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Diez días en la casa de los locos: el testimonio de horror periodístico de Nellie Bly

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Diez días en la casa de los locos: el testimonio de horror periodístico de Nellie Bly

¿Qué auténticos horrores puede esconder la naturaleza humana? ¿Seríamos capaces de hacinar a cientos de mujeres en un edificio y someterlas a una tortura sistemática y cruel solamente para nuestro propio disfrute? Diez días en la casa de los locos, de Nellie Bly y publicada recientemente en España gracias a la recién nacida editorial Beetruvian, es un testimonio periodístico encubierto que nos demuestra que los mayores horrores se encuentran, a menudo, escondidos tras nuestros propios ojos.

Su obra, reeditada mil y una veces en los EEUU, es un testimonio fiel de cómo, en 1887, decidida a completar un artículo en el que su editor le pedía que destapase por fin el trato a las pacientes del psiquiátrico de Blackwell, lugar del que poco o nada se sabía, se torturaba sistemáticamente a las pacientes. A través de poco más de 130 páginas, Nellie Bly nos toma de la mano y nos hace acompañarla por un relato escalofriante que recuerda al aterrador testimonio de Edith Warton sobre su estancia durante diez días en ese lugar infame.

Adentrarte en Diez días en la casa de los locos es una aventura que te anima no solo a abrir los ojos ante una realidad más próxima de lo que uno podría llegar a plantearse, sino que al mismo tiempo invita a la introspección y a comprender lo realmente vulnerables que seríamos si un grupo de aparentes “médicos profesionales” decidieran que no somos dignas ni de un mísero mendrugo de pan.

Este es su testimonio. Y yo, apoyada en mis baúles perdidos, así os lo cuento.

La historia de Diez días en la casa de los locos

Nellie Bly es periodista en NY y es precisamente por ello y por su compromiso por revelar la verdad que decide aceptar un vago encargo de su editor: “introdúcete en el manicomnio de Blackwell y cuéntanos la verdad de cuanto veas. Ni más ni menos”.

Para ello y armada solamente con una vaga promesa de que la sacarán al cabo de unos cuantos días, Nellie arma un plan para acercarse a un grupo de mujeres trabajadoras, hacerse la desquiciada y conseguir que un juez la declare lo suficientemente loca como para ser ingresada.

Sin embargo, lo que Nellie no podía llegar a imaginarse es que tras las negras puertas del manicomnio sería víctima y testigo de todo tipo de torturas, baños helados, palizas por parte de las enfermeras y hasta estrangulamientos. Todo ello analizado en una crónica periodística que, aunque intenta mantener su imparcialidad, es incapaz de mantenerse distante ante el horror que se despliega a su alrededor.

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Representación de las condiciones de la comida en la adaptación cinematográfica Escaping the Madhouse: The Nellie Bly Story

Diez días en la casa de los locos, una historia real con sabor a morfina y pan putrefacto.

Diez días en la casa de los locos es, como ya hemos comentado antes, un reportaje periodístico real que nos muestra la aterradora realidad del trato que recibían las mujeres catalogadas como “locas” a finales del S. XIX. Su carencia de recursos, así como el gran desconocimiento en el área de la salud mental, provocaba que a menudo aquellas recluidas entre las cuatro pareces del manicomio no volviesen a ver la luz del sol.

A finales del siglo XIX, la salud mental y su tratamiento eran áreas ampliamente incomprendidas en la sociedad estadounidense. Los manicomios, influenciados por teorías de médicos como Philippe Pinel y Benjamin Rush, a menudo eran vistos como soluciones para aquellos considerados "locos" o "perturbados". La falta de regulación y supervisión, junto con la estigmatización social de las enfermedades mentales, creó un ambiente en el que los abusos eran comunes y a menudo ignorados por el público en general. Las terapias eran rudimentarias y, en muchos casos, más dañinas que beneficiosas. Por si esto fuera poco tal y como nos ha quedado claro por el comportamiento de las mujeres que acompañan en el centro de trabajo a Nellie, preferían mantener a las personas consideradas como poco cuerdas fuera de la vista, relegándolas a estas instituciones tras un superficial examen por parte de un juez donde sus voces raramente eran escuchadas.

