Solo Nosotros es la primera parte de la bilogía La fuerza de los elementos con la que Silvia Sancho nos introduce en una trepidante historia de amor, sexo, superación personal y romanticismo ente Vega, una joven en una terrible depresión; y John, un millonario americano de éxito metido negocios muy turbios.
La obra, narrada exclusivamente desde el punto de vista de Vega, rompe con varios arquetipos de la novela romántico - erótica contemporánea y ofrece una visión refrescante, poderosa, feminista y sin duda muy profesional de esta tumultosa relación.
Argumento de Solo Nosotros.
Vega está pasando por el peor momento de su vida. Cada mañana se arrastra como una autómata a un trabajo que detesta donde la menosprecian continuamente para volverse a la cama y seguir rumiando su depresión. Lo único que la consuela durante poco tiempo es nadar: nadar sin ataduras y en libertad en cualquier piscina pública que encuentre.
Sin embargo, su vida cambiará por completo cuando Sara, su mejor amiga, la obliga a ir a una fiesta pija en un barrio privado de Madrid. Allí, casi como por accidente, Vega conocerá a John: un guapo millonario americano que se prenda de ella en el primer momento. John es capaz de sobrevivir a un encuentro en el bar más cutre posible, a unos chupitos horrorosos y a una conversación ceniza antes de echarle el mejor polvo de su vida. Pero después, desaparece y Vega no puede evitar plantearse si no ha jodido ella de alguna forma la oportunidad que tenía de ser feliz.
Sobre la edición y los extras alrededor de la novela
Algo realmente genial de la bilogía La fuerza de los elementos de Silvia Sancho es precisamente todo lo que gira alrededor de la publicación de la novela. Lo primero es portada, que muy acertadamente desde Ediciones Pàmies han decidido diferenciar del resto de la colección de su catálogo.
Frente a torsos de hombres desnudos y escenas de parejas acarameladas sobre una cama, Solo Nosotros destaca precisamente por romper con esta tendencia y cubrir la portada con flores rosas que lo acercan más a la estética del género romántico que el erótico.
Al mismo tiempo, la promoción y cobertura que se le ha dado en redes a la obra es realmente genial, llegando incluso a recoger todas las canciones citadas en la obra en una completa lista de spotify o a invitar a otras autoras del sello a leer trozos escogidos para la cuenta de Instagram de la autora.
Todo esto, que no hace más que aumentar el hype generado por las propias lectoras y seguidoras de la novela, no tendría sentido ni prácticamente validez si Solo nosotros fuera otra obra más olvidable en el la montaña de libros que salen en el 2020. Sin embargo, tal y como seguramente os estáis imaginando ya, este libro con cubierta de flores es el candidato a mejor obra de romance erótica del 2020. Y creedme cuando digo que tiene todas las malditas papeletas para ganar.
Un bombazo en la cara en la primera página: ¿una protagonista con depresión?
O bien Silvia Sancho ha pasado por una depresión, o bien se ha documentado maravillosamente para escribir esta obra. Lo primero que te llamará la atención al abrir el libro de Solo Nosotros es la forma con la que la autora te presenta a la protagonista en una narración en primera persona magnífica donde detallará punto por punto la depresión que sufre Vega. Al contrario de lo que la gente cree y está extendido hoy en día, la depresión no consiste en “estar triste todo el tiempo” sino que tiene ramificaciones maravillosamente descritas en la obra como la falta de apetencia, la incapacidad para tomar decisiones, el hecho de autosabotearse continuamente, la baja autoestima y dormir una cantidad de horas exagerada.
De esta forma, Silvia Sancho nos introduce a un personaje femenino poderosamente realista y con el que es fácil empatizar que no solo no se cree suficientemente buena para él o para nadie, sino que además destruye continuamente cualquier tipo de oportunidad para ser feliz. Y lo hace sin grandes aspavientos propios de la literatura de género americana, sin montar dramas o crear escenas poco realistas sino tal y como muchas de nosotras intentaríamos evitar que nos hicieran daño: huyendo.
Durante los últimos años he sido consciente de que algo iba mal, de que el camino por el que me arrastro cada día no es el que debería haber elegido, de que así no soy feliz… pero no hago nada por solucionarlo. No creo que pueda hacer nada. No me veo capaz de hacerlo.
Los personajes están increíblemente bien construidos. Todos y cada uno de ellos tienen una razón para comportarse como lo hacen e incluso la autora les dota de un pasado interesante y un setting que se va desarrollando a lo largo de trama y que nos irá sorprendiendo cada vez más: desde la joven de buena familia a la que le encanta ser una sumisa y jugar con el BDSM, hasta su mejor amiga (alguien con la apariencia de ser fuerte y poderosa y que sin embargo vive enclaustrada en una relación tóxica de aúpa). Cuando conocemos a John, inmediatamente comprendemos que lo que siente por Vega es una fascinación extraña que, si llegara a ocurrirte a ti, no te lo creerías del todo.
