Edición revisada de la obra creada por El Torres y Gabriel H. Walta. Podrás encontrar dibujos reescaneados y retocados, un nuevo logo, reajustado al formato Karras, también nueva rotulación y organización de los bocadillos y textos. La misma obra y a la vez totalmente diferente, donde la experiencia de estos últimos 10 años de sus autores queda plasmada en una edición mas madurada que no te puedes perder.
Cuando Masami y Alan rompen, Masami decide suicidarse en el bosque… y su fantasma se alza para atormentar a su antiguo amor. Ryoko, una guarda forestal, trabaja recuperando los cuerpos de los suicidas de Aokigahara, y tras su despreocupada apariencia, se ocultan tantos secretos como en el mismo bosque. Sus historias serán tocadas por la oscuridad que les aguarda en El bosque de los suicidas… y en sus propias almas.
Esto sumado a las breves viñetas con las que se da a entender que Ryoko es una miko, hacen que el cómic gane mucha más trascendencia cuanto mayor sea tu nivel de cultura japonesa.
Y es quizás por eso por lo que yo fui capaz de sumergir la cabeza en ese mar sinestésico de trazos inconvulsos, de dobles sentidos, de jerarquías pisoteadas y sobre todo, de una soledad candente y desgarradora capaz de ponerte el cuerpo al revés. Está claro que El bosque de los suicidas, como de momento todo lo que he leído de Karras Cómics, no es fácil de olvidar. De alguna forma morbosa, artística y de una calidad que roza la perfección, su historia, aunque típica, es capaz de revolverte por dentro. Deja, de alguna forma, una huella dentro de ti con olor a soledad, a montes verdes y, por qué no, a desesperanza.