Gafe de acero, aventuras y desventuras de un proyecto de héroe

Gafe de Acero es el debut de Alberto Rodríguez y también el inicio de una trilogía sobre superhéroes al más puro estilo X-men.

Argumento de Gafe de Acero

Gafe de acero narra las aventuras y desventuras de Gabriel: un adolescente con unos poderes alucinantes que es incapaz de controlar. El pobre siempre termina metiéndose en problemas hasta tal punto que en la Academia de Especiales en la que estudia le han puesto el mote de Gafe.

Gabriel ha ocasionado tantos desastres con sus poderes que le han vetado la posibilidad de estudiar con sus compañeros, así que se dedica día tras día a realizar servicios a la comunidad para pagar sus destrozos.

Pero gracias a una misteriosa profesora que ha vuelto a la academia, Gabriel tendrá una nueva oportunidad para aprender a controlar sus poderes. Junto con otros compañeros inadaptados se someterá a unas pruebas que le ayudarán a consolidarse como héroe.

Los especiales de Gafe de Acero

Gafe de Acero se desarrolla en la época actual y en una sociedad en la que no es tan poco habitual el hecho de tener poderes. Sin embargo los que los tienen no suelen presumir ni mostrarlos en público. Se hacen llamar especiales y se esconden e instruyen en su propia academia, ya que no es algo que sepan todos los humanos. 

A lo largo de la novela nos encontramos con distintos tipos de especiales: corredores, brutos, sensitivos, clonadores, brincadores, etc.

Se nos narran un sinfín de poderes, pero para facilitarnos la inmersión el narrador incluye a pie de página un glosario que nos ayudará a identificar rápidamente qué tipo de poderes posee cada uno . Los poderes no son el prototipo que hemos visto en otras obras de ficción del mismo estilo, el autor inventa poderes nuevos como la Origaminesis de un personaje que descompone su cuerpo en figuras de origami.

Al final del libro incluso descubriremos un poder que rivaliza con todos los demás y que hace del que lo tiene alguien prácticamente invencible.

Gabriel, el protagonista de Gafe de Acero

Gabriel ha idealizado la figura del héroe y la ha convertido en lo que quiere llegar a ser, pero sus poderes se rebelan cada vez que intenta usarlos. Es por eso que no estudia junto al resto de alumnos de la academia, sus tareas se reducen a servicios a la comunidad. 

Además, los compañeros del instituto se ríen de él por su torpeza hasta el punto de que le han apodado Gafe y para acortar le llaman G, haciendo así un juego de palabras con la inicial de su propio nombre. Gabriel sufre a diario humillaciones por parte de algunos alumnos y se ha convertido en un marginado.

Sin embargo, todavía hay algunos que creen en él: Alfredo, el director de la academia, le sigue dando oportunidades. Gabriel no va a las clases pero vive en el campus de la academia. Tras un extraño suceso en el que Gabriel termina salvando a una niña, el director y una misteriosa profesora le ofrecen a Gabriel y a otros inadaptados de la academia participar en unas pruebas para mejorar sus habilidades.

“Gabriel pensó que aquellos héroes que siempre había adorado desde pequeño ahora se alejaban de nuevo de su alcance. El camino que tenía que recorrer hasta ser uno de ellos era más largo de lo que creía. Se dio cuenta de una cosa primordial. Era fuerte. Era rápido. Era resistente. Pero aquello no era suficiente.”

Gabriel formará un improvisado equipo con Samuel, Tila, Taro, y Mía.

Tila es capaz de animar su pelo dotándolo de movimiento y usándolo para atacar o defenderse. Taro, englobado en la categoría de telekinéticos, tiene el poder de transformar su propio cuerpo en figuras de papel. A su habilidad la llaman Origaminesis.

Samuel está clasificado también como telekinético, pero su habilidad es muy distinta a la de Taro. Su poder se llaman llama umbrakinesis y el poder consiste en controlar las sombras y la oscuridad a su antojo.

Mía tiene un poder catalogado como ecoadaptación, pero aún no saben de lo que es capaz ya que apenas ha manifestado sus dones.

La lucha entre el bien y el mal en Gafe de Acero

La lucha entre el bien el mal es gran parte del tema de Gafe de Acero y veremos a Gabriel debatirse entre escoger el camino del bien o del mal durante unos cuantos capítulos. El muchacho sabe que, con sus poderes, puede corromperse muy fácilmente y escoger el bando equivocado.

La lucha entre bondad y maldad se trata de una forma sencilla: el bueno es el héroe que ayuda a los simples humanos y el malo es aquél que se rebela y quiere dominar el mundo.

Además, cuando conocemos al villano nos queda claro que éste se ha corrompido por el exceso de poder y se ha vuelto malvado.

“¿Era posible que estuviese tan cerca de hacer el bien, como de hacer el mal? Jamás se había cuestionado qué pasaría si tomase el camino incorrecto. La senda oscura en la que muchos especiales caían seducidos por la codicia y el poder que sus habilidades les otorgaban.”

Las similitudes entre Gafe de Acero y X-men (spoilers)

Ya el hecho de empezar en una academia para gente con poderes recuerda mucho a la saga de Marvel. Además del recurso de que el protagonista no sabe usar sus poderes y por ello provoca problemas es algo muy utilizado en las obras de Stan Lee.

Pero no terminan aquí las similitudes con la saga, sino que además el villano nos confiesa al final de la novela que su objetivo es que reinen los especiales. Incluso el dilema de la lucha entre el bien y el mal es un tema recurrente en la saga de Marvel que también encontramos aquí.

Mi opinión de Gafe de Acero

El estilo narrativo de Alberto Rodríguez no me convence ya queel autor intenta alargar las frases adornándolas con florituras innecesarias que hacen que la lectura sea recargada y poco fluida. Incluso encontramos reiteraciones como por ejemplo “iluminando” y “bañando de luz” en la misma frase. Todo esto dificulta la lectura y hace que no consigamos una inmersión completa en la historia. Quizá a otros lectores les encaje más este tipo de narración, pero no es mi caso.

“El sol aparecía de nuevo desde detrás de las montañas, iluminando todo poco a poco en su ascenso aletargado, bañando de luz la inmensa blancura de nieve que cubría las montañas y valles.”

Llegados a este punto, me gustaría hacer hincapié en un detalle de la edición: las páginas son blancas. Es un detalle que se remarca mucho en diseño editorial: nunca hay que usar papel completamente blanco ni tinta completamente negra porque dificulta la lectura. A lo largo de los días lo he notado mucho ya que me costaba concentrarme en la lectura durante mucho rato y era por eso.

Sobre la historia en sí, me ha parecido que tenía mucho potencial pero que no ha sabido explotarlo. A pesar de tener un glosario, a veces encontramos definiciones técnicas de los tipos de especiales entre la narración lo cual dificulta la inmersión en la historia. Además, como ya he comentado anteriormente, el estilo narrativo del autor es recargado y poco natural. Intenta alargar las frases y adornar la narración de una forma poco espontánea.

En definitiva, creo que la novela tiene una buena historia pero sus fallos de narración dificultan el poder disfrutarla de forma completa. Podría haber sido una buena historia, pero no consigue que el lector pueda meterse en la narración ni conseguir una inmersión completa.