Os dous de sempre (Los dos de siempre) es la primera y única novela escrita por el plurifacético autor gallego Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao. La obra se publicó en 1934 por la editorial Nós en gallego. Hoy en día existen numerosas colecciones que recogen y recopilan Os dous de sempre entre otras obras del autor. Hemos tenido el privilegio de leerla en el volumen de Editorial Akal Obras completas de Castelao, volumen 1 y estas son las ideas y conceptos generales que podemos extraer de la misma.
Argumento de Os dous de sempre
Os dous de sempre sigue la historia de Pedriño y Rañolas a lo largo de toda su vida. Pedriño es uno de los hijos menores de una familia profundamente pobre y sin recursos cuyo único talento es que siempre está hambriento. Desesperados por encontrarle salida o porvenir a Pedriño, sus padres lo envían a vivir con su tía Ádega, la cual adora a su sobrino y hace todo lo posible por conseguir que este aprenda un oficio.
Viviendo con su tía, obsesionado solo por llenarse el estómago, Pedriño conocerá a su gran amigo del alma, Rañolas: un niño inválido al que le faltan las dos piernas y que vive en una situación de miseria todavía más desafortunada.
La vida se abrirá camino entre los dos, y mientras Rañolas se marcha para mendigar y hacer fortuna por España, Pedriño irá pasando de mano en mano, obteniendo empleos y oportunidades por enchufe y mostrando la desigualdad de las dos Galicias.
Una obra marcada por el pesimismo y la tragedia
Todas las obras de Castelao cuentan con una atmósfera oscura y fatalista que rodea a personajes comunes y frecuentes marcados siempre por el infortunio y Os dous de sempre no es diferente en ese aspecto. Los personajes de Rañolas y de Pedriño representan de esta forma las dos actitudes con las que uno puede enfrentarse a las desgracias en la vida: Pedriño, que tiene todos los mecanismos posibles para poder ser exitoso (acceso a estudios con los sacerdotes, un techo sobre su cabeza e incluso luego un trabajo en Hacienda), es un redomado vago y un fracasado sin ningún tipo de inquietud por prosperar o por mejorarse a sí mismo.
Vamos, como se diría en Galicia, non ten xeito.
Su personaje en la novela está construido de una forma brillante y muy humilde ya que, a pesar de que es un parásito no solo para su tía Ádega, a la cual nunca le presta el amor y el respeto que debería, sino también para el resto de la sociedad, el autor no incita al lector a detestar a Pedriño. Su figura se presenta con esta resignación tan típica en la obra de Castelao que incita a pensar que las personas, al igual que las cosas a nuestro alrededor, no pueden cambiar.
Rañolas, por el contrario, es un joven despierto al cual su invalidez no le impide recorrerse España entera. En una aventura similar a la del propio Lazarillo de Tormes, Rañolas nos sirve como ventana para ver la miseria y la pobreza del mundo, así como las limitadas opciones que tienen las personas menos favorecidas para poder salir adelante.
Frente a la estupidez de Pedriño, Rañolas muestra la astucia y la brillantez de un hombre que no se resigna ante las adversidades y que, en cuanto tiene la oportunidad, intenta darle la vuelta a su situación como inválido.
La descripción de los personajes y su construcción sigue los estándares del propio autor: los describe y representa de una forma maravillosamente cercana, cargados de defectos y de problemas que los hacen creíbles y los aterrizan frente al lector. De esta forma, no teme burlarse de ellos, imprimiéndoles imperfecciones que los naturaliza en la obra.
[...] pero da tía Ádega gardo un punxente recordo: Nacéralle no queizo un soio pelo, enribichado como o rabo dunha o. Este pelo, único, amostraba unha fortaleza de vinte xuntos, e saíalle para diante, ofensivo como un corno.
