La magia te está esperando justo debajo de la superficie, si sabes dónde mirar…
La magia propone la existencia de todo un universo de energías invisibles e indetectables en el mundo físico. Aunque se suele relacionar con rituales y hechizos, la magia ofrece ante todo un camino de autotransformación y de apertura de consciencia que permite alcanzar nuevas cotas de intuición, libertad y creatividad.
Vivianne Crowley, la gran autoridad mundial en la religión pagana wicca, narra su propio viaje por los senderos de lo oculto en un libro que es en parte testimonio y en parte una invitación a desarrollar la conciencia mágica e intuitiva que todas y todos poseemos. De sus visiones del aura a su descubrimiento de la Diosa en la naturaleza, de los instrumentos de adivinación a los círculos mágicos, el chamanismo o la exploración de la sombra, su fascinante relato es el de una experiencia vital dedicada al poder del inconsciente, una magia primigenia que podemos emplear si vencemos prejuicios, cultivamos una nueva apertura mental y nos atrevemos a desatar nuestro corazón indómito.
El libro condensa tanta información, de una forma tan poética y maravillosa, que una no puede evitar recomendaros que lo leáis varias veces para extrar el menos una mínima parte del porcentaje de sabiduría que esconde. Ya que, al fin y al cabo, vivimos en un mundo en el que creer que todos somos energía y recibiremos lo mismo que proyectamos, o que el tarot es capaz realmente de permitirme atisbar un poco del futuro, se ve como refugios de personas inestables. Y por tanto es inevitable que en ocasiones nuestra confianza por la wicca se vea amenazada.
Y entonces, por muy escéptica que seas, descubres que las oncólogas hoy en día recomiendas a las enfermas de cáncer de mama que se lo cuenten a su familia para poder recibir la energía curativa que genera su amor y cariño, ya que este tiene un significativo impacto en la recuperación del paciente. Y comprendes, con una sonrisa de perdón, que Vivianne Crowley tenía razón desde el principio: la magia siempre ha vivido entre nosotros.