Lymond es un personaje suficientemente carismático como para hacerse un hueco en el corazón de todos los lectores; es suficientemente atractivo como para conquistarnos y es suficientemente inteligente como para robarnos un suspiro.
Así que, sí, Juego de Reyes no es una novela fácil. Pero de nuevo, nada que merezca la pena lo es. ¿No es cierto?