Border top left cut image
Border middle left cut image
Border bottom left cut image
Border middle right cut image
Border bottom left cut image
Logotipo de momoko.es

Buscar en Momoko

El amor de un idiota, opinión del clásico de Tanizaki Junichiro y Satori Ediciones

La Insomne 0 Comentarios
Avatar del redactor La Insomne

Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


COMPARTE:
Imágen destacada - El amor de un idiota, opinión del clásico de Tanizaki Junichiro y Satori Ediciones

El amor de un idiota (o Chijin no ai) es uno de los clásicos modernos japoneses que más han trascendido en la historia de la literatura. Su autor, Tanizaki Junichiro, no era especialmente exitoso hasta la publicación de esta obra, que en un primer momento vio la luz en forma de entregas a través del periódico Osaka Asahi Shinbun. 

Desde su lanzamiento, el carácter transgresor con el que Junichiro describía a la protagonista femenina causó un auténtico revuelo en la sociedad japonesa: por un lado su público más joven estaba emocionado con la representación de Naomi: una joven japonesa obsesionada con Occidente que se burla de la moral estricta reservada para las mujeres de la época. Por otro, las élites más conservadoras realizaron toda la presión posible hasta conseguir que el periódico retirara la obra, la cual no hizo más que resurgir de sus cenizas en una revista más moderna conocida como Josei. 

Y es que El amor de un idiota es ante todo una obra transgresora especialmente en un país como Japón, donde muy pocos autores se habían propuesto realzar tanto la figura de una haikara (o modern girl en japonés) y contraponerla a la patética estampa de un hombre que, enamorado, va cayendo en las inocentes trampas de la belleza de su mujer.

Para hablar de El amor de un idiota correctamente harían falta varias páginas y artículos, así que humildemente os pedimos que aceptéis este breve análisis con nuestra opinión sobre la obra. 

Argumento de El amor de un idiota 

Kawai Jõji es un hombre con ascendencia campesina que trabaja como salaryman en unas oficinas de Tokio. Toda la vida ha rechazado la idea del matrimonio convencional japonés y considera que todo lo Occidental, desde la ropa hasta las forma de vida, es infinitamente superior a cualquier origen nipón.  

Un día, en una cafetería, conoce a una chica de quince años llamada Naomi-chan. Desde ese momento, Jõji se propone adoptar a Naomi en su propia casa, adecentarla, educarla e irla puliendo para convertirla en alguien merecedora de ser su esposa. Pero con los años, conforme más atractiva se vuelve Naomi, más poder desarrolla sobre la figura del propio Jõji, el cual acabará desarrollando una tóxica dependencia por su mujer.  

TODO

Sobre la época en la que está ambientada la novela. 

Lo interesante de El amor de un idiota no es solamente la forma con la que describe la relación tóxica que tienen Jõji-san y Naomi-chan, sino también debido al retrato que realiza de la Era Taisho (1912 - 1926) y la obsesión de muchos japoneses por parecerse cada vez más a los europeos, a los que percibían como seres superiores y más desarrollados que sus propios compatriotas.  

Desde la Era Meiji los japoneses habían empezado un movimiento de apertura y asimilación de las costumbres y cultura occidentales. Empezaron a aparecer cafés y centros comerciales, se aceptaron diferentes cortes de cabello para las mujeres y estas se incorporaron a la vida laboral, lo cual les permitió ganar cierta independencia. Sin embargo, la influencia del confucianismo todavía es muy presente en la Era Taisho, y por mucho que se viese razonable o tolerable que una mujer trabajase fuera de su casa, a menudo los sueldos no les permitían mantenerse y la dependencia que tenían sobre una figura masculina seguía estando muy presente. Sin entrar en detalles, es fácil leer El amor de un idiota sin tener claro el contexto y percibirla como una obra profundamente misógina que no es más que el retrato de la sociedad de la época que diferenciaba entre “esposa digna” o “prostituta” en función de si podías hacer llamar a una mujer para beber alcohol con un grupo de hombres. 

El confucianismo que empapó la organización política, social, económica y militar en Japón durante siglos estipulaba que la mujer estaba sometida a las tres obediencias: la de la hija con el padre, la mujer con su marido y la viuda con su hijo. De esta forma, Jõji-san, a pesar de su pasión por occidente y su obsesión por convertir a Naomi-chan en una dama haikara, moderna y con actitudes occidentales, espera que Naomi le obedezca en todo y no se atreva a levantarle la voz.  

