Slam! The Next Jam es la segunda parte y última parte en cómic de Slam!. En ella, seguiremos a Knockout y a Dodo tras el fatídico final de la primera parte, cuando su amistad puso en jaque su futuro en el derby. Descubre cómo será para ambas encontrar su lugar fuera y dentro de este deporte y cómo cambiarán las cosas debido a las presiones de su propias compañeras.
Argumento de Slam! The Next Jam (spoilers del final de la primera parte incluidos).
Después del golpe con el que Knockout lanzó a Dodo fuera de la pista y de su decisión de abandonar el partido para llevarla al hospital, las repercusiones de sus actos no tardan en llegar. Dodo está lesionada con lo que cada día se aleja más del nivel que le exigen las Meteorfights, lo cual la hace sentirse frustrada e inútil. Mientras tanto, Knockout está a la espera de saber si las Pussy Riots acabarán echándola del equipo.
Sus caminos se conectan una vez más al ver cómo el derby, aquello que una vez les salvó la vida, ahora se les escapa de las manos.
Cambio de autores, pero no de argumentos
Si algo llama la atención cuando coges este segundo volumen de Slam! es precisamente el gran cambio de dibujo que hay con respecto al primer tomo. En Slam! participaron como autoras principales Pamela Ribon y Veronica Fish, mientras que en este segundo volumen Verónica se baja del proyecto para darle el testigo a Marina Julia, a la que se suma también Louise.
El aspecto estético general de la obra y la dirección de arte, sin embargo, no cambian. Seguimos teniendo grandes viñetas con mujeres de cuerpos poco normativos, muchas escenas de acción y grandes páginas a tamaño completo con colores enormemente saturados. Rosas chicle, verde flúor y amarillo neón inundan una escena a la que de vez en cuando añaden negros en masa que realizan un profundo contraste.
Mientras tanto, la historia se mantiene por el mismo recorrido. Conoceremos un poco más de Gal Broke, la joven pelirroja de las MeteorFights y también cobrará especial importancia Kristen, la freshie a la que entrena Knockout. El derby, sin embargo, pasará a un segundo plano dentro de la obra donde el tema central de este final será el drama alrededor del deporte y de las relaciones personales entre ellas.
Feminismo y sexualización del derby
En el primer tomo de Slam!, a pesar de que la obra tenía un tinte profundamente feminista, no lo clamaba de forma evidente. En esta segunda parte, sin embargo, existe un conflicto con el cartel que anuncia el Derby. A pesar de que las jugadoras se esfuerzan en convertir este deporte en una práctica reservada para las élites (lo cual tiene sentido al ver la cantidad de entrenamientos a los que tienen que someterse, los sacrificios y el hecho de que lucir cicatrices y moratones no es para todo el mundo), este deporte no es tan conocido para el público general.
Esto provoca que las freshies tengan que ganarse su puesto no solamente siendo buenas atletas, sino con un cupo de actividades de reclutamiento obligatorias; que sean las propias patinadoras o sus amigos los que arreglen la pista con las herramientas que tengan y que todas acaben invirtiendo dinero y tiempo en mantener el deporte a flote. Ante esta situación, una mayor afluencia de gente a los partidos es esencial, pero ¿hasta qué punto se debe sexualizar a las jugadoras para obtener más beneficios?
El conflicto dentro de la trama entra en juego de forma secundaria, ya que ves el cartel a menudo en un segundo plano, garabateado por las deportistas que se sienten ofendidas con la imagen del cartel. Y al fin y al cabo este póster en sí mismo representa las dudas, la indecisión y la inseguridad con la que los primeros realizadores ven su futuro en el derby. Un miedo que se conforma como uno de los temas principales dentro del propio cómic desde el minuto uno.
¡Y que le jodan a los anuncios de dieta!
Si algo hace que Slam sea una orgía de sensualidad feminista, es la enorme variedad de cuerpos no normativos con los que nos encontramos. Lorzas, michelines, gordas y delgadas, pechos voluptuosos y muslos enormes, culos gigantes y hermanas en bikini sin que les preocupe un carajo no entrar en el canon normativo.
