Además, en ciertos momentos, la forma en la que se habla de Leah me ha recordado a Lolita de Nabokov. Cómo se describe sus sonrisas, su afición a las piruletas de fresa con forma de corazón, etc.
En definitiva creo que la novela es entretenida y la historia de amor no está mal, pero el tratamiento del trastorno de shock postraumático no me parece el correcto.