Parecen sesiones de terapia de grupo normales. Una terapeuta y cinco pacientes sentados en círculo, compartiendo experiencias y miedos. Pero ¿y si los monstruos que los acosan no son figurados? ¿Y si su único trastorno es ser capaces de ver lo que no se puede ver, el mundo que hay al otro lado? Humor y verosimilitud en una historia malsana que arranca en el filo de nuestra rutina y nos deja a las puertas del manicomio. Traducción de Juan Manuel Salmerón, cubierta e ilustraciones interiores de Luis Bustos, y presentación de Marina vivó.
Estamos todos de puta madre es una novela entretenida y muy ligera de leer ideal para todos aquellos que se hayan sentido en algún momento fuera de lugar. El autor sienta las bases de lo que podría haber sido incluso una fascinante saga basada en horripilantes historias personales, pero lamentablemente solo llega a rozar la superficie de lo que podría haber sido con esta obra.
Sin duda, hubiera querido leer mucho más, pero lo que está claro es que la novela, está de puta madre.