El Roller Derby está lleno de drama, pero tiene dos reglas esenciales que se aplican al resto de nuestro día a día y de nuestra vida: la primera que una roller no llora por tonterías y la segunda que ante cualquier golpe, te levantas. No hay lugar para mujeres inseguras, devoradoras de pastillas para adelgazar y realizando dietas yoyó, comprando planes de nutrición y persiguiendo las calorías extra con sus móviles. Tanto en el primer tomo como este, las chicas comen sin cargo de conciencia y exhiben sus cuerpos imperfectos sin ningún tipo de drama. Una de las mejores escenas sobre esto es la reunión de las Meteorfights en la piscina, donde se trata incluso el tema de la distensión vaginal que sufren algunas de las patinadoras tras haber dado a luz y cómo estas hablan de un tema tabú tan grande como es la incontinencia urinaria al recibir golpes.
Blancas, negras, gordas y flacas: cualquier mujer tiene derecho a entrar en el Roller Derby. Y, en contra de lo que podría parecer en un primer momento, las madres también tienen cabida en este deporte que las propias rollers se esfuerzan en rodear con la imagen de ser solo apto para las élites: no para cualquier mujer que no tenga la voluntad ni la fortaleza suficiente como para presumir de sus moratones.
El suyo es el orgullo de las bichas raras, de las que no encajan, de las gordas y las musculadas, de las que no verías desfilar por una pasarela de moda. Es el orgullo de mujeres que deciden ser libres para amar sus cuerpos pase lo que pase, y que no temen exhibir sus emociones decoradas con moratones.
Pero también es un sitio violento
La mayor parte de Slam, The next jam, a diferencia del primer tomo, está inundado en violencia y drama. La violencia y el dolor físico era un aliciente y un empuje que les permite avanzar frente a las dudas emocionales, pero desde que Dodo se lesiona, se ve rodeada de nuevo de las inseguridades y las dudas vuelven a asaltarla. No encuentra su lugar dentro del equipo, se siente más insegura que nunca y acaba pagando su frustración con su propio novio, el cual intenta convertir el derby en algo “de pareja” cuando representa la independencia de la propia Dodo (no nos olvidemos que fue el derby lo que la hizo recuperarse de la ruptura del cómic anterior).
El derby representa la independencia de la mujer dentro del equipo, pero cuando el grupo se convierte en tu vida, entonces comienzan los dramas. A lo largo de este tomo las dos protagonistas (Knockout y Dodo) tienen que enfrentarse al hecho de encontrarse a sí mismas de forma aislada frente al equipo. las Pussy Riots se plantean si echar a Knockout ya que su “galantería”, considerada como una muestra de debilidad imperdonable por parte de sus compañeras, les costó llegar a las finales. Al fin y al cabo, Knockout era prácticamente una novata cuando le permitieron competir, fracasando en la gran oportunidad que le dieron. Por otro lado, por muy dulces que sean las Meteorfights, siempre han sido muy claras diciéndole a Dodo que no tenía nivel suficiente como para poder patinar en los partidos, y su lesión la deja cada vez más lejos de mantener cierta supervivencia dentro del equipo.
El dibujo y la colorimetria no nos convence, aunque hay detalles que son geniales
Slam! The Next Jam permanece fiel a su primer volumen, pero está claro que esta segunda parte no tiene el detalle de calidad con los dibujos que tenía la primera. Aunque Dodo y Knockout son fácilmente identificables por su color de pelo, a veces Kristen llega a parecerse demasiado a la propia Knockout o incluso a otras freshies con las que compite, haciendo que sea un poco confuso leerla si no vas con especial lentitud.
Cuando en el primer tomo teníamos a personajes secundarios especialmente relevantes en sus actitudes violentas y agresivas, como Velvet Coffin, el tomo desaprovecha la oportunidad de hacer que sea esta la que le apriete las tuercas a Knockout y pone en primer plano a una random cualquiera.
