A veces la vida puede resultar increíblemente frustrante. El peso de nuestras obligaciones, nuestra familia y lo que el resto espera de nosotros puede convertirse en una voz ensordecedora que acalle cualquier resquicio de nuestro verdadero ser. Esto, que la mayoría de los que leemos compulsivamente parecemos haber experimentado, se multiplica por diez cuando naces en el seno de una familia desestructurada, sin más compañía que tu abuela y con un color de piel que el resto de tu ciudad no entiende. Por si fuera poco, imagina sumarle el hecho de haberte quedado embarazada con solo catorce años.
Elizabeth Acevedo recoge en este libro la apasionante historia ficticia de Emoni Santiago: una joven puertorriqueña que tiene que luchar cada día contra la presión de lo que el resto del mundo espera de ella mientras se acerca el día en que ha de tomar una aterradora decisión: ir o no a la universidad. Con una hija y sin suficiente dinero ni siquiera como para plantearse unas vacaciones, Emoni se consolará en el único sitio en el que ella es realmente feliz: en la cocina.
Una edición caliente, picante y envuelta con un cariño supremo
La portada de El ingrediente secreto es como una granada que esconde un interior precioso y cargado de semillas y pequeños detalles. La edición de Puck en tapa blanda sorprende, enamora y convence desde un primer momento debido al cariño que le han puesto a los diferentes elementos interiores. Y es que el libro de Elizabeth Acevedo está dividido en diferentes partes, cada una de las cuales cuenta con una espectacular portada en blanco y negro con elementos gastronómicos.
Su historia comienza con una declaración de intenciones por parte de la autora rodeada de un diseño de plantas y flores aromáticas que hacen que quieras llevarte el libro a la nariz y aspirar el olor de sus páginas. Será ahí mismo donde la autora realice una poderosa reflexión sobre cómo la falta de personajes negros en la literatura marcó su infancia Al igual que otras autoras como N.K. Jemisin en el prólogo de La ciudad que nació grandiosa, Elizabeth Acevedo arranca con valentía contra el estándar normativo y explica al comienzo del libro cómo una de sus principales motivaciones y señas de identidad como autora es la de visibilizar y describir siempre a personajes de piel negra como ella.
En las historias que escuchaba en casa, también parecían inclinarse por gente de piel clara. Y, por lo general, me parecía extraño, ya que nosotros no éramos gente de piel blanca. Cuando comencé a contar mis propias historias, me puse un mandato personal: desarrolla tus historias en torno a personas que conozcas, cuyas voces, por lo general, no han sido muy escuchadas. No tengas miedo de plantear conversaciones difíciles, ya que la verdad de quién eres, de quiénes fueron tus ancestros, estuvo enterrada por mucho tiempo.
Así, Elizabeth plantea con El ingrediente secreto de Emoni Santiago una situación y una conversación valiente, sin tapujos ni frenos, en el que la calidez que envuelve a la protagonista y su maternal pasión por la cocina se entremezcla con el problema del racismo, la misoginia y una poderosa soledad que envuelve a los hijos de inmigrantes que no encuentran su lugar en el mundo. Como Emoni bien dice, su ascendencia africana y puertorriqueña la convierte en alguien demasiado negra para los blancos y latinos, pero no lo suficientemente africana como para pertenecer a otras comunidades. Así, Elizabeth Acevedo trata temas como el racismo, que no siempre viene del lado de los descendientes de los colonizadores (como Julio, el propio padre de Emoni, parece creer) y de la total ignorancia del resto del mundo sobre cómo aproximarse y hacerle preguntas sobre su piel a las personas no caucásicas.
El enfoque honesto y sincero sobre el colonialismo que emplea Elizabeth en la obra es simplemente maravilloso ya que lo aborda desde diferentes frentes: primero, desde una óptica de la raza y la vuelta a las raíces de la tierra. Así, integra dentro de la historia al padre ausente de Emoni: un hombre puertorriqueño que odia a todos los europeos y americanos y que vuelve a su isla a trabajar por la comunidad dejando de lado, irónicamente, a su verdadera familia. La segunda forma de abordarlo es a través de la diferencia económica: los otros chicos del instituto caro de Emoni no tienen problemas de dinero y pueden contemplar con total tranquilidad la idea de un viaje a España por ochocientos dólares, mientras que ella se ve relegada a trabajar para mantener su propio sustento. Tal y como cita la autora en el prólogo:
Mi entendimiento y el amor por mí misma comenzó gracias a observar la historia de nuestro pueblo y a ver que intentaron hacer a un lado y borrar de ella a las personas que estuvieron en el poder durante la época colonial de República Dominicana e, incluso, en la etapa poscolonial. Emoni Santiago, la protagonista de la novela, tiene una ascendencia africana y puertorriqueña, y su padre tiene unas convicciones inquebrantables; esto se refleja en cómo el colonialismo afectó y aún afecta a su vida y a la vida de las personas de Puerto Rico.
