El ambicioso y mezquino barón de La Braunch celebra su boda con lady Bertha, viuda y madre de un niño. Durante el banquete, la terrible bruja de Ravensworth irrumpe en el castillo y vaticina a la novia infinitas desdichas. Sin embargo, su esposo ve en la anciana un medio para alcanzar títulos y fortuna y no dudará en acudir a su choza en el bosque para ganarse su favor y el del demoniaco señor al que esta sirve. Engaños, secuestros, pasadizos, puertas secretas... de todo se valdrá el barón para lograr lo que tanto ansía, perdiendo progresivamente su alma en un camino sin retorno. Por su parte, tras sus sanguinarios actos, también la bruja oculta un oscuro secreto.
Esta excepcional novela gótica, traducida por primera vez al castellano, granjeó a su autor el favor de un público cautivado por la embriagadora opulencia de una magistral historia de terror, donde el bien y el mal se enfrentan en una lograda y asfixiante atmósfera de pesadilla.
Dicho esto, la obra tiene valor como pieza cultural y literaria, especialmente para aquellos interesados en las figuras de las brujas o en los cimientos de la literatura gótica. Es un buen ejemplo de cómo el género comenzó a explorar personajes femeninos más activos y cómo las supersticiones y atmósferas medievales se utilizaban para construir relatos llenos de simbolismo y moralidad. Desde este prisma, Brewer ofrece una obra que amplía los horizontes culturales y enriquece el conocimiento sobre las primeras incursiones literarias en estos temas, pero desde ya te aviso que tampoco te va a apasionar.
En definitiva, La bruja de Ravensworth es una obra para quienes disfrutan explorando los inicios de la novela gótica o para aquellos fascinados por el tratamiento literario de las brujas a lo largo de los siglos. Para los demás, quizá sea mejor mantenerla en el estante de las curiosidades, como un eco lejano de las sombras y supersticiones que tanto definieron los miedos de épocas pasadas.