Tana vive en un mundo en el que existen ciudades amuralladas llamadas Coldtowns. En ellas, monstruos y humanos coexisten de un modo decadente en el que tan pronto eres depredador como presa. Y una vez cruzas sus puertas, jamás puedes salir.
Una mañana, tras una fiesta en apariencia bastante normal, Tana se despierta rodeada de cadáveres. Solo hay otros dos supervivientes de la masacre: su insoportablemente entrañable exnovio, infectado y al límite, y un misterioso chico que carga con un terrible secreto. Para salvar sus vidas, a Tana no le va a quedar más remedio que ir directa al opulento y cruel corazón de la mismísima Coldtown.
Puedes o no sentir empatía por la protagonista o conectar más o menos con la relación romántica que subyace como telón de fondo en La chica más fría de Coldtown. Sin embargo, si de algo estoy completamente segura, es que se trata de una novela que te apasionará si uno de tus placeres culpables fue ver Crepúsculo en su momento y soñar con la idea de pasarte el resto de tu vida sin temor a que esta algún día acabe.
Estoy deseando que salga la segunda parte. Supongo que, mientras tanto, siempre nos quedará revisitar la Saga de los habitantes del aire.