Al tratarse de uno de los libros que más vidas han marcado de la historia, entendemos que hay muchas enseñanzas y moralejas en su interior. El Principito es mucho más de lo que parece, y cualquier lector puede darse cuenta de ello en cada pequeña historia narrada por su protagonista, o en cada pequeño personaje que forma parte de sus andanzas. Por eso mismo vamos a tratar de encontrar la moraleja de El Principito a través de estas líneas, o más bien todas las moralejas que nos dejan sus páginas.
No hay más que echar un vistazo a algunas de las mejores frases de El Principito para darse cuenta de la enorme cantidad de mensaje que hay en todas sus líneas. Incluso en la famosa adaptación cinematográfica, que tiene diferencias sustanciales respecto al libro, encontramos esa profundidad a la hora de narrar. No se trata solo de una historia, ni de unos personajes, sino de inculcar unos valores fundamentales a cualquier persona, desde los más pequeños hasta los más mayores.
La moraleja de El Principito
Podemos comenzar destacando el valor de la amistad que encontramos en cada rincón de El Principito, sobre todo a través de su mascota. El pequeño protagonista se da cuenta de lo que quiere a su zorro, y de lo amigos inseparables que se van volviendo conforme avanza la historia. Pero también entiende que no deja de ser un zorro más, uno de tantos y tantos que existen en el mundo. Pero ahí es donde comprende el valor de las relaciones, y además no solo humanas: el amor y el respeto mutuo consiguen afianzar esa amistad. Puede que no sea el único zorro que existe en el mundo y puede que no sean perfectos, pero se quieren y eso es lo que hace importante a su relación.
A pesar de todos sus viajes y de ser un viajero del espacio, otro aspecto fundamental que El Principito tiene claro en sus declaraciones en la historia es que lo importante no es lo material. No es lo que podemos conseguir en nuestro mundo o en otros. No es el dinero que podemos ganar ni lo que podemos comprar. Lo mejor de nuestra vida, como él mismo dice, no se puede ver con los ojos. A sus relaciones y amistades nos podemos referir, aunque también a las nuestras propias: somos nosotros y las personas o animales que nos rodean los que de verdad importan, muy lejos de las riquezas materiales que podamos tener, o no.
Sobre ese tipo de relaciones también reflexiona el Principito, y trata de aportarnos otros conocimientos. Sí, las amistades y el resto de personas son lo más importante con lo que contamos en nuestra vida, pero hay que saber diferenciarlas y valorar a todas ellas. Por eso mismo encontramos relaciones de todo tipo en la historia, pero de todas ellas se puede sacar algo positivo. De las amistades duraderas, por supuesto, pero también de esas personas que quizás nos encontramos solo durante un rato, o durante unos días, o que solo vemos unas pocas veces a lo largo de nuestra vida… valorar todo en su justa medida, sabiendo que todo nos aporta algo positivo, es lo mejor.
Pero no todo es positivo en la historia, por supuesto, aunque el personaje siempre trata de ver el lado bueno (que no deja de ser otra enseñanza). Encontramos muchas situaciones en las que El Principito descubre que todo lo malo pasa, que todos nos enfrentamos a momentos duros en nuestra vida pero que hay que saber atajarlos. Sufrir es necesario, pero no hacerlo de más. Incluso de las peores experiencias se pueden aprovechar muchas enseñanzas.
Hacerse mayor no implica perder la inocencia y el alma de los niños. Desgraciadamente es algo que suele pasar, por nuestra educación y por el tipo de sociedad que ha imperado en los últimos tiempos. El Principito hace hincapié en esta cuestión, dejando claro que cumplir años no es un impedimento para seguir teniendo sueños y ambiciones, por muy imposibles que parezcan. Tampoco hay que perder esa visión de niño, donde todo es increíble y el mundo es un gran patio que aprovechar y que disfrutar. Ser niño es bueno, tengas la edad que tengas.
Por último, aunque no menos importante, el libro también quiere dejar en evidencia un hecho del que a veces no somos demasiado conscientes: todas nuestras acciones tienen consecuencias. Algunas son más importantes que otras e incluso pueden afectarnos a nosotros o no, pero debemos actuar con precaución y con respeto, para nosotros y para el resto.
Lo bonito de El Principito también es encontrar su propio significado, según las vivencias y forma de ver la vida de cada uno. Algo que consiga hacerte llegar y que incluso pueda cambiar para bien tu manera de comportarte y de cambiar. ¿Cuáles han sido las enseñanzas que habéis alcanzado con el libro? No dudéis en compartirlas con nosotros.
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