Tía Ádega, el matriarcado castelaonista y una Galicia triste
La obra comienza con una descripción de Tía Ádega: la verdadera y única santa de toda la novela y encargada de adoptar bajo su ala a Pedriño. Tía Ádega pertenece a este grupo de ancianas que Castelao consideraba como verdaderas transmisoras de la cultura gallega y que santifica y glorifica en todas sus obras.
De esta forma, frente a la inutilidad de Pedriño o la figura ausente de las madres, la envejecida Tía Ádega encaja perfectamente en la construcción de los mundos de Castelao que no son más que un reflejo de su visión de una Galicia envejecida, oprimida y pobre que presta poco respeto a las velliñas.
A tía Ádega vive nunha casa pequerrecha, sempre ben encaleada, cunha balconeta de madeira, ante dúas fiestras xemelas, e unha porta de dúas follas. [...] A vella é a gardadora deste apartamento de nascer e morrer vedado sempre ás olladas profanadoras dos alleos. Alí o mesmo aire ten que entrar a furto. A vela durme no leito que veu ó mundo…
Las mujeres, al igual que en la antigua Galicia, presentan también un papel predominante dentro de Os vellos non deben namorarse. Su autoridad se limita al interior del hogar, donde son la ley y el orden, pero cuyo poder desaparece en cuanto cruzan el umbral de las puertas. De esta forma, la tía Ádega mantiene el control en su casa, la cual guarda perpetuamente de miradas ajenas y que protege como si fuera su refugio o su palacio.
Sin embargo, el ejemplo más claro está en el interior del hogar de Pedriño donde este es despojado completamente de cualquier autoridad o palabra sobre ningún asunto del hogar. Pedriño, despreciado por su mujer y su suegra, ve cómo su ropa, comida, decisiones y finanzas son completamente controladas por las mujeres de su hogar, las cuales cambian radicalmente de actitud al salir a la calle para que ningún vecino pueda sospechar los problemas que hay de forma interna.
Y es que, aunque el hecho de que la toma de decisiones tanto financieras como del cuidado de los hijos recaiga en las mujeres está lejos de ser considerado un matriarcado real, está claro que las mujeres gallegas tenían mucha más autoridad que sus coetáneas en el interior del hogar y así lo representa Castelao en Os dous de sempre.
También muestra la laxa observación de la obligación de la época de llegar virgen al matrimonio. A través del personaje de Filomena, de la que se cuenta que se dedica a proteger relaciones ilícitas, Castelao nos muestra la tolerancia sexual que había en Galicia, mucho más avanzada que en el sur de España donde comentarios como esos podían arruinarle la vida a una mujer.
O que xa non son faladurías é que viveu amachembrada cun vello empregado da Facenda pública e que se casóu por miragre.
El libro es al mismo tiempo una crítica al acceso a la educación de la época, en la que solamente aquellas personas con dinero podían permitirse enviar a sus hijos a la escuela para que aprendieran a leer y a escribir, y cómo los menos favorecidos tenían que buscarse la vida si querían llegar a algo. De esa forma, Rañolas, que no se podía permitir ni siquiera la comida, roba manzanas y peras de los huertos de los vecinos con los que soborna a Pedriño para que este le enseñe el abecedario.
Pouquiño a pouco o malpocado rapaz foi deprendendo o silabario que Pedriño lle ía ensinando a forza de peras, mazáns e pexegos;
Como era habitual en la época, Rañolas tiene que dejar de estudiar cuando su presencia en la casa se convierte en una carga económica imposible de sostener y su madre lo manda a trabajar. Esto era pan de cada día de hijos de pescaderos, granjeros y agricultores, los cuales la mayoría no aprendían ni siquiera a leer y a escribir.
Los personajes asimismo van recorriendo los males y la realidad del pueblo gallego, pasando desde la crítica al cacique bajo la piel de don Andrés, los moinantes que se justifican en su pobreza para hacer el mal, y la emigración. Pero detrás de todo ello se esconde un mensaje profundamente comunista y de amor por la tierra que representan los verdaderos sentimientos hacia su patria de Castelao.
