Cuando piensas en una mujer dejando de lado su independencia y libertad por un hombre, por lo general acabas achacándole la culpa a un amor prohibido o tóxico. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. Bienvenidos a El cantar de Aglaé: un cómic sobre feminismo con un mensaje subyacente más profundo de lo que parece
Argumento de El cantar de Aglaé
Aglaé es una oceánida que pasa de forma monótona sus días junto a sus compañeras en el interior de la charca de un bosque. Sin embargo, un día conoce a un hombre que le trae pasión, emoción y un montón de novedades. Aglaé se encapricha con él y, tras pasar un maravilloso día juntos, este se marcha para no volver jamás.
Aglaé le espera desolada hasta que su embarazo no puede pasar más desapercibido. Irritada y molesta, Aglaé verá cómo su padre decide culparla de lo sucedido y expulsarla a un mundo exterior donde gobierna el heteropatriarcado más salvaje y donde la pobre Aglaé, madre soltera, buscará desesperada su sitio en el mundo.
Tendrá la suerte de conocer a James Kite, el director de un circo que le ofrece un plan para salvar su vida antes de que el malvado Von Krantz la asesine por ser madre soltera: casarse con él y adoptar a su hijo nonato.
Simbología en El cantar de Aglaé (vamos a hablar con spoilers, os lo advertimos)
Como seguro que ya os habéis imaginado simplemente cogiendo el cómic con vuestras manos y abriéndolo por la mitad, el dibujo y el reparto de viñetas de Anne Simon es un grito al lector para que relea la obra varias veces en busca de los mensajes ocultos.
Al principio de la obra nos dicen que Aglaé es una Oceánida, aunque no es así en el más puro sentido de la palabra. Los Oceánidas en la mitología griega representaban a los ríos y se consideraban dioses fluviales, pero se los representaba a menudo como hombres barbudos ancianos. Aglaé encaja mejor en la segunda categoría por la que la designan: como ninfa de las aguas.
Las ninfas son deidades menores hijas de Zeus que se representan artísticamente como mujeres desnudas que aman, cantan y bailan y que a lo largo de los cuentos e historias griegas, han tenido varios encuentros sexuales con simples mortales.La elección de una ninf adel agua no podía estar mejor escogida, ya que estas suelen aparecer en la mitología griega y germana como mujeres independientes y fuertes, completamente fuera del dominio masculino.
Aglaé está representada con un largo pico y un cuerpo grande y voluminoso que no teme esconder, contraponiéndose de esta forma al concepto de “bella ninfa” que trae asociada la pintura clásica y las representaciones de las mismas. Al mismo tiempo, tiene pico y pone huevos, de manera que recuerda también a las sirenas griegas (aquellas que eran mitad pájaro y enloquecían a los hombres con su voz). Aglaé representa, pues, diferentes constructos femeninos e incomprendidos de la propia mitología griega.
En ese sentido, la autora transforma a los propios personajes en animales y criaturas para representar sus estados. Henry, como buen caballo, es el leal acompañante de Mr. Kite al cual nunca traicionaría; la secretaria del aristócrata y principal portavoz de feminismo en la novela se llama Simone (quizás una no tan sutil referencia a una de las madres del feminismo moderno, Simone de Beauvoir).
La libertad de las mujeres en la obra siempre se representa a través de la voz. Aglaé, reducida a servir como ama de casa toda su vida, da a luz a tres niñas incapaces de hablar que recuperan su voz en el momento en el que Aglaé asciende como reina. Ese momento simbólico en el que estas vuelven a hablar representa el fin de la tiranía del silencio impuesto a las mujeres a las que Von Krantz, que como todo buen dictador histórico (Franco, Stalin, etc. ) se representa diminuto, tenía sometidas.
Mujer soltera, hombre malvado
El dominio masculino es el tema central y eje sobre el que se construye esta maravillosa historia. Aglaé, mitad ninfa, mitad sirena y con pico de pájaro, es una mujer voluminosa que no siente ningún pudor por su sexualidad y que decide sacar adelante su embarazo sin la ayuda de su padre.
A lo largo de la obra van tocando temas candentes para el feminismo por orden. Primero nos hablará de ser madre soltera o incluso de la maternidad forzada. Aglaé siente terribles dudas sobre su embarazo, que le hacen sentir incómoda, torpe e inexperta. En cuanto pone sus tres primeros huevos, no sabe qué ha de hacer ni cómo se supone que debe comportarse como madre. El primero que salta a juzgarla por su comportamimento fuera de los cánones maternales es su marido Kite, acusándola. Será el leal Henry el que demuestre con su encanto y bondad en la importancia de la inclusión de los hombres en la crianza de los niños, ya que Kite, por muy buena persona que sea, sigue sumergido en un pensamiento ligeramente machista que le hace tener reacciones inapropiadas hacia su mujer.
Aglaé es una mujer creativa, que no se ve realizada en el papel de ser solamente madre y que, simplemente, se aburre en su vida convencional. Eso no quiere decir que el cómic culpabilice a las mujeres cuyo objetivo es ser madres: Suzanne la llorona es el perfecto ejemplo de una mujer que pierde las ganas de vivir cuando le arrebatan a su hijo.
El paternalismo está enormemente presente en la obra desde las primeras viñetas: cuando el padre de Aglaé la expulsa de su lado por quedarse embarazada pero le insta a que se abrigue para no resfriarse. El principio del cómic critica fuertemente aquellas sociedades en las que la mujer está en peligro si no está bajo la protección de un hombre. En esas sociedades la mujer buena es una mujer sumisa y, sobre todo, silenciosa. Ya lo dice el Rey cuando le entregan a las tres hijas de Aglaé: quiere una para cocinar, otra para limpiar y otra para fregar los platos. Y además, quiere a las tres en su cama.
