Una novela exquisita, una oda a la naturaleza y a lo salvaje Durante años, los rumores de la existencia de la Chica Salvaje han perturbado la vida de la pequeña localidad de Barkley Cove, un tranquilo pueblo de pescadores en Carolina del Norte. Abandonada a los seis años, Kya es una joven sensible, inteligente y de una belleza insólita que ha sobrevivido en soledad en las marismas, con la naturaleza como única amiga. Es una superviviente nata. Su solitaria vida se complica cuando un hombre aparece asesinado en el pantano y la acusan del crimen. Entonces, todos sus misterios saldrán a la luz. Una magistral novela que nos habla de los secretos del ser humano, las pulsiones que nos mueven y la verdadera naturaleza del amor y del odio.
Y por eso La chica salvaje es un libro tan potente ¿sabéis? Porque genera sentimientos en ti que te acompañan más allá de la lectura. La semana y media que tardé en leerlo, mientras procesaba sus capítulos a sorbitos, me sentí sola, desesperada y perdida. Completamente incomprendida. Y era plenamente consciente de que eran reacciones extraídas de esta novela.
Cualquiera que adore este libro es porque alguna vez se sintió como una niña perdida, sola y olvidada, a la que el resto señala y juzga. Pero lo que Delia Owens quiere que recordemos es que hay esperanza para el amor. Porque, al fin y al cabo, en el fondo todas somos chicas salvajes.