El maravilloso día a día de una adolescente a la que la vida le impide ser una niña.
Qué bien tiene que cocinar Emoni. Qué maravillosa hubiera sido la vida para ella en otras condiciones. Sin embargo, las cosas no han sido fáciles para ella. Emoni en ningún momento se arrepiente de haber tenido una niña, pero queda muy presente la dificultad de la conciliación entre la vida académica y laboral de la joven con el hecho de ser madre. Incluso los momentos más insignificantes como marcharse a tomar un granizado con un compañero de clase tienen repercusiones, ya que la vida de Emoni parece haberse pausado desde el instante en el que fue madre.
Esto provoca que la adolescente guarde una enorme cantidad de rabia reprimida. Los únicos momentos en los que se siente realmente libre y feliz es cuando cocina, y esto la autora consigue hacérnoslo llegar de una manera transparente y efectiva. Así, cada una de las secciones del libro comienza con una receta de cocina que simboliza las emociones de Emoni a lo largo de esa parte.
Mi tía Sarah dice que lo llevamos en la sangre: una necesidad innata de contar una historia a través de la comida. Buela dice que es una bendición, magia, que mi comida no solo sabe bien, que es buena: exquisitez pura que te brinda calidez y te hace sentirte mejor con tu día a día.
La cocina sin embargo es de nuevo un vehículo fascinante para simbolizar la raza y los enfrentamientos entre hijos de vencedores y vencidos. Así, el hermetismo y seguimiento férreo por las normas y la teoría de los europeos al cocinar chocará directamente con la manera desenfadada de mezclar especias y realizar guisos de los países latinos. Este conflicto que hay entre las dos razas se da de manera subrepticia a lo largo de toda la obra. Uno de los ejemplos más evidentes, además de la cocina, es cómo Emoni se esfuerza porque el pelo de su hija esté recogido y no muestre los rizos afros que tiene. Tal y como postulaba Chimamanda Ngozi Adichie en Americanah, el hecho de que los afroamericanos se vean obligados continuamente a alisarse el pelo y quemarse el cuero cabelludo para mostrar un tipo de pelo lacio en contención, no es más que otro intento desesperado de presión social por agradar a una sociedad mayoritariamente blanca que dicta las normas de lo estéticamente respetable.
No parece inmutarse por mi disculpa, probablemente porque 1) no estoy trenzándole el pelo con mucha fuerza como para hacerle daño (¡motivo por el cual su pelo está enredado y torcido!) y 2) Babygirl está viendo Moana.
De la misma forma, la presencia del machismo normalizado está muy presente en la vida de Emoni. Nos cuenta cómo su embarazo provocó que tanto la familia del padre como el resto de la gente la consideren una ‘chica fácil’, y hay otra gran cantidad de detalles que la autora introduce y que a cualquiera podrían pasarle desapercibidos cuando realmente esconden un trasfondo de violencia misógina. Detalles como el hecho de que Emoni le escriba un mensaje al chico que acaba de conocer para avisarle de que ha llegado sana y salva a casa; o que las mujeres compitan entre sí atacándola sobre su maternidad para conseguir al guapo de la clase. La situación escala por momentos conforme Tyrone, el padre de la hija y ex-novio de Emoni, empieza a comportarse como un ser maltratador, agresivo y posesivo, irrumpiendo en la vida de la joven cuando se entera de que esta tiene un amigo masculino.
Mi opinión sobre El ingrediente secreto de Emoni Santiago
Cuando terminé la obra sentí que me faltaba algo en el interior del pecho. Qué magnífico libro juvenil y qué bien ha planteado Elizabeth Acevedo la vida de una joven cargada de problemas y dificultades. A través de capítulos muy cortos, a veces incluso de solo dos páginas, la autora crea una obra optimista, fuerte e inspiradora que me hubiera encantado leer cuando estaba escogiendo un camino en mi vida.
Así, Emoni nos muestra la importancia de saber conciliar tus responsabilidades con tus pasiones, cómo perdonar a las personas que te han hecho daño y sobre todo, cómo enfrentarte a los abusos de la gente poniendo límites sanos hablando con calma pero con firmeza. Su pasión por sus raíces me han inspirado a buscar recetas perdidas de mi propio jardín y cultura y su relación con Babygirl es absolutamente deliciosa.
El ingrediente secreto de Emoni Santiago es una auténtica delicia para todo el que busque una obra ligera, firme, positiva y muy optimista con la vida de la que extraer un par de enseñanzas que sin duda creo capaces de inspirar a quien se sienta perdida sobre qué futuro escoger a lo largo de su vida; un libro que rezuma cariño y al que Puck ha vestido para la ocasión con toda la pasión del mundo; una obra que yo, sin lugar a dudas, pondría como lectura de cabecera en los institutos de toda España.
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