En este contexto en el que el gran público general desconocían lo que realmente pasaba en instituciones como Blackwell, donde las enfermeras torturaban física y psicológicamente a las pacientes. Su testimonio, salpicado de nombres propios que con valentía Nellie Bly destacó, cambió la forma en la que el estado, avergonzado por esta gestión, intentaría silenciar y ocultar a los autores de tan numerosos crímenes.

Una prisión de por vida: aquella que atraviese estas puertas, que pierda toda la esperanza

Existen muchas perspectivas con las que abordar a la multidisciplinar autora de Diez días en la casa de los locos. Sin embargo, para no alargar innecesariamente esta reseña, dejadme que os hable de cómo su informe cambió rotundamente la vida de cientos de mujeres internadas en la Isla de Blackwell.

Elizabeth Jane Cochran, bajo el pseudónimo de Nellie Bly, escribió un largo reporte periodístico donde puso de manifiesto no solo lo fácil que es engañar a las autoridades para que te crean loca, sino también la imposibilidad que tiene cualquier mujer internada para conseguir salir del centro. Así, la joven Nellie de diecinueve años, solo tuvo que sentarse en una cama en un centro de trabajo, negarse a dormir y decir que todas las mujeres de allí le parecían locas para que la llevaran a la policía y de allí a un juez.

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Filas interminables del psiquiátrico en la adaptación cinematográfica Escaping the Madhouse: The Nellie Bly Story

Nellie, fingiéndose desubicada, le dijo al juez que estaba en busca de sus baúles. No hubo en su testimonio o conversación nada de inusual o raro, pero fue más que suficiente para ser ingresada en Blackwell, momento en el que la liberación se convierte en algo fuera de toda realidad posible. Y es que la periodista expone en este testimonio varios asuntos críticos para la sociedad de aquel momento y, por qué no, también de la actual.

Mujeres Sanas en un mundo enfermo: la indefensión en Blackwell

El primero de todos ellos es la indefensión de las pacientes. Nellie insiste una y otra vez a lo largo de su relato en el hecho de que hay varias mujeres internadas con ella que no están, ni mucho menos, locas. Sin embargo, la institución carece de los mecanismos suficientes como para evaluar a las pacientes, los médicos no dedican ni cinco minutos a sentarse con cualquiera de ellas y su presencia allí solo sirve para comprobar que su integridad física les permita seguir viviendo (ya que el seguimiento que hacen es tan poco exhaustivo que incluso pasan por alto las fracturas de costillas, marcas de estrangulamiento y golpes visibles que presentan las mujeres). En varios puntos del texto la propia Nellie insiste, como otras pacientes, en que se ponga a prueba su cordura para así poder salir del centro, pero los doctores designados las despachan como si fueran desvaríos de una desquiciada.

El segundo punto, y quizás uno de los más problemáticos y más relacionados con el anterior, es la incompetencia de los médicos del centro. Tal y como nos muestra Nellie Bly, los médicos jamás se preocupan por las pacientes. Bajo el pretexto de la falta de fondos escudan el hecho de que las mujeres enfermas de los pulmones sean sometidas a baños de agua helada, que no se las vista adecuadamente, que se las mate de hambre sistemáticamente y, sobre todo, que se desoigan sus peticiones por un trato médico justo y eficiente. Así, no solo pone de manifiesto la total desidia de los médicos para tratar sus heridas, fracturas, dolencias y enfermedades, sino que en varias ocasiones vemos cómo son estos mismos los que perpetúan los ataques.

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Nellie Bly en la adaptación cinematográfica Escaping the Madhouse: The Nellie Bly Story

De la frivolidad a la frontera de la inhumanidad: un viaje a lo más profundo de la maldad humana.

