¿Qué ocurre con aquellos que no han sido capaces de encontrar sus puertas? ¿O que, trágico como suena, nunca jamás volverán a pisar el único mundo en el que sentían que encajaban? Seanan McGuire recupera a los niños perdidos en dos nuevas historias cortas que Alianza Runas ha tenido el acierto de publicar bajo un único tomo. Estas son las historias de Cora, una joven despreciada por su cuerpo que un día comprendió que en realidad era una sirena; y Lundy, una joven que pudo escapar de su vida a un mundo que penaliza a cualquiera que haga preguntas que no debe. .
Ojo, Bajo el cielo de azúcar y En un sueño ausente corresponden a la tercera y cuarta parte de la saga de Los niños descarriados de Seanan McGuire. Si no quieres encontrarte con puertas llenas de spoilers, te recomiendo leer antes Cada corazón un umbral y Ahí abajo, entre raíces y huesos.
Asimismo, como en realidad este volumen se compone de dos libros, separaré la reseña en dos grandes bloques. ¡Espero que te guste!
Bajo el cielo de azúcar, opinión de la obra de Seanan Mc’Guire
Argumento de Bajo el cielo de azúcar.
Cora, como tantos otros niños, ha acabado en el internado para chicos descarriados de Eleanor West. Bueno, como tantos otros no, porque Cora siempre se ha sentido diferente. A pesar de ser increíblemente atlética y de las mejores de su promoción en natación, todo el mundo la ve y la trata como “la chica gorda”. Estaba tan harta que cuando cayó por una corriente y acabó en un mundo de sirenas donde todos la querían, se sintió por fin completa de una forma que nunca había conocido. Pero como todo, un día tomó el camino equivocado que la arrastró de vuelta al mundo de los humanos. Ahora, en un internado rodeado de gente excéntrica que parece no juzgarla, Cora ve cómo su vida cambia de la noche a la mañana cuando una adolescente vestida de algodón de azúcar cae del cielo y le suplica ayuda.
Al parecer, esa joven viene de otro mundo. Uno, en el que Sumi, la joven asesinada meses atrás, todavía estaba viva. Uno que ha empezado a hacerse pedazos ahora que la línea temporal está rota.
Una historia de aventuras e hitos entre personajes.
Bajo el cielo de azúcar es, sin lugar a dudas, la obra menos profunda y compleja de la saga de los Niños Descarriados. Frente a Cada corazón un umbral, un libro que trataba con gran acierto la soledad de sentirse diferente y no encajar; y Ahí abajo entre raíces y huesos, una historia gótica y retorcida sobre relaciones tóxicas y labrarte tu lugar en el mundo; Bajo el cielo de azúcar es más un cuento de aventuras hecho para entretenerte sin darle demasiadas vueltas a la cabeza.
De esta forma, la autora construye un pequeño séquito, al más puro estilo de los cuentos clásicos e historias de aventuras, en el que un grupito nutrido de personajes icónicos del primer libro se suman a Cora, la protagonista de esta historia, para intentar solucionar una horrible paradoja temporal que se presenta con Rini, la chica de azúcar caída del cielo.
Rini es la hija de Suni, la adolescente asesinada y descuartizada por Jack en Cada corazón un umbral con la pretensión de regalársela al vampiro al que servía en el mundo del cual fue expulsada.
De esta forma, la novela gira alrededor de una enorme paradoja basada en los viajes en el tiempo la cual no conviene analizar muy de cerca, ya que rápidamente nos encontraremos con ciertas incongruencias. Así, la autora se basa en un mapa de diferentes mundos y universos que le servirá como punto de agarre para que el lector comprenda que, si bien lo que está pasando con la línea temporal no tiene demasiado sentido, esto no debería importarte ya que tanto Suni como Rini vienen de mundos ilógicos.
Lo que sí resalta y queda perfectamente patente es cómo Bajo el cielo de azúcar muestra la relación de los niños descarriados con sus puertas y su capacidad para ser seleccionados por una. Hasta el momento poco sabíamos de la capacidad de viajar de un mundo a otro: las obras anteriores lo hacían ver casi como un proceso de selección místico, en absoluto basado en la meritocracia, en el que solo los más afortunados encontraban el camino de vuelta. Sin embargo, Bajo el cielo de azúcar nos permitirá viajar de nuevo al Salón de los Muertos y ver cómo, niños que encontraron antes esos lugares, acabaron convirtiéndose en señores poderosos; cómo las corrientes marítimas te pueden arrastrar lejos sin que hayas hecho nada para enfadarlas o incluso los casos en los que los mundos seleccionan a aquellos capaces de alimentarlos y hacerlos pervivir. De esta forma la autora plantea cierto sistema de simbiosis en el que ciertos objetos extraídos de los mundos mágicos, le dan la vida a niños que tendrían que haber muerto en la tierra; mientras que otras puertas seleccionan únicamente a los mejores guerreros o recursos para engrandecer su gloria y garantizar su supervivencia.
