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Alexa entre las olas: reseña de una novela de romance sobre el mar

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Alexa entre las olas: reseña de una novela de romance sobre el mar

Breve resumen de Alexa entre las olas

Alexa está en un verdadero apuro: su estrés acaba de dispararse hasta provocarle otra gastroenteritis nerviosa, su mejor amiga Rebeca y ella prácticamente no se hablan y para colmo su ex, Carlos, un eminente cirujano, no quiere saber nada de ella.

Por eso cuando Rebeca le propone dejarlo todo seis meses e irse a trabajar a un pueblecito surfero de Portugal, no le parece tan mala idea. Alexa está convencida de que la experiencia le ayudará a reencontrarse consigo misma, lo que no esperaba era encontrar al amor de su vida en ella…

Bienvenidas al exótico… ¿Portugal?

TODOAlexa entre las olas está ambientada en Karra, un pequeño pueblo de Portugal que con tanto cariño describe su autora, Ana Cantarero. A través de los ojos de Alexa y sobre todo de los de Izan, descubriremos el paisaje y las costumbres portuguesas como su excelente café com leite o la idílica playa de Bordeira, un enclave de ensueño para los surfistas.

Izan, el monitor del campamento donde trabaja Alexa, es un amante del surf y un auténtico seguidor de las filosofías orientales, por lo que para darle más realismo a sus diálogos y sus clases, la autora se ha documentado profundamente acerca de las diferentes tablas de surf que existen y de los pasos necesarios para cabalgar tu primera ola.

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Uno, cuando me empuje la ola: apoyo las manos en la tabla a la altura de mi pecho, levanto el torso y arqueo la espalda. Dos: coloco el pie derecho en la marca trasera de la table; y tres: de un salto, apoyo el pie izquierdo en perpendicular formando un ángulo que no exceda los treinta grados.

El cariño con el que los personajes hablan de las playas portuguesas y de su capacidad para sanar el alma y los trastornos mentales de la propia Alexa es tal que son capaces de contagiarte la sensación de estar oliendo el mar y escuchando las olas romperse contra la playa durante toda la novela. La autora recrea ciertos puntos importantes, ligándolos a sentimientos o acciones concretas que luego revisita y recrea, haciéndonos sentir que somos parte de la acción. Por ejemplo, la primera vez que Izan y Alexa visitan la playa de Bordeira, este le dice que es un sitio especial al que va para relajarse y por eso cuando luego Izan desaparece, es obvio que tanto Alexa como la propia lectora decidan ir a buscarle a esa misma playa.

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¿Me podía enamorar de un lugar? ¿De un pedazo de tierra? Esa mañana junto a Izan no habría sabido qué contestar. Meses después descubiría que el enamoramiento no se ceñía en exclusiva a las personas ni a las relaciones. El amor es tu propia respuesta refleja cuando miras el mundo con pasión.

El narrador doble al que estamos acostumbradas.

Alexa entre las olas nos ofrece una visión doble de la relación amorosa en un porcentaje de un 80% por parte de Alexa y un escaso 20% por parte de Izan. Los capítulos de él se limitan exclusivamente a los momentos en los que, debido a un conflicto de la trama, la autora quiere aclararnos cuál es la perspectiva del joven surfero a lo largo de la novela. Sin embargo, la voz cantante de la narración la llevará siempre Alexa, realizando un flashback a través de las canciones de The Doors que recibe en el pen-drive de su verano al lado de Izan.

Para añadirle dinamismo y rapidez a la narración, la autora vuelve al presente entre capítulos, creando potentes cliffhangers que te engancharán a lo largo de la trama para saber por qué él le odia, que decisión tomará finalmente Alexa y si se decantará por el perfecto ex o no.

La novela romántica más realista que leeréis.

Ana Cantarero es psicóloga, y vaya que se nota en su forma de escritura. A lo largo de las páginas, la egoísta e insegura Alexa se va desplegando alrededor de la psique del lector como una mujer cargada de defectos que no deja de destrozar cualquier relación que toque. Pero lo que más te sorprende de Alexa es que se trata de una mujer real.

Dile adiós a la mujer perfecta y altamente seductora con una amiga genial que nunca tiene problemas y que no es consciente de lo preciosa e inteligente que ha sido a lo largo de toda su vida hasta que aparece él para recordárselo. Alexa es un auténtico desastre y Ana Cantarero no deja de hacer uso de sus conocimientos de psicología para demostrárnoslo. Así pues la crea completamente obsesiva, con una tendencia a crear relaciones dependientes y tóxicas con sus amigas, egocéntrica y al mismo tiempo con una potente carencia de autoestima y, para colmo, hipocondríaca. Sus habilidades para llevarla al realismo más extremo no admiten contemplaciones: veremos a Alexa tanto surfeando como narrándonos al detalle su ataque de gastroenteritis en el baño o sus momentos picantes con Izan.

Alexa es la típica mujer de ciudad que nunca ha sabido lo que ha querido: ha estudiado una carrera que no le motiva para acabar trabajando de algo que no le gusta. Su manera de ver la vida es tóxica y autodestructiva y además se cuelga terriblemente de la idea de que ella, al igual que una princesa Disney, sin su “Carlos”, no es nadie. Y es raro darte cuenta de que puedes reconocer rasgos de amigas tuyas o, lo admito, rasgos tuyos en una joven absolutamente maníaca que se automedica con lorazepam o paroxetina.

