HEREDERA. HERRERA. JINETE. PROSCRITA.
Nacida para gobernar y bendecida por el fuego, Aemyra ha crecido oculta en una forja, sirviendo como herrera a la espera de la muerte del monarca para vincularse a un dragón y recuperar el trono que le pertenece por sangre. Sin embargo, cuando la oportunidad se presenta, el plan que cuidadosamente había confeccionado se ve frustrado y se desata una guerra de conjuras perversa y lealtades políticas.
Su mayor adversario, el príncipe Fiorean, es un conocido jinete de dragón y un poderoso dùliaech. Frío, arrogante y férreo defensor de su corrupta familia, representa todo lo que Aemyra odia. Pero mientras el caos se hace con la corte, se impone una alianza con la que ninguno de los dos está de acuerdo, una que pronto se convierte en algo mucho más peligroso de lo que esperaban.
Tras las líneas enemigas y sorprendentemente atraída por el que fue su rival, Aemyra descubrirá cuan podrido y extenso es el mal que asola su pueblo, así como los sacrificios que deberá hacer para recuperar su trono y convertirse en la primera reina en siglos.
La respuesta corta es sí. Un destino forjado a fuego no es una novela perfecta —tiene sus momentos de impulsividad forzada y giros que dependen demasiado del carácter temperamental de Aemyra—, pero lo compensa con un worldbuilding sólido, raíces celtas muy bien integradas y una crudeza inesperada para lo que a primera vista parece una historia juvenil.
Si disfrutas de la fantasía con dragones, vínculos sagrados y un fuerte trasfondo feminista, vas a encontrar aquí una lectura que engancha y sorprende. Y si además te atrae ese aire de “épica celta reinventada” con diosas, dragones, fuegos perpetuos y luchas contra religiones opresivas, entonces este libro está hecho para ti.