«Yo no he escrito este libro. Lo he robado.»
Una rica coleccionista encarga a un hombre que encuaderne tres manuscritos con una condición: que no los lea. Pero cuando se entera de que la mujer ha muerto –algunos dicen que asesinada–, el encuadernador rompe su promesa. Queda tan impresionado –y perturbado– por la lectura de los manuscritos que decide publicarlos bajo el título de CRUCES.
Cruces es el nuevo misterio literario: una aventura histórica, una historia de amor, un romance fantástico que desafía los géneros literarios para trasladarnos a un mundo de misterio, amor y venganza a lo largo de tres siglos y por múltiples escenarios.
Siete vidas. Tres manuscritos. Dos almas que se buscan. Un asesino…
—Quiero vivir la vida de otra persona. No quiero vivir la mía. Es demasiado dolorosa. ¿Es que no lo entiende? Cuando me miro al espejo, me veo con los ojos de otro, los ojos del hombre que me amaba, el hombre al que perdí, el único hombre al que amé nunca. Me duele verme. No puedo apagar la llama del amor que llevo dentro. Cada vez que me veo es un recordatorio más de ello.
Durante mis años de labor clínica me había encontrado con los rescoldos de muchos amores interrumpidos. Pero el de Madeleine era diferente: se trataba de un alma que amaba, que se entregaba, por completo. Era algo tan poco habitual que desee quedarme allí, al calor de su brillo. Aunque a la vez lo percibí con cierta prevención: un amor de esa magnitud era lo bastante poderoso como para calcinarlo todo a su paso y dejar solo cenizas.
Una frontera es una ficción, pero una ficción que, a su manera, puede significar para algunos la diferencia entre la vida y la muerte.
—Tú, que eres poeta, ¿no ves que todas las almas humanas tienen el poder de cruzar? Cuando miras a los ojos de otra persona, ¿no sientes en la boca del estómago una especie de anhelo tan poderoso que te da miedo? Cuando estamos entre personas educadas, ¿no evitamos las miradas precisamente por el vértigo que nos produce mirarnos a los ojos? Y ese vértigo, ¿no es, más que el miedo a cruzar, el miedo al deseo de cruzar? ¿Es que nuestras almas no se buscan las unas a las otras en su lucha por la libertad de cruzar?