Era triste, como esos hombres de negocios que van al trabajo con ropa seria pero llevan corbatas pintorescas en un loco intento desesperado de demostrar que allí dentro, en alguna parte, reside un espíritu libre
¿Por qué siempre construyen los bancos para que parezcan templos, a pesar de que varias de las grandes religiones a) se oponen canónicamente a lo que hacen dentro y b) guardan ahí sus ahorros?
Era un sueño, pero a Húmedo se le daba bien vender sueños. Y si podía vendérsele el sueño a la gente suficiente, nadie se atrevería a despertar.
El que dijo que no puede engañarse a un hombre honesto no lo era.