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Se me revolvió el cuerpo hasta el punto de sufrir una gastroenteritis durante más de diez días. La flora intestinal se me fue a Cuenca y treinta años de vida, por el retrete. Entre visita y visita al señor Roca, conté y conté para no pensar. Conté los botones de toda mi ropa (223). Conté los de la ropa de Rebeca (193 y medio corchete que colgada partido de su abrigo militar). Conté baldosines de la cocina (440), libros de la estantería (150) y pelotillas en mi pijama de felpa (96). Conté y conté hasta que mi cerebro hizo clic. El señor Orgullo se revolvió en contra de mí y me empujó a cometer uno de los grandes errores de mi vida.

El amor es más complejo de lo que te han contado, Loverboy (spoilers ahead!)

Si algo llama la atención de Alexa entre las olas es precisamente su realismo a la hora de afrontar las relaciones sentimentales, dejando de lado la sobresimplificación que hay a menudo en el género: ni la ex de él es una lagarta malvada que usa los trucos más bajos para recuperarla, ni el ex de ella es un potencial maltratador con el que pegarse una noche de verano. Por primera vez, en Alexa entre las olas, asistiremos a lo que es apegarse a una relación no por amor, sino por el sentimiento de seguridad. Descubriremos cómo el sexo, la pasión y el deporte pueden sanar una mente siempre angustiada y veremos a los personajes tomar duras decisiones que nos harán dudar hasta el final.

Alexa entre las olas pone la guinda a la normalización de muchas cuestiones que no se tratan de forma habitual en novelas del género: la bisexualidad de Rebeca, la cual siempre ha estado con hombres y que descubre la felicidad al lado de una chica que parece odiar a todo el mundo.

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Yo no te he ocultado nada. Cat es la única mujer con la que he mantenido relaciones sexuales. Me gustan los tíos, y, sí a veces he sentido algo raro por las mujeres, y recuerdo que, borracha, besé a una tipa en un concierto; pero no sabría qué etiqueta poner a todo esto.

Al mismo tiempo, nos presenta a una protagonista que es nueve años mayor que el protagonista masculino. Al hacer esto, una podría pensar que en Alexa entre las olas se ha perdido la sensualidad paternal del hombre mayor cuidando de su enamorada, pero nada más lejos de la verdad. Izan es más maduro y templado a su manera y lo mejor de su relación es que uno cuida siempre del otro: ambos tienen profundos defectos y realizan tonterías a lo largo de su relación, ambos se aferran al rencor en cierto punto y ambos consiguen dejarlo atrás y seguir adelante por fidelidad al amor que se profesan.

Por otra parte, Alexa entre las olas es uno de los poquísimos libros en los que nos encontraremos con todo un abanico de manifestaciones sexuales generosas en las que interviene la masturbación, el sexo sin penetración y otra serie de juegos que en el género más convencional nunca se dan.

Además, Ana Cantarero y Alexa entre las olas pone de manifiesto la enfermedad de la depresión y qué ocurre con aquellos que se quedan atrás. En varias ocasiones Alexa nos deja entrever que lo más posible es que su madre se suicidase aquella tarde en el mar. Como consecuencia, Alexa continuamente piensa que ella no merece el amor de la gente que le rodea y acaba desarrollando toda una recua de efectos psicosomáticos al estrés y la ansiedad (como el hecho de rascarse nerviosa siempre que algo le molesta). De alguna forma, Alexa entre las olas pone de manifiesto el peligro de la depresión, lo fácil que es caer en la culpa y la necesidad de “seguir remando” y luchando para no dejarte llevar por la negatividad y acabar sepultada por la culpa.  

Una edición de lujo con un comentario genial de la autora

Ya conocemos en este blog las ediciones de lujo a las que nos acostumbra el sello editorial de Phoebe Romántica: tapa blanda de buena calidad, con una portada brillante y llamativa y un interior simplemente genial en el que no hemos encontrado ni una falta tipográfica o un problema de estilo.

Además, la autora, anticipándose a las peticiones de sus lectoras, facilita al final del libro la dirección de su página web donde ha recogido todas las canciones de los 60 y 70 que menciona Izan en la ola. Ideal para ir escuchándolas mientras van apareciendo a lo largo de la novela.

Mi opinión sobre Alexa entre las olas

Vamos a ser francas y sinceras: Alexa entre las olas es una novela de romance erótico que puede que no le guste a muchas fans acérrimas al género inmutable. Personalmente a mí me ha encantado. Desde el bofetón de las primeras páginas en las que te ríes al ver a Alexa buscar desesperada a Lorena Sanz en Facebook como harías tú hasta el momento en el que se entera de que está embarazada solo transcurren un par de páginas, y desde ese momento ya estás enganchada a sus páginas. Alexa entre las olas es una novela que te aporta algo, en la que realmente te planteas si los personajes acabarán o no juntos al final y con una reconciliación que, aunque sí que se me antojó un poco apresurada, acabó sorprendiéndome.  

Una novela real acerca del amor, la dependencia, la depresión y sobre todo las relaciones de amistad tóxicas que una puede desarrollar, con un protagonista masculino culto, hippy y muy diferente del macho ibérico prototípico y que sin lugar a dudas a mí ha acabado por conquistame.

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