Para Rañolas a terra era de todos, como sol, a choiva e o vento.
Una Galicia que, al igual que el resto de España, está podrida por la pobreza, la falta de oportunidades laborales y la imposibilidad de acceso a una educación básica, donde solo aquellos bien relacionados o con dinero pueden llegar a prosperar. Es especialmente ilustrativo el pasaje de la mujer que se ve forzada a robar unos zapatos para su bebé al verse incapaz de pagar por ellos y la dureza con la que le enfrenta el hombre. En esta escena, el comerciante representa el capitalismo más vil y crudo mientras que la mujer simboliza al pueblo.
—«¿Dónde tiés lo robáo, guarra? ¡Dámelo, sinó te mando prender!»
Entón a probe muller abréu o xustillo e sacóu darrentes do coiro uns zapatiño pequerrechiños.
—«Tome, señora, y perdonemé», —marmulóu. E logo tapóuse, a chorar.
¡Ai, o roubado eran uns cativos zapatiños de neno! Algo que nas mans daquela muller endeble, semellaban dous anacos de pan abenzoado.
La obra hace especial hincapié entre la diferencia económica de clases, mostrando cómo algunos, como don Andrés, atesoran el dinero hasta tal punto que mueren siendo realmente ricos por no gastarse ni una peseta de más en nada, mientras que otros se ven forzados a emigrar para poder tener algo que comer.
La vida, la muerte y la personificación de las cosas
Otro de los conceptos recurrentes en la obra del autor es la vida y la muerte, la cual a menudo se muestran como una inevitabilidad casi deseable para algunos personajes. De esta forma, la obra arranca con la descripción del hogar de la tía Ádega, el cual se desarrolla como un mundo en sí mismo: como mujer sin esposo, no tiene gran cosa que hacer fuera del umbral de su casa así que este se describe como el lugar de nacimiento y muerte para la misma.
Los lugares y los espacios están también muy humanizados. Para ello, el autor dota de personalidad única a los lugares especiales y emplea diminutivos que generan un inmediato sentimiento de empatía por parte del lector.
Atención: spoilers en este punto
Para Castelao está claro: la inteligencia es una maldición. Pedriño, inútil perdido, apaleado continuamente por su mujer y su suegra, vive relativamente feliz con sus comilonas. Y es que Pedriño es bastante corto de entendederas hasta el punto en que su presencia por el mundo es similar al de un animal: sus únicas preocupaciones son hincharse el estómago, dormir y dejar pasar el tiempo entre una actividad y la otra.
Y así permanece relativamente feliz en su orden establecido.
Sin embargo, Rañolas, culto e inteligente, aprende el oficio de relojero, consigue unas piernas nuevas y cuanto más lee y más estudia, más infeliz se siente. De esta forma, de manera similar al hombre del mito de la caverna de Platón, Rañolas acaba suicidándose al comprender la enorme corrupción del mundo, la imposibilidad de este de cambiar y la profunda soledad que le abate al darse cuenta de esto mismo.
Conclusión de Os dous de sempre
Os dous de sempre es una obra preciosa que aglutina en su interior todos los temas y conceptos tratados por Castelao a lo largo de sus obras: el capitalismo, la emigración, la falta de acceso a la educación y la muerte.
Influenciado por sus propias vivencias como emigrado en Argentina, Castelao imprime a la obra de un tono desenfadado y burlesco que no es capaz de esconder el oscuro pesimismo y la fuerte crítica social que rodea a todo el argumento. Así, de una forma similar a otros libros como La vida del Buscón llamado Don Pablos o El Lazarillo de Tormes, la novela nos permite ver el mundo y las fuertes diferencias de acceso a la cultura que tienen dos niños que parten del mismo punto pero de clases sociales y económicas muy diferentes.
Una obra fascinante y muy entretenida que cualquier amante de la cultura gallega debería leer al menos una vez en la vida.
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