Nellie Bly puede parecernos un poco posh al principio de su relato. Al fin y al cabo, las primeras páginas nos muestran a una joven del todo inocente, más preocupada por su ropa que por otra cosa que hace gala de un total desconocimiento sobre la salud mental, el estilo de vida de las mujeres de clases más bajas y que cuenta con una extraña obsesión narcisista sobre el interés público que sugiere al comienzo su pequeño encierro. Sin embargo, en cuanto atraviesa las puertas de la isla de Blackwell se puede ver un inmenso cambio en su narrativa. Forzándose en recordar el nombre de los médicos y las enfermas, desprovista de un lápiz y una libreta en la que apuntar lo vivido, la autora reconstruye una historia de frío extremo, comida podrida, falta de alimentos, ausencia de sal en las comidas y la total permisión por parte del centro docente de que otras mujeres arrebaten su comida a sus compañeras y las dejen morir de hambre.

La ausencia de recursos económicos y la «caridad de una institución pública» de la que hace gala el centro como excusa para matar de frío, suciedad y hambre a las pacientes, a las que obligan a realizar todo el trabajo de mantenimiento y limpieza del edificio, no es excusa para el maltrato al que someten a las recluidas. Y es que en varios puntos de la obra Nellie Bly nos muestra cómo las enfermeras se aprovechan de aquellas mujeres con delirios para empujarlas a hacer cosas realmente horribles o que podrían meterlas en problemas, burlándose de sus alucinaciones o del trastorno que las haya traído ahí en un primer momento.

Por si esto fuera poco, la periodista da testimonio del trato vejatorio y las torturas perpetradas por las enfermeras a las pacientes: desde baños de agua helada y sucia donde una anciana demente te fregaba con un trapo por encima de la piel hasta palizas, arrancamiento del cabello, encerrarlas en un armario durante horas, estrangularlas, sentarse encima de ellas hasta asfixiarlas, obligarlas a desnudarse públicamente o, en el caso de otros pabellones, forzarlas a vivir entre excrementos y suciedad.

Todo esto ante lo que Nellie fue testigo durante esos diez días, era la tónica general del maltrato con el que las mujeres tenían que sobrevivir día tras día durante años, incapaces de suscitar ni la más mínima compasión de un médico por revisar su caso, incapaces de hacer frente al odio visceral con el que las enfemeras dominaban a cientos de pacientes desfavorecidas como ella.

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Tiranía de las enfermeras en  la adaptación cinematográfica Escaping the Madhouse: The Nellie Bly Story 

Nellie Bly y el impacto de su relato en la vida de las mujeres de Blackwell

El 9 de octunbre de 1887 el periódico The World publicó por primera vez la historia de Nellie Bly en diferentes fragmentos que iban apareciendo serializados. Su enorme éxito la llevó muy pronto a convertir este reportaje en un libro, varias veces reeditado, como el que tuve yo en mis manos gracias a Beetruvian.

La fascinación del público con Bly y su tapadera tuvo un enorme impacto en la sociedad del momento. No solo inspiró a cientos de mujeres a convertirse en periodistas de investigación como ella (dando lugar al término conocido como Girl Stunt reporting, sino que impactó directamente en la vida de las mujeres de Blackwell. Como menciona el libro, la institución empezó a recibir mucha nñas financiacion, se instalaron protocolos de admisión más rigurosos para la admisión y el tratamiento de pacientes y se realizó una extensa investigación sobre las condiciones del lugar.

Entonces ¿me recomiendas Diez días en la casa de los locos?

Definivitamente. Si bien el comienzo de la obra sorprende por la candidez, inocencia y falta de conocimientos que hoy consideramos básicos sobre la salud mental y la locura, uno debe ponerse en los zapatos de una joven de diecinueve años en pleno S. XIX para comprender la verdadera crudeza del relato que poco a poco se va desenrollando frente a nuestros ojos.

Diez días en la casa de los locos es un clásico para los amantes del periodismo, ya que su publicación cambió para siempre la forma con la que muchos profesionales destaparon todo tipo de malos tratos y crueldades generalizadas. Y al mismo tiempo la forma tan somera y resumida con la que la propia Nellie relata verdaderas situaciones de violencia y tortura te hace comprender (y agradecer) la suerte que tenemos hoy en día, en algunas partes del mundo, de no ser sometidas a una cárcel en vida por un traspié en tu vida, sellando para siempre tu futuro y tu libertad y ansiando, como muchas de las pacientes, la liberación que solo llegará con la muerte.

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