Este será el caso, por ejemplo, del mundo de Suni, donde ella vivió, creció, venció a la Reina de las Tartas y luego regresó al mundo real convertida de nuevo en una adolescente. Suni tenía una misión que cumplir en su mundo de baja lógica, y su desaparición de todos los mundos provoca un fallo tal que revierte todo lo que esta hizo en el pasado.
Un cuerpo se compone de esqueleto, alma, bizcocho y corazón
Aunque Bajo el cielo de azúcar sea la obra menos profunda de la autora, todavía esconde una parte muy poética detrás de una aventura lineal y que por momentos peca de pasar por encima sobre situaciones y personajes que de otra forma serían muy interesantes. Uno de los ejemplos es la forma con la que los niños descarriados buscan revivir a Suni. Poco a poco, con cada capítulo nos irá mostrando cómo una persona se compone realmente de un esqueleto con el que bailar, un alma perdida en un río de muertos y un corazón que siempre vuelve al lugar donde uno fue mucho más feliz.
La obra gira también alrededor del tema de la gordofobia y el rechazo que sufren las personas con sobrepeso a lo largo de toda su vida. De esta forma, el personaje de Cora acaba siendo una suerte de personaje autobiográfico que, a base de tener que reaccionar continuamente al rechazo y desprecio de la gente por su cuerpo, acaba modulando toda su personalidad y sus interacciones con el resto al mínimo. Así, Bajo el cielo de azúcar repite una y otra vez que las jóvenes con sobrepeso pueden ser atléticas y tener poco apetito, generando cierto contraste entre los jóvenes devoradores de azúcar con los que se rodea en esta aventura.
En un sueño ausente, opinión de la obra de Seanan McGuire
En un sueño ausente conforma la segunda parte del volumen publicado este febrero de 2022 por Alicanza Runas. El cuento, de menos de doscientas páginas de duración, hace que merezca de verdad la pena sumergirte en esta cuarta entrega española de la historia de Los Niños Descarriados.
Seanan McGuire recupera la esencia de Cada corazón un umbral al contarnos la historia de Katherine Lundy: una niña amante de las reglas que comprende, el día de su sexto cumpleaños cuando nadie va a su casa, que siempre estará sola. Durante años es capaz de creerse su propia mentira mientras se obsesiona por leer un volumen tras otro y se aisla deliberadamente de cualquiera que le rodee. Esto es hasta que una tarde, de improviso, encuentra una puerta que la lleva al Mercado Goblin: una pesadilla que parece fruto de los sueños más felices de Studio Ghibli mezclado con una calle salida de Pesadilla antes de navidad.
En este precioso relato, que me arrancó en varios momentos de la lectura sollozos ininterrumpidos, la autora recupera un concepto que ya había planteado en Cada Corazón un umbral: esto es, la idea de que los adultos son absolutamente incapaces de comprender realmente los horribles padecimientos por los que pasan los niños.
Katherine tenía un hermano, seis años mayor y un pelín alocado, como lo son esos niños capaces de mirar por encima del hombro y vislumbrar el espectro de una guerra, con las ávidas fauces abiertas, plantado a su espalda.
El camino del padre no le dará la felicidad
De esta forma, En un sueño ausente enfrenta a un padre (el Sr. Lundy, hombre serio y razonable que cree que seguir el camino establecido por otros es lo único aconsejable y razonable) que trata de imponer su forma de vivir a su hija. La incapacidad del padre para ver y comprender el sufrimiento y la soledad de la pequeña Katherine solo provoca que esta se aisle cada vez más hasta ser la candidata perfecta para abrir una puerta que le permita escapar de su mundo. Sin embargo, al contrario que en Bajo el cielo de azúcar, el Mercado es un lugar cargado de reglas, alto en lógica, donde las personas que incumplen lo que ellos llaman ‘el precio justo’ acaban pagando las consecuencias.
De una forma más destacada que en otros mundos, El Mercado se presenta como un lugar deidificado que continuamente somete a cierta justicia divina a las personas que viven en su interior. De esta forma, la autora plantea una sociedad igualitaria protegida por una voluntad superior que se enclava en una posición fuertemente anticapitalista.
