La casa de Bernarda Alba es la última obra teatral de Federico García Lorca. El dramaturgo nunca vio representada su obra debido a su trágica muerte en el año 1936. Por este motivo, y debido a que el autor apenas habló de ella, es una obra de difícil análisis.
Sobre Federico García Lorca, autor de La Casa de Bernarda Alba
Federico García Lorca, es una de las grandes figuras de la literatura española del siglo pasado, destacando en el campo de la poesía y del teatro. Lorca se adscribe a la Generación del 27, grupo de escritores de principios del siglo XX entre los que destacan figuras tales como Rafael Alberti, Miguel Hernández y Gerardo Diego.
Inocente en su tremenda risa morena como un árbol furioso. Ardiente en sus deseos, como un ser nacido para la libertad.
Vicente Aleixandre
El autor de La casa de Bernarda Alba nació en Fuente Vaqueros, un pequeño pueblo granadino que marcaría su pasión y su conexión especial con la naturaleza. Su familia gozaba de una posición desahogada, lo que permitió que pudiese estudiar la carrera de Derecho, aunque nunca ejerció la profesión. Un día, empecinado en convertirse en escritor, lo deja todo y se marcha a Madrid donde estará en contacto con grandes artistas y autores que llegaron a revolucionar la estampa cultural del país: Salvador Dalí, Luis Buñuel, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Jorge Guillén, etc. En el carácter de Lorca se contaban numerosos detalles curiosos. Se volvió un apasionado del teatro, género que quería revolucionar rompiendo los esquemas y las técnicas imperantes hasta el momento en una España anclada en el mundo tradicional que apenas toleraba las vanguardias. Una de las excentricidades más destacadas es la de simular su propia muerte y ser llevado en ataúd a un cementerio, donde fingía que "resucitaba".
García Lorca es una de las figuras más fascinantes y únicas del mundo del arte en nuestro país. Su obra no acabó de encajar con el público español por lo que tuvo que se marchó a los EEUU para seguir estudiando y experimentando. Sobre su figura como autor caen numerosos rumores, como el hecho de mantener una relación amorosa con Salvador Dalí.
Lorca y Dalí juntos en la década de los años 1920.
Cuando Lorca volvió a España, había modificado su forma de plantearse el teatro: adaptó el lenguaje a la forma de hablar costumbrista de las personas del campo mientras trataba temas tabú bajo los esquemas tradicionales. Para abordar sus historias desgarradoras y castizas emplea un lenguaje sencillo y rotundo a la vez.
Muchos sostienen que fue precisamente La casa de Bernarda Alba el detonante de su fatídico destino. Se cuenta que la familia Alba, vecinos de los Lorca, cuando descubrieron que el joven poeta había escrito sobre ellos, lo denunciaron por homosexual e hicieron que se lo investigara. Un 18 de agosto de 1936 se llevaron a Federico y le dispararon por la espalda, privando al resto de España de la prolífica y excelente obra que podría habernos dejado el autor. El asesinato a sangre fría de Federico García Lorca es uno de los sucesos más vergonzosos de la historia de España.
Argumento de La Casa de Bernarda Alba
Tras enviudar por segunda vez, Bernarda Alba decreta un período de luto que consiste en encerrar en el interior de su casa a sus cinco hijas, completamente vestidas de negro y sin tener ningún tipo de contacto con nadie en el exterior. Sin embargo, el conflicto se desata cuando Pepe el Romano, un muchacho joven y atractivo, pide la mano de Angustias como forma de hacer fortuna. Todos en la casa saben que con la edad de Angustias Pepe el Romano solo va buscando el dinero, pero no les importa: cada una de ellas guarda secretamente sus emociones y esperanzas hacia este hombre.
El drama llegará cuando se descubre que Adela, la hija pequeña de Bernarda, se ve a escondidas por las noches con Pepe el Romano. Ambos están terriblemente enamorados y aunque la criada, Poncia, advierte continuamente a la ama de la casa sobre lo que está sucediendo, la matriarca no le presta la atención debida. Y así, a la tercera noche, se desata un terrrible final.
Análisis de La Casa de Bernarda Alba
La casa de Bernarda Alba es la segunda obra del escritor que analizamos en Momoko, después de Bodas de sangre. Esta es la última obra de teatro que nos ha dejado el malogrado escritor, la última que pudo escribir antes de su fusilamiento en el mismo año de su publicación, en 1936.