TODO

En obsesión por conseguir que Naomi sea apreciada y admirada por el resto de los japoneses (como un simple adorno que uno se pone, objetivizando por completo a su mujer), Jõji-san la lleva a estudiar inglés. Pero, no contento con sus avances gramaticales, este salary-man se obceca con darle media hora de clases a Naomi-chan cada noche, y al no conseguir que esta avance irrumpe en estallidos de ira, gritándola e insultándola e incluso, en cierta ocasión, golpeándola por no entender sus lecciones de gramática. Su gran obsesión era precisamente el comprender que Naomi quedaría en evidencia al hablar en inglés en público, de forma que le avergonzaría como esposa. Es en este momento cuando se muestra el primer brote de rebeldía de la joven recibido por Jõji-san como una auténtica blasfemia: ante la discusión, es capaz de echarla de su casa si no se humilla y le pide perdón de rodillas. De esta forma, establece su aparente superioridad como hombre dentro de la rancia jerarquía japonesa frente a su esposa. 

Las jerarquías del confucianismo heredado no solo afectan a la Naomi en su posición con Jõji-san. Él mismo, atrapado en los cambios producidos por el salto generacional, se verá perdido entre lo que dictan las convenciones sociales sobre relaciones y la aparente facilidad con la que Mã-chan, Hamada-san, Naomi-chan y el resto se relacionan. Él mismo se debate a menudo entre lo que su corazón desea y lo que es adecuado según la férrea jerarquía social japonesa incluso a la hora de tratar a otros hombres, sus familiares o su madre. 

"

Le dije a Hamada «gracias, gracias» innumerables veces. Si no hubiera tanta diferencia de edad y estatus entre los dos, y hubiéramos tenido una relación más cercana, tal vez habría cogido su mano y habríamos llorado abrazados. A ese punto habían llegado mis sentimientos.  

La novela es por tanto un maravilloso paisaje de una época en la que Occidente y Japón chocaban de frente y cómo esta lucha se condensa en la pequeña pero iracunda figura de Jõji-san, el cual por un lado potencia el carácter haikara de Naomi hasta que se escapa de su control, deseando volver entonces al confort y la comodidad de la estricta tradición japonesa. 

Sobre el matrimonio entre Jõji-san y Naomi: un ejemplo de alguien muy listo y un idiota 

El matrimonio entre Jõji-san y Naomi-chan es uno de los más icónicos de la historia de la literatura, pero un contemporáneo occidental puede llegar a escandalizarse con el mismo. La obra está íntegramente escrita en primera persona en forma de confesión que el protagonista realiza para el lector. Esto permite a Jõji-san presentarse desde la primera página como la gran víctima que busca la compasión y la complicidad con el lector. La baja autoestima que el protagonista se tiene hacia sí mismo lo lleva a tener que excusar comportamientos completamente normales y cotidianos, mientras que otros más violentos y, como el mismo los llama, histéricos, son para él una simple consecuencia de la maldad de Naomi. 

"

Yo permanecí sentado en una mesa durante un buen rato, bebiendo sake a sorbos. 

"

Dicho así puedo parecer un borracho, pero realmente soy casi abstemio. Para matar el tiempo les hice preparar el tipo de cóctel dulce que solían tomar las mujeres. 

La relación entre Jõji-san y Naomi-chan (Nao-chan de aquellas) comienza de una forma tóxica desde sus comienzos. Jõji-san no ve en Naomi-chan ni siquiera a un ser humano, sino más bien un proyecto con el que alegrar sus aburridos y monótonos días como salaryman. Incapaz de comprometerse, decide engañar a su familia y a todo el mundo para que el hecho de que un hombre que casi le duplica la edad a una joven con la que vive no se convierta en un escándalo. 

"

En aquel momento no creía que Naomi fuera la mujer más hermosa del mundo. No hace falta decir que me cruzaba con señoritas mucho más bellas que Naomi en el tren, los pasillos del Teatro Imperial y la avenida de Ginza [...] deseaba imprimirle un giro a mi ordinaria y monótona vida. 