Y es que hay muchas de ellas en el tomo. En la primera parte era Taxi la que reclutó a Knockout y la que luego aparecía en ciertas escenas con su nombre y apellidos, pero ahora en las escenas de reclutamiento o de mesas vemos solamente a chicas sin nombre ni pasado. La freshie pelirroja que entrena con Kristen, por ejemplo, y que tantos conflictos tiene contra Knockout como entrenadora, ni siquiera tiene nombre propio (o si lo dicen, en las cuatro relecturas que le he dado no aparece).
Es una pena, por ejemplo, que el diseño de los personajes de este tomo no hubiera sido un poco más exhaustivo en el sentido en que la repetición de las mismas cuatro o cinco chicas bien diferenciadas en las escenas de entrenamiento, le daría más credibilidad y empaque final al cómic. Al mismo tiempo, veremos muchísimas caras inacabadas amparándose en la distancia en la que están colocados los objetos en el plano (cuando Fish al menos indicaba los ojos con una línea), un color mucho más plano sin degradados ni sombras y pocas líneas de movimiento que indiquen la velocidad que cogen las derbys.
La colorimetría, aunque está muy lograda en algunas escenas, pierde debido a la ausencia de degradados y a que se tiñen las páginas radicalmente dependiendo de la luz que haya en escena, de forma que Kristen va pasando de tener el cabello de castaño a gris o negro en función de los planos, haciendo que sea todavía más difícil diferenciarla de otros personajes similares.
Nuestra opinión sobre Slam! The next jam
¿Que el dibujo no sea tan magnífico como en el primer tomo hace que no merezca la pena hacerse con Slam! The Next Jam? No. Es más, ni de coña. Slam! The next Jam sigue teniendo una personalidad que huele a ruedas quemadas y a tacos y tortillas, cuenta con unos colores que lo hacen muy diferentes del resto de cómics similares y que además cuenta con la experiencia de la propia Pamela Ribbon, Roller Derby en Los Ángeles.
Slam! The Next Jam es muy interesante por todo lo que consigue representar: la variedad de cuerpos femeninos hermosos, la fuerza de seguir adelante, la necesidad de dejar de quejarse y llorar cada vez que algo te duele y sobre todo, un ejemplo de sororidad simplemente colosal. El problema de las Pussy Riots no es competitividad entre mujeres por una actitud tóxica masculina, sino simplemente que Knockout les costó llegar a las finales.
Ahora sí, es cierto que la impresión general de este tomo es que se trata de una obra hecha un poco a las prisas. El final es tan abierto que creía que se trataba del segundo tomo de una trilogía y cuando descubres que no habrá más Dodo ni Knockout, ni Velvet Coffin ni Taxi, te quedas por un lado desanimada y por otra con una suprema indignación porque esta obra TAN buena no haya tenido un desenlace mejor.
Y es que quedan tramas abiertas por resolver, como la historia del acoso de Kristen y quién le está haciendo; la relación que empieza con Jennifer o incluso, por qué no, el avance de la operación de pies de Lãolao.
Yo quería saber cómo iba a ser el avance de Knockout en el equipo, si Dodo se recuperaría totalmente, si Velvet Coffin acabaría por aceptar de nuevo a la joven geóloga de su equipo. Y sin embargo ahora me quedo estática, sentada sobre mi reafirmadísimo culo, con una viñeta del cómic de fondo de pantalla del móvil y la sensación de que debo ir corriendo a unirme a un grupo de Roller Derby local. Porque quiero sentir lo mismo que sintieron Knockout y Dodo cuando atravesaron por primera vez la pista, porque quiero bloquear a la jammer en mitad de un giro peligroso, porque quiero ver los moratones adornando mi cuerpo. Y sin embargo, con esto me quedo. Con un segundo tomo lleno de drama y lamentaciones. Sacad una tercera parte, Ribbon y Fish, o dejad pasar al jammer.
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