Se dice que la historia del libro está basada, como es habitual en Lorca, en una historia real. En este caso se trata de una familia cercana al dramaturgo. Los personajes de la obra están basados en una familia vecina del escritor, los Alba. El autoritario personaje de Bernarda Alba es una interpretación que crea Lorca de Frasquita Alba. Esta mujer vivía en Valderrubio cerca del artista con sus hijas. El escritor pudo ver a las hijas de la mujer en numerosas ocasiones y elaboró una historia en torno a ellas, viendo las condiciones de reclusión en las que vivían.
Bernarda
[...] En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a bordaros el ajuar. [...]
El conflicto central de la obra lo protagonizan Bernarda y Adela, que representan la lucha entre tradición y modernidad, libertad y autoritarismo tan presente en la España convulsa de la época. La elección de la edad de cada una de las hijas no es en absoluto accidental: creando un espectro desde la más obediente y resignada (Angustias, la mayor), hasta la más rebelde y desafiante (Adela, la menor). De esta forma, cada uno de los personajes están magistralmente construidos, no solo a través de sus diferentes intervenciones, sino también por la simbología que las envuelve en todo momento.
Cada una de ellas es esclava de su madre, su destino y hasta de sus propios nombres: Martirio, Angustias, Magdalena (como la bíblica Magdalena, acusada de ser una prostituta redimida por su amor por Jesucristo) y de la catástrofe que sería para todas ellas mantener un luto de ocho años, que las convertiría a todas en viejas imposibles de casar y por tanto, de escapar de esa casa.
Pepe el Romano se constituye de esa forma como la metáfora de la vida, del amor y, por supuesto, de la libertad. Desde Angustias hasta Martirio o Adela, todas las hijas de Bernarda ven en él la única posibilidad de huida de esa casa de reclusión, donde el ambiente de opresión se relaciona directamente con las paredes blancas, las metáforas de los arcos y el bastón siempre omnipresente de la violencia de la madre.
Uno de los grandes logros de la obra es la reproducción del ambiente opresivo y asfixiante que en todo momento se manifiesta a través del conflicto de las hijas las cuales, ante la perspectiva de ocho años de encierro por luto, acaban creando un clima irrespirable. No tarda en llegar el momento en que salen a la luz las rencillas entre hermanas. Las más jóvenes serán las que más sufran este encierro, viendo cercenada su juventud y todas las posibilidades de felicidad.
Adela
Me sigue a todos lados. A veces se asoma a mi cuarto para ver si duermo. No me deja respirar. Y siempre: «¡Qué lástima de cara! ¡Qué lástima de cuerpo que no va a ser para nadie». ¡Y eso no! ¡Mi cuerpo será de quien yo quiera!
No sólo las hijas se ven sometidas en la casa, también María Josefa, la propia madre de Bernarda, sufre su tiranía. María Josefa representa continuamente la sensualidad y los anhelos inpronunciados de sus nietas en sus continuas escapadas y el uso de los símbolos y las metáforas que la envuelven: las flores en la cabeza, la oveja en los brazos y las canciones con las que escandaliza a su hija Bernarda, completamente obsesionada por el qué dirán. Al igual que Bernarda no puede lograr que los sentimientos de sus hijas salgan a la luz, tampoco puede evitar que su propia madre se escape por las noches, asignándole a las criadas el papel de mantenerla cautiva.
Es asombrosa también la estructura y el propio setting de la obra: todo lo que sucede fuera de la casa lo conocemos por conversaciones. En ningún momento cambia el escenario, permanecemos siempre encerrados como un personaje más. Este recurso contribuye a crear una atmósfera opresiva y de tensión creciente. A lo largo de toda la obra se juega con el espacio dentro-fuera. Nos movemos solo dentro de la casa y conocemos únicamente la información que nos llega por los diálogos. Aún así conocemos la existencia de personajes a mayores, sabemos lo que sucede en el pueblo y podemos anticiparnos en ocasiones a los acontecimientos.
Lorca, en una clara denuncia social al papel de la mujer rural en su época, establece el desarrollo de los acontecimientos a través de la rutina de las mujeres, estableciendo referencias temporales en las que a cada acto le corresponde un momento del día (mediodía, tarde y noche). En ese tiempo, las mujeres se dedican a comer, limpiar, coser y cenar, siendo la noche la que ampara la aparición de la explosión de los acontecimientos de cada día.