Llega hasta tal punto que al comienzo de la obra se refiere a menudo hacia Naomi como un «pajarito» a la que quiere meter en una «gran jaula» para poder admirarla. 

Es sorprendente la violencia con la que Jõji-san llega a hablar de Naomi en cierto momentos de la obra, detestándola si su comportamiento no era el que él esperaba o despreciándola por el color de su piel. La maravillosa edición de Satori hace increíblemente bien en remarcar en su prólogo la obsesión de Jõji con la piel blanca. El blanco, símbolo de pureza, aparece numerosas veces citado en la obra como símbolo inequívoco de la belleza: cuanto más desprecia a Naomi, más oscura le parece su piel y cuanto más la ama más pálida la ve.

"

Sin embargo, cuando pienso en «la noche», no puedo evitar asociarla con «el blanco» de la piel de Naomi. Ese «blanco» es diferente al «blanco» deslumbrante que se aprecia en pleno día. 

Conforme Naomi va evolucionando a lo largo de la obra se convierte en una mujer malvada, manipuladora y cruel capaz de crear los más elaborados complots para sacarle todo el dinero y los lujos que quiera a Jõji-san. Su actitud hacia ella acaba desarrollando un matiz puramente masoquista típico de las obras de Tanizaki. Los juegos que realiza con ella cuando no es más que una adolescente, bañándola como a una diosa y permitiendo que ella misma lo amordace y lo cabalgue, son solo los antecedentes de lo que será claramente la relación asexual entre una ama y un sumiso que aceptaría cualquier cosa solo por estar a su lado.  

Su obsesión masoquista llega a generar imágenes espeluznantes al imaginarla muerta o en situaciones terribles y apreciar la belleza que tendrá cuando no sea más que un cadáver. 

"

«Cuando estás dormida, tienes la cara de otra persona, como si tuvieras una pesadilla». También pensaba a menudo «Seguro que cuando esté muerta su rostro será maravilloso»

¿Es Naomi-chan realmente feminista? 

Sin entrar demasiado en materia, existe gente que considera a Naomi uno de los primeros referentes de una mujer feminista en la literatura japonesa. No se puede negar que Naomi es una mujer segura de sí misma que disfruta de la liberación sexual y de escoger a su pareja como cualquier haría cualquier mujer feminista, pero sus actitudes distan mucho de ser igualitarias y son un ejemplo perfecto de moral disoluta.  

TODO

Tal y como declara el prólogo de Makiko Sese y Daniel Vila, para Tanizaki toda mujer es la encarnación del mal y en El amor de un idiota consigue enredar en las redes del lector para que este mismo sufra la misma extraña dependencia que siente Jõji-san por una mujer realmente despreciable cuyas acciones no las mueve otra cosa que no sea su propia vanidad. Su forma de despreciar a otras mujeres está al mismo nivel que la del propio Jõji-san. Para ejemplo, este fragmento: 

"

Ah, entonces es la esposa de un extranjero. Lo cierto es que parece más la ramera de un occidental que una enfermera…Pensé. Y aún más tenso, seguí inclinando la cabeza. 

Nuestra opinión sobre El amor de un idiota 

Como ocurre cada vez que leo un clásico o una obra que haya revolucionado de alguna forma el género, dar mi opinión subjetiva de El amor de un idiota me parece incluso prescindible después de todo lo que he dicho de ella. Pero es cierto que el libro muestra una degenerada y corrupta relación de codependencia donde la sexualidad se insinúa más que se despliega de forma explícita, pero que juega un importante papel en esta trama de celos y odios. 

Es interesante, sin embargo, que Naomi se describe varias veces como una mujer “rolliza” y Jõji-san se maravilla de que la misma cuando está de pie muestre hoyuelos en las articulaciones y no tenga ningún hueco entre las piernas, algo que se contradice de frente con nuestro manido sentido estético de la delgadez necesaria y el thigh gap. 

La obra es realmente interesante desde un punto de vista sociológico, cuanto más al conocer el contexto, y resulta fascinante en sus comienzos. Sin embargo, personalmente, quizás influenciada por todas mis lecturas de eroguro, esperaba un final más d

0 comentarios en este post

Deja un comentario

Kinishinaide! No publicaremos tu email ni te spamearemos sin tu permiso


Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed
Iamge from momoko instagram feed