Y en esta normalidad es donde encontramos la genialidad de la obra y de una protagonista que se pone ciega a comida, que odia su trabajo y que, de una forma u otra, nos representa. Vega tiene un extraño complejo del impostor y vive creyendo que es más fea, interesante o inteligente de lo que lo es, de manera que en la lectura de sus páginas vivimos una opinión siempre sesgada del carácter de la autora como ocurre con el nuestro propio: por un lado John la ensalza como a una diosa y ella misma se coloca a la altura del fango. Al mismo tiempo, su carácter se rodea de defectos, impulsos, tortillas de patata devoradas de madrugada y cagadas continuas en fiestas con amigas. Vega es tan real que parece una amiga que conoces desde la universidad. Y eso la hace maravillosa.
Feminismo, Janis Joplin y sushi en la bañera
Lo del sushi en la bañera me lo he inventado yo, qué demonios. Pero es que no he podido evitar destacar una de las comidas favoritas de Vega en Solo Nosotros, de la que se alimenta siempre que puede. Tengo la mística y extraña manía de centrarme en lo que comen las protagonistas perfectas de talla treinta y cuatro de las novelas de romance erótica. Sin embargo, y ojo al dato, Vega no usa la talla 34, sino la 38 / 40.
El maravilloso hecho de que Silvia Sancho haya decidido crear a una protagonista que rompe los cánones de belleza en un género a menudo dominado por el machismo más desinhibido, es simplemente maravilloso y no será el único punto de ruptura con la misoginia de las escenas clásicas acostumbradas.
De esta forma, a autora aprovecha las diferentes situaciones con las que se encuentra Vega para hacernos ver varios aspectos problemáticos del día a día de una mujer que convive en el heteropatriarcado.
¡Ya estamos con los besos! A ver, que soy tu compañera de trabajo, notu posible ligue de madrugada discotequera.
Situaciones como babosos que se creen con la libertad de tocarte el culo en una discoteca sin tu consentimiento, frases subidas de tono de un jefe que cree que las vaginas hacen a cualquiera menos productivo o inteligente o estereotipos arraigados dentro de nuestro lenguaje.
Una mujer recibe el título de señora por su edad y no por su estado civil, al igual que un hombre. Llamar a una mujer señorita por el mero hecho de estar soltera, aunque tenga noventa años, es un acto de MACHISMO absoluto y deleznable. He dicho.
Esto por supuesto se aplica al bodypositive que mencioné antes. Vega no se priva de comer cuando le apetece, no piensa en dieta ni en el tamaño de sus michelines o muslos y en cierto momento en el que tiene que estar “preciosa” por culpa de la presión social, se come todo lo que pilla a pesar de estar metida en un vestido bastante revelador. A esto solo puedo gritar… ¡hurra, Vega!
A las dos y media, por fin, se han ido los estilistas y, aunque me han recomendado que no comierda -los muy cabrones-, yo me he pasado su recomendación por el kiwi y me he metido entre pecho y espalda una hamburguesa doble con patatas fritas que me ha sentado de lujo.
Al mismo tiempo, toda la obra está llena de referencias a canciones, estribillos y versos con especial significado para la pareja que, como os comenté arriba, tiene su propia lista de reproducción.
Momentos HOT ¿los hay? ¿Son explícitos?
Cómo no, los momentos de erótica despiadada también forman parte del libro, y no tardan demasiado en aparecer. La forma de hacer el amor de John es muy particular y tiene sus propios gustos dentro de la cama, aunque al final, lamentablemente, todos los encuentros sexuales siguen centrados en el acto de la penetración (no tiene nada de malo, pero ¿cuándo vamos a ver al coprotagonista haciendo un perfecto cunnilíngulis antecedido a un atracón de sushi y pacharán por parte de ella).
Sin embargo, las escenas de sexo, aunque abundantes, no se hacen pesadas y repetitivas en la novela como ocurren con otras obras del género. A menudo Vega simplemente nos indica que acaban de pasarse horas en la habitación retozando, mientras que en otras el momento es tan especial que Silvia Sancho nos las describe con todo lujo de detalles, centrándose en las sensaciones de ambos.
Si su objetivo era subirnos los colores, lo ha conseguido. Y personalmente, puedo dar fe de ello.
Opinión personal de Solo nosotros
No tengo una opinión formada de Silvia Sancho como autora. O, al menos, no la tenía hasta este momento. Aunque hemos reseñado varias de sus obras en Momoko, ha tenido que llegar Solo nosotros, lo que yo considero que es la madurez perfecta de su carrera como escritora, para ganarse mi devoción total.
Porque, como ha quedado claro si has leído la reseña hasta aquí, Solo nosotros es ese tipo de novela de romance erótica escrita en España que hace que el resto te sepan un poco a arena. No solo a la hora de crear a la protagonista, que es simplemente perfecta, sino también por el cariño que ha puesto a todos los personajes secundarios, el conflicto detrás de John y el, por fin, más que justificado momento de ruptura y drama obligatorio en el género que no pasa por “la mentira de una ex” o “de pronto tengo dudas sobre nosotros” como ocurren en otras obras del género.
No. Solo nosotros se ha convertido en uno de esos libros que guardas, atesoras y recuerdas con cariño. Aunque su final te deje con cara de estúpida. Aunque todo parezca indicar a querré matar a John en cuanto salga la siguiente parte.
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