En su destacado feminismo, Lorca llega a denunciar la situación injusta e inferior de la mujer y las terribles desgracias a las que podría llegar a verse abocada Adela de saberse si relación con Pepe el Romano con la noticia del empalamiento y ejecución de una mujer del pueblo por haber tenido un hijo estando soltera.
Bernarda
Sí, que vengan todos con varas de olivo y mangos de azadones, que vengan todos para matarla.
Adela
¡No, no, para matarla no!
Martirio
Sí, y vamos a salir también nosotras.
Bernarda
Y que pague la que pisotea su decencia.
La pérdida de la figura masculina de la casa deja en una situación precaria a las mujeres de la familia. Las hermanas de la obra tienen como vía de escape la ilusión de que las ronden, el hombre es el que las puede sacar del encierro. Además, el hecho de que sea el hombre el que las ronda siempre las relega a un papel meramente pasivo.
Cabe destacar también las diferencias de lenguaje que tienen los diferentes personajes de la obra. Desde Bernarda Alba y sus hijas, doctas y cultas que emplean referencias a la mitología griega para expresarse, hasta el uso de términos vulgares y soeces propios de Poncia y de la otra Criada. Poncia es uno de los mejores personajes de la obra que, al igual que Casandra, predijo el terrible desenlace de la obra sin que nadie le creyese. Ambas criadas representan a la perfección las clases populares de los pueblos, guardando un tono celentinesco y burlándose de los señores de la casa, incluso haciendo referencia a que el señor de la casa se acostaba con la criada.
La obra es completamente cíclica. En ese sentido, Federico García Lorca hace una referencia al fatalismo y la incapacidad de España de cambiar. Bernarda comienza y termina la obra pidiendo silencio. Esta necesidad de silencio, de recogimiento, de evitar las miradas, es recurrente en los pueblos y una señal de la tradición. El silencio se impone en torno a la casa, de luto, y con él se intentan tapar los problemas que trae el propio recogimiento.La muerte del padre relega a las mujeres de la familia a un luto de ocho años.
La casa de Bernarda Alba es la obra teatral de Lorca que más controversia suele generar. Esto es debido a que el autor no dejó ningún escrito acerca de su intención. Es la obra en la que menos elementos típicos del teatro lorquiano podemos encontrar. El libro, a pesar de los simbolismos que aparecen en él, se enmarca en el realismo.
Uno de los más claros es el del semental inquieto. El caballo, que habitualmente representa la juventud y la pasión, exige que lo saquen de la cuadra a coces. Podemos ver aquí un paralelismo con algunas de las hijas de Bernarda y sus ansias de libertad. En la noche del desenlace el caballo está libre, en el patio, bañado por la luz de la luna. La luna en el teatro de Lorca presagia la tragedia.
Bernarda
¿Hay que decir las cosas dos veces? ¡Echadlo para que se revuelque en los montones de paja! ( Pausa, y como hablando con los gañanes.) Pues encerrad las potras en la cuadra, pero dejadlo libre, no sea que nos eche abajo las paredes.
También encontramos múltiples hipérboles a lo largo de la obra, sinestesias y símiles que realzan la importancia metafórica y figurativa de la luz en el teatro lorquiano.
El giro que experimenta Lorca, en lo formal, en La casa de Bernarda Alba, hace que muchos críticos consideren que éste era el inicio de una nueva etapa en la obra del dramaturgo. Por desgracia, el escritor no pudo continuar su producción literaria, siendo fusilado el mismo año del estreno de este título.
No podemos dejar de hablar en este análisis sobre la magnífica edición de Clásicos Santillana, ideal para los estudiantes de bachillerato y de la ESO que tengan que leerse el libro. La obra va acompañada de un precioso y acertadísimo prólogo de Fernando J López que, en pocas páginas, pone en antecedente a los futuros lectores de qué se encontrarán en la obra. A lo largo de las páginas, van realizando apuntes sobre diferentes metáforas y símbolos de Lorca, así como breves explicaciones de la forma popular de hablar de la Criada y Poncia. De esta forma, no sólo facilita la lectura de los estudiantes, sino que también aporta un valor añadido, recogiendo estos pequeños apuntes en los márgenes de las hojas para no deslucir el resultado estético final de la obra y obligar a que el pobre lector tenga que esforzarse en desentrañar pies de página con tipografía de 6 puntos.