¡Perfecto! ¡Qué bien gritan! ¡En perfecto silencio!
Sobre la preciosa edición y el dibujo de El Cantar de Aglaé
El cantar de Aglae cuenta con una maravillosa edición de tapa blanda doble cuya contracubierta está pintada en un tono salmón en la cual nos muestra el árbol genealógico de los personajes principales. Esto nos permite entender perfectamente quién es quién dentro de un cómic con un dibujo algo simbólico en el que a menudo los personajes como Rita o los sobrinos de Henry The Horse pueden llegar a pasar desapercibidos.
La edición sin lugar a dudas aporta mucho a que la obra se recoja con encanto. Ediciones La Cúpula ha escogido el mejor papel y el más grueso para cada uno de los dibujos, de forma que el dibujo en blanco y negro de la autora destaque sobre los espacios.
Esto hace posible también la forma única de narrar que tiene Anne Simon, que va cambiando el orden de las viñetas y los elementos en función de la narrativa y del impacto que quiere causar. En ese sentido nos encontraremos a menudo con trazos intercalados y grandes fondos negros que simulan a las tramas japonesas y con viñetas que se desvisten de sus marcos negros con una intención claramente simbólica.
Y es que el estilo de Anne Simons puede no convencer a todos en un primer golpe de vista, pero está claro que cuenta con un encanto personal que nace de la fusión de diferentes estilos de dibujo. No busca la exactitud de los trazos a la hora de rellenar algunos rostros como los del tirano, consiguiendo convertir simples líneas de fondo en ambientes opresivos o a personajes tan entrañables como Kite o Henry the Horse en unos con una profundidad de emociones realmente amplia.
Cada línea y cada dibujo tiene una intención narrativa. Cuando Aglaé visita a su amante bajo tierra, todas las páginas se tiñen de negro y es la propia Aglaé la que trae la luz en su vida. Los escenarios y las texturas de las paredes y de las prendas (o escamas) que llevan los propios personajes están increíblemente detallados, sobre los que destaca una gran variedad de expresiones faciales. Y es que el dibujo de Anne Simons es simplemente perfecto para lo que quiere transmitir y cuenta un encanto muy particular.
El poder corrompe y el feminismo no es la excepción.
Una de las maravillas del cómic de Aglaé que la diferencian por completo del resto de obras que han osado acercarse a debatir este tema es precisamente el hecho de que hace una cuidadosa reflexión acerca del peligro del poder dentro de las cúpulas feministas. En el cómic, Aglaé empieza como una madre soltera que denuncia el concepto de cómo debería comportarse una madre a ojos de la sociedad. Es una mujer inteligente y autosuficiente, pero conforme va progresando la historia y se va a acostumbrando al poder absoluto que tiene como reina se irá corrompiendo y volviendo tan tiránica como el hombre al que derrocó.
Detrás de Aglaé, que es el rostro bello y carismático de su reino feminista, se encuentra Simone, la cual representa aquellas voces teóricas y prácticamente invisibles que siempre son ignoradas en las cúpulas políticas. Aglaé poco a poco se convierte en una reina tiránica que permite que sean otros los que hagan un trabajo del cual se atribuye toda la gloria y emplea a pensadores machistas y retrogrados como el propio Schopenhauer para mantener a Sufragette unida bajo una emoción común. Sin embargo, la propia Aglaé no cree en la auténtica igualdad y no duda en drogar a su marido para que este no se dé cuenta de que ha salido a ver a su amante, con el cual mantiene una relación del todo conveniente ya que lo mantiene encerrado bajo tierra de forma que es fácilmente controlable, sin plantearse en ningún momento liberarlo.
Otro tema maravilloso que trata el propio cómic es el hecho de cómo las mujeres pueden perder su independencia no solamente por influjo de un hombre del que se enamoren, sino también debido a la tiranía de los propios hijos. Aglaé, que se había negado a cuidar a sus hijas, se vuelve enormemente sumisa y permisiva bajo el cuidado de su hijo cabeza de piedra. Boris, el niño rey, representa precisamente a todas aquellas mujeres feministas que después en la intimidad de sus propios hogares llegan a perpetuar el machismo más peligroso de todos que es el que se aprende en el interior de nuestras propias casas.
Mi opinión acerca de Aglae
El cantar de Aglaé no puede pasar desapercibido. Esto es así. Su excéntrico dibujo y el mensaje tan importante que subyace bajo esas figuras que mezclan animales y mitología deben ser suficiente como para que el lector más inteligente le eche las manos. Y desde el momento en el que abres la portada y empiezas a hojearlo, estás perdido, porque te atrapará irremisiblemente. Desde que lo recibí, lo he releído tres o cuatro veces y siempre encuentro algo nuevo dentro de la simbología de sus viñetas y de sus mensajes. Es más, estoy segura de que este artículo, por muy largo que sea, seguro que solamente raspa la superficie de lo que Anne Simons pretende contar en este primer tomo que sin lugar a dudas tendrá una continuidad realmente jugos y maravillosa.
El cantar de Aglaé forma parte de esos cómics que pretenden enseñarte algo y que aportan algo al propio intelecto de los que leen. Cada una de sus páginas es una pequeña obra maestra de por sí con un encanto extraño que te va convenciendo más cuanto más lo miras y que es digno de ser enmarcado.
Yo personalmente lo recomendaría a todas aquellas personas a las que les gusta leer acerca de feminismo y que no tengan miedo de hacer un poco de introspección autocrítica. Está claro que cuando salga el siguiente tomo seremos los primeros en echarle las manos encima y ver cómo continúa la historia de Boris el niño tirano y de la pobre Aglaé que ha perdido por completo a todo aquello que un día la encumbró.
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