or el resto, Jugando a las casitas es dulce, con una precisión técnica maravillosa y comentarios de la autora después de cada una de las historias. La edición de Fandogamia incluye además varias notas del traductor para ayudar a los menos aficionados al mundo de nipón a entender algunos detalles como cuándo es el festival de Tanabata, etc. Está impreso en tapa blanda, formato manga con cubierta con solapa y, como siempre, pequeños guiños interiores por parte de la autora.
Si te gustan los shojos pero no quieres meterte en una colección larga y cargada de giros de guión de forma injustificada, entonces tienes que hacerte con Jugando a las casitas. Este manga condensa en cinco historias los momentos más tiernos del mundo del romance estudiantil con una calidad artística de lujo. ¿Acaso podríamos pedir más?