El inquisidor Glokta, convertido en un cínico tullido tras su paso por las cárceles de los enemigos de la Unión, es ahora a su vez un eficaz torturador capaz de extraer información de cualquiera. A su vez, el capitán Jezal dan Luthar no ha hecho otra cosa en su vida que desplumar a sus amigos jugando a las cartas y soñar con la gloria de vencer en el Certamen de esgrima. Pero se está fraguando una guerra, y en los campos de batalla del Norte la lucha se rige por normas mucho más sangrientas... Logen Nuevededos, infame bárbaro de pasado sangriento, acaba de perder a sus amigos y está decidido a abandonar sus tierras y dirigirse al Sur, pero los espíritus le advierten que lo busca un Mago de los Viejos Tiempos... Sus historias se entrelazan en una fantasía negra repleta de acción y personajes memorables. «Joe Abercrombie es fantástico.» George R.R. Martin
Lo más imperdonable de todo esto es que desafortunadamente, el autor tiene grandísimas ideas. Sus comentarios anticapitalistas que tan bien explotaba en Un poco de odio ya se empiezan a traslucir aquí mostrando la pobreza y las diferencias de clase a las que se ven sometidos los campesinos de la Unión. Es fascinante ver lo que se escandaliza Logen el Sanguinario al ver a gente muriendo de hambre por las calles o incluso comprender cómo funciona el órgano de gobierno de La Unión. Pero está clarísimo que Abercrombie no escribió esta obra para ser una trilogía, sino un libro largo y enorme que, para que cupiera impreso en una obra manejable, partieron en tres siguiendo el ejemplo de los europeos con África: con regla y cartabón sin tener en cuenta el contenido.
Y es que lamentablemente La voz de las espadas me hace reafirmarme en mi opinión anterior sobre la saga: sí, quizás no sea muy inteligente empezar por Un poco de odio, una obra que trata de los conflictos de los hijos y los nietos de La primera ley, pero vaya, sin lugar a dudas es lo más acertado.