¿Te gusta los cómics ambientados en los noventa? ¿Crees que la música es un poderoso constructor de identidades? ¿Serías la primera en apuntarte a una sociedad secreta de mujeres que luchan acabar contra el heteropatriarcado? Pues entonces te presentamos Heavy Vinyl, una novela gráfica publicada por Fandogamia que tiene todos los ingredientes para el cómic juvenil más cañero.
Argumento de Heavy Vinyl
Chris acaba de conseguir curro en el mejor sitio del mundo: Vinyl Destination, una tienda de discos donde trabajan chicas realmente increíbles. Su pasión por la música es solo una de las cosas que la motivan cada día, después del instituto, a correr a su puesto. Y es que con ella trabaja la preciosa Maggie, una joven adorable de la que está profundamente enamorada.
Por mucho que se esfuerce, Chris no es capaz de sentirse del todo cómoda en su puesto. Y no es solo porque Dolores, su compañera gótica, parece que no le da cuartel. Sin embargo todo eso cambiará cuando la desaparición de Rosie Riot, la cantante, forzará al grupo a desvelar su secreto a la nueva de la tienda. Y es que en realidad las chicas que trabajan en Vinyl Destination tienen un objetivo en común: salvar al mundo a golpe de puñetazo.
Un cómic teenager con un dibujo sobresaliente
Lo primero que te llamará la atención de Heavy Vinyl es lo increíblemente maravilloso que es su color y dibujo y las vibraciones saturadas y felices que recuerdan a otras obras publicadas originalmente por Boom! y que ahora nos llegan de la mano de Fandogamia como Slam! The next Jam.
El dibujo, a cargo de la maravillosa Nina Vakueva, la cual firma varias de las portadas de las páginas extra que encontraréis al final, es lo mejor de la obra. A través de trazos finos y un color muy plástico y bien trabajado, genera una sensación muy “buen rollista” que se transmite desde la primera viñeta y que reduce intensidad a cualquier tipo de drama que pueda contar el guion.
Nina Vakueva domina perfectamente el diseño de personajes y no se autolimita a la hora de crear personajes de diferentes estéticas para darle variedad a su patrulla de agentes del mundo de la música. En ese sentido contaremos con la jefa, Irene, con un estilo algo más retro; Dolores, la chica gótica con peinado andrógino; Maggie, siempre dulzura y, cómo no, el estilo alternativo de Kennedy, la joven de los petos. Cada personaje tiene una paleta de color muy definida y un estilo de vestimenta que resulta enormemente coherente a lo largo de toda la obra. Es de agradecer, por ejemplo, que en los diferentes días en los que transcurre la acción, cada una de las trabajadoras de Vinyl Destination empleen ropa y peinados acordes a sus personalidades.
Chris, como la protagonista indiscutible de la obra, mantiene un estilo completamente casual, basado en ropa cómoda, sudaderas y gorras que va perfectamente con su crisis de identidad (varias veces a lo largo de la obra menciona que está buscándose a sí misma) y además funciona perfectamente como puente entre la lectora de la obra al ser más plana y fácil de empatizar con ella misma.
Los que no están demasiado conseguidos son los personajes masculinos. Prácticamente es difícil diferenciar a los miembros de la banda Stegosour con el novio de Kennedy o con cualquier otro hombre que aparezca en escena. A esto hay que sumarle que hay una gran falta de diversidad corporal en los diseños de los personajes. Es sorprendente que todos y cada uno de los personajes del cómic estén en una perfecta forma física y mantengan una figura muy delgada (incluyendo a padres, transeúntes, compradores espontáneos, etc).
Los fondos y escenarios son más que correctos, alternando entre habitaciones cargadas de detalles que representan perfectamente las escenas con grandes masas de colores saturados para no despistar sobre la acción. Por otro lado, Vakueva juega con las viñetas para imprimirles el peso y el significado dramático necesario en cada caso, consiguiendo ralentizar la acción cuando Chris se encuentra entre dudas o acelerarla en los momentos de acción. Pero también es cierto que las escenas de acción no están del todo bien logradas. El momento del clímax, los entrenamientos a puñetazos o incluso el choque de Chris y Maggie en las primeras páginas de la obra se producen de forma muy abrupta, quizás por la falta de planos más abiertos en posturas de combate convincentes.
Los ángeles de Charlie de los discos
Carly Usdin intenta mezclar de alguna forma el slice of life más puro de las escenas de jóvenes que pasan su día a día en una tienda de discos, con los momentos de investigación y acción. Y es ahí quizás donde Carly Usdin resbala ligeramente, creando una trama tan extraña como prototípica en el que contamos con todos los clichés de las películas de la época. ¿La hacker? Por supuesto. ¿La resolución amorosa? Apresurada. ¿La investigación basándose en un código secreto? También lo tiene.
La historia cuenta con varias contradicciones, un callejón sin salida solucionado con un deus ex, y algunos errores a la hora de llegar el ritmo de una forma orgánica y fluida. Todo esto está subsanado, sin lugar a dudas, por el increíble trabajo de Vakueva a la hora de crear la atmósfera y el dibujo adecuado.
De cualquier forma hay que admitir que el trabajo a la hora de introducir diferentes sexualidades y familias no heteronormativas brilla por la su elegancia. En ese sentido, la autora no se molesta en ponerle etiquetas a los personajes o emplear estas viñetas como una ventana política: simplemente se ciñe en demostrar que el amor es simplemente amor, sin vueltas de tuerca.
Opinión personal de Heavy Vinyl
La sensación general de Heavy Vinyl es positiva. ¿Cómo no serlo? El dibujo de Vakueva sumado a los esfuerzos en color de Rebecca Nalty (con Kieran Quigley y Walter Baiamonte en el capítulo cuatro) hacen de Heavy Vinyl la típica obra que atesoras con cariño en tu estantería por los alegres momentos que te ha regalado.
Pero también es cierto que el guion es muy flojo en ciertos momentos y que el clímax no llega a ser tan apoteósico como debería para la acción descrita. Está claro que Vakueva salva con mucho la obra gracias a su talento dibujando, apoyada de pleno por el color Rebecca Nalty y dirigida de forma más que evidente a un público muy adolescente.
Y es que extrañamente, para tratarse de una obra que en teoría debería estar plagada de referencias a la cultura pop, Heavy Vinyl no tiene demasiados guiños para aquellos que nos criamos en los noventa y que seguimos de cerca la actualidad musical de muchas bandas. Sí que es cierto que en cierto momento aparece representado el disco Without you I’m nothing, de Placebo, el cual se publicó precisamente en 1998, año en el que está ambientada la historia. Sin embargo, lejos de esto, la música no tiene una presencia realmente protagonista y se ha perdido la posibilidad de generar situaciones de sinestesia, algo que sí que ocurría con, por ejemplo, Don Barroso. Sí que es cierto que en algunos momentos podremos encontrar guiños a las Spice Girls, Buffy o Shirley Manson, pero muy de pasada.
¿Eso quiere decir que debemos eliminar Heavy Vinyl de nuestra lista de deseados? No, ni mucho menos. Si te encantan los slice of life de chicas, la historia es para ti solo una excusa para pasarlo bien y te encantan los 90, entonces sin duda la obra te gustará. Palabra de Spice Girl!
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