Los integrantes del mercado son colaborativos y tolerantes, pero, lo que es más importante, es que El Mercado les ofrece siempre una salida a sus preocupaciones. No solo permite que los niños que llegan de otros mundos salgan y entren varias veces hasta tomar una decisión definitiva, sino que también permite que los habitantes del mundo decidan si quieren dejar atrás su vida y sus problemas sin tomar decisiones drásticas e irreversibles.
—¡Prométemelo! —dijo entre dientes—.Tu nombre es tu corazón y nadie entrega su corazón. ¡Promételo!
Una metáfora sobre la depresión y las malas costumbres
Los universos creados por Seanan McGuire son, prácticamente en su totalidad, metáforas sobre lugares donde personas poco corrientes encuentran alivio a su soledad. En un sueño ausente recupera un concepto difícil de comprender para unos y de digerir para otros: el enorme sinsentido y la tristeza que le embarga a ciertas personas al vivir vidas rutinarias y monótonas.
Katherine tenía dos progenitores que la querían, y un gatito marrón anaranjado que ronroneaba cuando le acariciaba el lomo, y todo era maravilloso y todo era terrible.
De esta forma, Katherine, convertida en Lundy (los nombres tienen poder para ellos al igual que en la mitología nórdica), entra en un mundo donde las malas acciones y la falta de responsabilidad sobre ti misma o sobre el resto te pasarán factura. No es difícil ver en esto una correlación con las acciones y actividades de autosabotaje o las costumbres negativas con las que a menudo nos castigamos a nosotros mismos, incluso a pesar de saber que tendrán consecuencias negativas en el futuro. El mercado goblin hace que estos efectos sean visibles y paralizantes, de forma que puedas corregir tu rumbo al momento y evitar caer en un estado autodestructivo visible para el resto de la comunidad.
Pronto el relato toma el tinte de una historia de terror, tal y como había sucedido con Ahí abajo entre raíces y huesos. El Mercado Goblin es más cruel de lo que podría parecer en un primer momento, y conforme va pasando el tiempo Lundy tendrá que comprender que es absolutamente imposible complacer a todos los que te rodean, demostrando una vez más que para los niños descarriados de McGuire, la felicidad siempre va enlazada con una gran dosis de egoísmo personal.
Mi opinión de Bajo el cielo de azúcar y En un sueño ausente.
Siempre es una delicia volver a visitar a los personajes de la saga de Los Niños Descarriados, y he de decir que esta era una de mis obras más esperadas del 2022. También cabe destacar que nunca sabes realmente qué te vas a encontrar en esta saga, ya que ni la primera ni la segunda parte se parecían entre sí. Quizás por eso no me ha sorprendido tanto descubrir que Bajo el cielo de azúcar reduce radicalmente la carga emocional de la obra para traernos simplemente una obra con la que disfrutar de un momento entretenido y divertido al lado de personajes ya conocidos.
El libro nos permite de esta forma volver a ver parajes y personajes que creíamos perdidos para siempre al otro lado de varias puertas, lo cual es toda una delicia, pero el ritmo en ocasiones frenético del primer relato evita que podamos profundizar mucho más en ciertos personajes que resultan del todo fascinantes, como la Señora y el Señor de los Muertos, Nancy, Rini (la cual carece de una personalidad bien definida) o, y especialmente, la Reina de las Tartas. Asimismo, Bajo un cielo de azúcar sorprende precisamente por ser la primera de estas cuatro entregas que polariza el bien y el mal y que nos entrega una villana tan arquetípica.
Por suerte, En un sueño ausente es suficientemente maravilloso como para enamorarte una vez más. La historia de Katherine Lundy no solo es desgarradora y triste desde el primer instante, sino que al mismo tiempo la trama recupera conceptos empleados en su primer entrega y trata temas como la misoginia, la incapacidad de encajar en un mundo aparentemente perfecto, la búsqueda de la felicidad de forma alternativa o los deberes morales que aparentemente tenemos con nuestra familia. El relato es fascinante, preciosamente narrado y engancha desde la primera referencia a las frutas otoñales y los caminos de carretas que narra, generando la extraña sensación de encontrarte en un lugar completamente real.
En un sueño ausente es sin duda alguna una lectura apasionante, recomendadísima y que puedes engullir entera en una sola tarde tras haber leído Cada corazón un umbral. Lundy sin lugar a dudas ha llegado para quedarse en nuestros corazones. Y es posible que sus decisiones a veces nos choquen o nos resulten difíciles de comprender, pero lo que está claro, es que después de la lectura de este segundo relato, sentirás que el valor del precio justo y los olores de los pasteles del puesto del mercado se quedarán contigo durante mucho, mucho tiempo.
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