En las historias que escuchaba en casa, también parecían inclinarse por gente de piel clara. Y, por lo general, me parecía extraño, ya que nosotros no éramos gente de piel blanca. Cuando comencé a contar mis propias historias, me puse un mandato personal: desarrolla tus historias en torno a personas que conozcas, cuyas voces, por lo general, no han sido muy escuchadas. No tengas miedo de plantear conversaciones difíciles, ya que la verdad de quién eres, de quiénes fueron tus ancestros, estuvo enterrada por mucho tiempo.
Mi entendimiento y el amor por mí misma comenzó gracias a observar la historia de nuestro pueblo y a ver que intentaron hacer a un lado y borrar de ella a las personas que estuvieron en el poder durante la época colonial de República Dominicana e, incluso, en la etapa poscolonial. Emoni Santiago, la protagonista de la novela, tiene una ascendencia africana y puertorriqueña, y su padre tiene unas convicciones inquebrantables; esto se refleja en cómo el colonialismo afectó y aún afecta a su vida y a la vida de las personas de Puerto Rico.
Mi tía Sarah dice que lo llevamos en la sangre: una necesidad innata de contar una historia a través de la comida. Buela dice que es una bendición, magia, que mi comida no solo sabe bien, que es buena: exquisitez pura que te brinda calidez y te hace sentirte mejor con tu día a día.
No parece inmutarse por mi disculpa, probablemente porque 1) no estoy trenzándole el pelo con mucha fuerza como para hacerle daño (¡motivo por el cual su pelo está enredado y torcido!) y 2) Babygirl está viendo Moana.