La obra, de tapa blanda y con una portada realmente figurativa que representa el ojo vigilante de Bernarda y su bastón envolviendo a sus hijas, destila por sí misma calidad. Las hojas cuentan con un buen gramaje, el tamaño de la tipografía y los márgenes son los ideales y al final de la obra cuenta con un maravilloso epígrafe donde se analiza brevemente y de forma ligera y fresca la obra, al autor y sus diferentes recursos empleados.
Por último, nos ha sorprendido encontrarnos con un apartado al final de la obra que incluye un moderno y actualizado taller literario, lleno de ejercicios y prácticas completamente actuales: desde la recreación de los sentimientos de Adela y Pepe el Romano en una conversación de whatsapp llena de emoticonos hasta la búsqueda de metáforas de animales que representen a los diferentes personajes. De esta manera, fomentan que la obra sea comprendida por completo por los estudiantes que pueden interactuar y jugar de forma divertida con lo sucedido, interiorizando su signifcado.
Nuestra opinión sobre La casa de Bernarda Alba
La casa de Bernarda Alba no es una simple obra de teatro que estudiar en su día en el colegio: es una obra de referencia, corta y realmente potente, a la que se puede volver en busca de consuelo. La situación de las hijas de Bernarda es algo que todas las mujeres hemos experimentado a lo largo de nuestra vida: lo que se espera de nosotros en oposición a lo que dicta el corazón. De esta forma, la continua oposición entre Bernarda y Adela es un perfecto símil a todas las discusiones que tienen las madres y las hijas a lo largo del mundo y de los tiempos, enfrentando lo que una cree mejor para cada una.
Pepe el Romano no es necesariamente un hombre: es la personificación de la idea de la libertad. Del trabajo soñado, del amor imposible, de ese empujón que hace que lo dejes todo y persigas de una vez por todas tus sueños. Sueños por los que Adela es capaz de morir y por lo que Martirio, envenenada y envidiosa, es capaz de matar. Y no podemos dejar de preguntarnos si Pepe el Romano no representaría también el amor imposible para Lorca, un hombre homosexual escondido, incapaz de amar a quien quiera, incapaz de tomar de la mano libremente en una terraza al amor de su vida por miedo a que finalmente, lo fusilaran como ya hicieron.
Y es que este país a menudo se mueve por envidias, especialmente en el ámbito rural. Dicen los suízos de nosotros que el día en el que dejemos de pelearnos entre nosotros nos comeremos el mundo y cuentan los historiadores que en el único momento en el que los españoles estaban alineados por una causa dominamos media Europa. Lamentablemente esto no es así, y cargamos sobre nuestras espaldas con la vergüenza de vivir en un país que fusiló a Lorca por la espalda por el único crimen de amar y pensar de forma diferente.
Pero ¿qué podemos hacer? Nosotras lo tenemos claro. Nos vestiremos de verde la próxima vez que la noche caiga sobre nosotras. Saldremos al patio y amaremos sin límites. Y si la luna ha de brillar sobre nuestras cabezas, que así sea. Nuestro final llegará pronto como el de Lorca, pero al menos sabremos lo que ha sido amar.
Para saber más sobre La Casa de Bernarda Alba
A lo largo de los años se han realizado múltiples adaptaciones de la obra al teatro y al cine. De entre todas las adaptaciones que se han llevado a cabo desde el momento de su publicación destacamos las siguientes:
Reparto de la película de 1987
Destaca la adaptación al cine del año 1987, dirigida por Mario Camus con Ana Belén en el papel de Adela y Vicky Peña como Martirio.
Otra versión de La casa de Bernarda Alba a la gran pantalla es la del año 1982, de México, dirigida por Gustavo Alatriste.
En lo tocante a las representaciones teatrales destacan dos puestas en escena de la obra:
Puesta en escena de Juan Antonio Bardem, de un corte más clásico en el que reina el negro del luto y con espacios que simulan un ambiente abstracto, sin ventanas ni techos.
Puesta en escena de Nuria Espert, de actuaciones desgarradoras y una escenografía que pretende imitar la estética rural andaluza con las paredes blancas caladas y un toldo.
Este análisis se ha realizado conjuntamente entre Rigo y La Insomne
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