pensado para impactar emocionalmente en pocas páginas.
Nuestra Señora de la Concepción del Gran Jaguar de Elia Barceló: Ana está deseando acostarse con don Diego. Eso por descontado. En su piso, rodeada de máscaras tribales, una copa de vino en la mano y las hormonas revolucionadas, la mujer decide enfrentarse a sus miedos y, de una vez por todas, dar el primer paso. Sin embargo, en cuanto abre los ojos comprende que Diego se ha transformado en un hombre de ojos azules, y que ella será asesinada en cuanto termine de violarla.
La sinopsis parece confusa pero es que… ¡demonios! Elia Barceló ha escogido una forma realmente sublime de presentar el conflicto, los rencores pasados y las rencillas que hay entre los españoles y los mexicanos colonizados y destruidos. Su obra es sensual y apasionante y sobre todo, está cargada de un erotismo extraño, prohibido y erróneo que no esperaba encontrarme en esta obra. ¡Enhorabuena!
Mi opinión de Obscura 2: diez relatos
No soy una gran lectora de terror. Por Momoko ha pasado una incesable colección de solicitudes de reseñas de relatos de terror que giraban alrededor de espectros, asesinos con hachas y trajes de muerto que se levantaban por la noche. Y quizás por eso no esperaba demasiado de esta antología de relatos. Pero vaya… qué sorpresa. Obscura Editorial, a pesar del poco tiempo que llevan conformados como sello, han recogido en este tomo de tapa dura y edición sumamente cuidada una pequeña joya llena de historias sobrecogedoras difíciles de olvidar. Los relatos de Estás muerta y La cosecha han pasado sin lugar a dudas a mi lista de historias favoritas y conforman por sí mismas una razón de peso para adquirir el volumen.
Es evidente que teniendo diez historias y diez autores completamente diferentes recogidos en la antología es más que probable que no todas las historias hagan resonar tus emociones, especialmente en un género tan complejo como es el terror. Sin embargo, no puedo dejar de plantearme que el día de mañana los verdaderos fans de Alicia Gil, Guillem López o Emilio Bueso acabarán peleándose por tener un ejemplar de Obscura 2, diez relatos. Y por suerte, yo tendré uno de ellos.
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